Escribe Jesús Chirino
Cuando escribamos la historia de quienes, desde categorías provenientes de las ciencias, han pensado y escrito acerca de nuestra ciudad y su región caeremos en cuenta que no puede obviarse el nombre de la doctora Encarnación Sobrino quien, lamentablemente, falleció el pasado 19 de octubre a la edad de 79 años.
Entre los que investigaron lo nuestro
Sin lugar a dudas que Sobrino ocupa un lugar destacado entre los intelectuales que desarrollaron estudios de problemáticas propias de nuestra región. Para fundamentar esta afirmación basta recordar que desde el Centro de Investigaciones del Inescer dirigió importantes investigaciones en el campo de las Ciencias Sociales que merecieron el apoyo del Conicet y Conicor y la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la provincia de Córdoba. Entre esos estudios se encuentran títulos como: "Formas de trabajo en la explotación familiar tambera. La cuenca lechera de la zona de influencia de Villa María", "Dinámica de las relaciones sociales en el campo y desarrollo capitalista. La articulación campo/ciudad en la zona de influencia de Villa María", "Formas de producción y de reproducción social de los sectores populares. El llamado Sector Informal en aglomeraciones urbanas intermedias" y “Trabajo informal y desarrollo local”. En la misma línea, es decir ocupándose de problemáticas locales y regionales, desarrolló los estudios necesarios para diagnosticar las necesidades educacionales a fin de que el Inescer naciera con una oferta educativa que promoviera el desarrollo local y regional. En este sentido la contribución de Sobrino, junto al pedagogo Angel Diego Márquez -su marido- y quienes les acompañaron, fue de trascendencia dado que con la irrupción del Inescer en la escena social local se concretó una oferta educativa que dejó de lado la formación de docentes para enfocarse en el desarrollo de tecnicaturas de Nivel Superior.
A todos los trabajos mencionados deben sumarse las innumerables ponencias que Sobrino, a lo largo de su fructífica vida intelectual, presentó en congresos y seminarios de Ciencias Sociales. En las mismas supo abordar diferentes problemáticas y, es de destacar, en mucho de ellos partió de la problematización de la realidad regional. En cuanto a las temáticas desarrolladas en esas presentaciones son diversas, desde la innovación en educación hasta el impacto de las nuevas tecnologías de la comunicación y las desigualdades socioeducativas. Pero, lo que se pretende destacar en este artículo, es que Sobrino reflexionó y escribió, desde las Ciencias Sociales, acerca de temáticas que tenían su anclaje en la realidad local y regional. Todo esto más allá de sus otros innumerables trabajos intelectuales en los cuales supo ocuparse de otro tipo de cuestiones, y que fueran publicados en diferentes idiomas.
Como mujer de las Ciencias Sociales, con una importante producción intelectual, que desarrolló estudios acerca de nuestra realidad produciendo conocimientos sobre diferentes problemáticas locales y regionales, participa de un conjunto de estudiosos villamarienses que pensaron, desde categorías científicas, nuestra realidad como ciudad y región antes de la creación de la Universidad Nacional de Villa María. Tradición intelectual que integra, entre otros muchos, el maestro Arnoldo J. López que en 1939 editó su libro “Analfabetismo y miseria. Pan-Ropa-Techo-A. b. c. d. e.” en el cual presenta información acerca de la problemática del analfabetismo en la ciudad y zona rural aledaña. Al nombre de López se agregan muchos otros que desarrollaron trabajos sistemáticos, con rigor metodológico, acerca de temáticas locales. A modo de ejemplo de aquellos que pensaron, con sistematicidad, nuestra realidad podemos mencionar a Antonio Sobral, Bernardino Calvo desde la historia, Nicolás Repetto que nos dejó “Mi paso por la agricultura”, Roberto Tais con sus trabajos de estadísticas. Claro que estos nombres no son los únicos que forman parte de la referida tradición intelectual que, como dijimos, integra Encarnación Sobrino.
Pasión por la educación
Pero Sobrino no sólo desarrolló investigaciones, también se dedicó con mucho empeño a la acción educacional en diferentes instituciones. Más allá del ejercicio de la docencia en universidades de distintos países, en el caso de Villa María dictó clase en instituciones dependiente de la Biblioteca Bernardino Rivadavia y también en el Inescer, el Instituto Antonio Sobral y la UNVM. En el caso de esta casa universitaria formó parte de la comisión que impulsó su creación y participó del debate que se produjo en relación al diseño institucional de la misma. En ese contexto escribió "algunas ideas que permiten sustentar un determinado modelo de Universidad Nacional para Villa María".
Trabajó incansablemente por la educación de jóvenes y adultos promocionando la misma en diferentes puntos del país y produciendo material teórico acerca de la misma. A la hora de describir su entrega a la docencia parece oportuno citar al pedagogo brasileño Paulo Freire cuando escribió que “la de enseñar es una tarea profesional que exige amorosidad, creatividad, competencia científica, pero que rechaza la estrechez cientificista, que exige la capacidad de luchar por la libertad sin la cual la propia tarea perece”.
Quienes fuimos alumnos suyos sabemos del amor por la libertad que nos ayudó a construir. Pero también podemos recordar lo que escribió Diana Soriano en el libro “Los caminos de Paulo Freire en Córdoba”, editado de manera póstuma por Eduvim. En relación a Sobrino le agradece “que con su generosidad de saber condujo incansablemente mis ideas, apoyando mis decisiones y enseñándome a dar pasos importantes en la tarea intelectual e investigativa”.
Sobrino compartió una concepción de educación con su compañero, Angel Diego Márquez, que en octubre de 1986 escribió en EL DIARIO que debemos educar “para que el hombre logre superar la cotidianeidad y sea capaz de alcanzar la significación dramática de su existencia. Eduquemos - en síntesis- para vivir la vida como riesgo existencial”.
Así educó y vivió Encarnación.