Escribe: Diego Pellegrini (h)
Era una final y aunque no había en juego ningún título, ambos equipos lo tomaron como tal, teniendo en cuenta que los dos llegaban en el fondo de la tabla, pensando en la clasificación.
Y dentro de este marco de dramatismo por los flojos rendimientos demostrados a lo largo del campeonato, Alem fue más fuerte y se pudo alzar con un triunfo que vale más que una victoria. Fue 1 a 0 sobre Rivadavia y de esta forma el “León” no sólo sumó importante puntos, sino que se metió entre los primeros cuatro clasificados de la Zona B, ya que los de arriba no ganaron (Yrigoyen y San Lorenzo).
Quien quedó al límite del abismo es el conjunto conducido por Marcelo Santoni, respaldado por los dirigentes del “Verde” al término del partido ya que con las derrotas consecutivas mira a todos desde abajo, aunque todavía tiene minúsculas chances de clasificación.
Al partido lo terminó ganando Alem por la mínima diferencia, esa que sacó en el final de la primera etapa Alvaro Nievas. Antes de esto, una partida muy floja, con poco juego asociado por parte de los dos equipos.
Quien se destacaba era Juan Tissera, un juvenil que atacaba con pelota al pie y entregaba a sus compañeros balones importantes, pero nadie aprovechaba. El pibe jugaba a otra cosa en cada ataque “verde”, pero no tenía socio alguno para la definición. Por ese motivo, salvo una “pifia” de Rodrigo Santoni prácticamente mano a mano con Giraudo, más un desborde de Franco Rojas que nadie pudo empujar al gol, Rivadavia no alteró la existencia del uno local.
Por el lado del “Tricolor”, también le costaba en cada ataque, porque los encargados de la creación no estaban “finos”, por ende en cuanto a chances de peligro, prácticamente nulo.
Pero cuando caía el telón del primer acto, un tiro de esquina perfecto de Mayco Dichiara, casi se mete olímpico, pero las manos de Marcelo Berardo lo impidieron. En el rebote apareció Nievas, para abrir el marcador, generando la locura villanovense.
En el complemento, Rivadavia se encargó de hacerle saber a su rival que vendería cara la derrota. Con Gustavo Cerutti en cancha, el visitante arrinconó por momentos a un “León” que decidió cuidar ese gol tan preciado, retrasando sus líneas, parándose de contra.
Los centros comenzaron a caer en el área defendida por el “Mono”. Allí fue cuando la victoria de Alem estuvo en jaque, teniendo en cuenta que el local no reaccionaba. Lo tuvo Matías Rojas, también Cerutti y hasta Santoni, pero la pelota siempre terminó con destino incorrecto para los de Arroyo Cabral.
Claro que el partido se podría haber terminado si Nievas, tras eludir a Berardo, hubiese rematado al gol. El delantero lo perdió, luego de partir en presunto fuera de juego y de esa manera los fanáticos locales no lo podía creer.
Rivadavia se fue desorganizando con el correr de los minutos, colocando a los centrales Márquez y Garis como centro delantero prácticamente. Eso hizo que los centros se acrecienten, pero el empate nunca llegaría.
Sobre el final, Leandro González, quien saltó desde el banco local, tuvo un par de intervenciones importantes, como la clara infracción dentro del área que le cometió Matías Rojas y Aldecoa no vio, pero el resultado ya estaba puesto y nada más sucedió.
Rivadavia quedó malherido de cara a la recta final del torneo y Alem con más vida que nunca, sabiendo que el campeonato le dio otra chance y ahora no la puede desaprovechar.
La figura
Juan Tissera
El juvenil rompió el molde del partido y se destacó por su juego, gambeta y atrevimiento para aparecer en un partido en donde nadie pudo hacerlo. El “pibe” demostró actitud, aunque se quedó físicamente en el segundo tiempo. En el local, Alvaro Nievas por el gol y despliegue, aunque falló un gol increíble, tras eludir al arquero.
El árbitro
Claudio Aldecoa
Tuvo un par de decisiones que empañaron su jornada. Debió expulsar a Márquez, por reaccionar contra Julio Martínez tras una fuerte infracción. Sobre el final Matías Rojas le cometió penal a González y en la siguiente jugada lo “cortó” de atrás, lo que era también para roja. Durante el desarrollo del partido alternó buenas y malas.