Entrevista: Nancy Musa
Estuvo en Villa María para sentarse en la mesa principal del plenario de su partido realizado en la sede del Hotel Amerian.
En horas del mediodía del viernes, Oscar Aguad se dispuso a responder nuestras preguntas. Un café compartido en un bar céntrico y una charla que se extendió por más de una hora.
Sonriente, relajado y con un tono pausado fue contestando uno a uno los interrogantes tirados sobre la mesa.
¿Va a ser candidato a gobernador?
No me parece que sea el tiempo de hablar de candidaturas, yo estoy abocado a tratar de construir una herramienta para que la sociedad pueda expresar su vocación de cambio y que esa herramienta pueda ganar las elecciones.
Eso es lo más importante, las candidaturas vendrán después.
El radicalismo insiste en decir que es la columna vertebral del frente, algo que no le cae bien a los otros partidos.
El radicalismo es un partido que tiene una gran importancia territorial y eso le da cierto privilegio. Pero, el candidato tenemos que tratar que responda a lo que la gente está pidiendo y puede no ser radical, porque si insistimos en eso de la columna vertebral vamos a seguir cometiendo errores.
Como hicimos en Marcos Juárez con un candidato que no es radical y le ganamos a un frente que llevaba más de veinte años gobernando.
Si seguimos haciendo partidismo sesgado nos estaríamos equivocando.
Hay un número importante de radicales que no se traga la alianza con el PRO.
El tema es qué dicen nuestros electores, porque pareciera que hay dirigentes que van para un lado y los que nos votan van para otro.
El radicalismo se tiene que reconciliar con sus votantes. Tiene que expresar a sus votantes y representarlos. Los votos que en Córdoba tiene el PRO hoy son votantes radicales.
Y si no interpretamos eso, vamos a seguir cometiendo errores.
¿No existe una cuestión de diferencias ideológicas fuertes en este caso?
Hoy, que la Argentina tenga un alto índice de inflación, que la actividad económica esté paralizada, que haya una terrible inseguridad y que la gente tenga preocupación por el empleo, tiene que ver con una sola cuestión y no es ideológica.
Tiene que ver con el programa de gobierno y fundamentalmente con el programa económico.
Es lo que ha fracasado desde el menemismo hasta estos días.
Ese es el cambio que la gente quiere. La gente quiere vivir en paz, trabajar y que le alcance para llegar a fin de mes. Y nosotros tratamos de cumplir un programa de gobierno en un frente electoral que resuelva esos problemas.
Y yo soy dirigente político para eso, para que se resuelvan los problemas.
La obligación que tiene un dirigente político es resolver los problemas que tiene la sociedad. Hoy, alguien se sorprendió porque yo lo elogié a (Eduardo) Accastello.
Accastello ha gobernado bien, si no la gente no lo hubiera acompañado, obviamente que todas las cosas no se pueden solucionar, en Villa María hay que plantear que se va a continuar con todas las cosas que estuvieron bien hechas y que las cosas que no se hicieron habrá que hacerlas.
De eso se trata la continuidad democrática.
Lo mismo piensa para la provincia...
Por supuesto. A ver, yo del Gobierno de Kirchner soy un acérrimo adversario, pero en lo económico.
Pero hay cosas que están muy bien, la Asignación Universal por Hijo es muy buena, hay planes sociales que son muy buenos y hay que continuarlos.
Ahora, el populismo económico que es distribuir sin generar riqueza finalmente termina empobreciendo a la sociedad y es una estafa.
Hay que distribuir, pero primero hay que crear la riqueza y saber que la distribución se hace a través del salario.
Los planes sociales son como un ancla para que el que los reciba no pueda salir de ese lugar.
El trabajo y el salario les permite a la gente ascender socialmente.
Esa es la diferencia que yo tengo con los Kirchner, tuvieron una oportunidad extraordinaria para desarrollar el país y no lo hicieron.
Pero hicieron cosas bien y el Gobierno provincial lo mismo.
Cree, realmente, que vamos a tender a la continuidad de determinadas políticas de Estado o seguiremos adelantando y retrasando...
Si no lo hacemos, seguiremos provocando la decadencia del país. El país viene en una prolongada decadencia, culpa de su dirigencia y de la sociedad que no da los dirigentes que reclama.
Espero que este sea el momento de aprender las lecciones de la historia.
El populismo es un problema para la Argentina. La Argentina es un país lleno de riquezas que su dirigencia lo que ha hecho en los últimos 70 años es dilapidarla como si fuera una gran herencia, sin reponerla y sin reproducirla.
Entonces, toda la clase política de los últimos años es responsable de lo que usted dice.
Sí, incluido el radicalismo. El radicalismo y el peronismo, los dos han aplicado políticas populistas, el peronismo quizás tenga mayor responsabilidad porque lo hizo mayor cantidad de tiempo, pero el radicalismo no es ajeno a esto.
El desarrollo es una cuestión integral, no es un número, es integral porque incluye las políticas educativas, las políticas sociales, la calidad institucional. Tiene al hombre en el centro del escenario, pero no para adorarlo, sino para permitirle que el hombre pueda ascender.
Para llegar a esto, lo primero que hay que hacer es sacar a la gente de la pobreza y para sacar a la gente de la pobreza hay un sólo método: trabajo en blanco, salario digno, vivienda y acceso a las redes comunitarias mínimas: agua, gas y un sistema de salud integral.
La Argentina necesita el cambio y tenemos todo para hacerlo. Nosotros debemos ser uno de los cuatro o cinco países del mundo que tenemos todo.
Y desaprovechamos todo.
Hoy, se dice que la oposición son los candidatos de las corporaciones...
No es cierto eso. Lo que pasa es que el Gobierno detesta a las corporaciones. Pero las corporaciones existen y tienen finalidades propias y defienden sus propios intereses. Y el Gobierno es el que tiene que defender los intereses de todo. El sistema es así. Al mercado hay que defenderlo y a las empresas que forman parte de la organización social hay que defenderlas.
Porque tanto el Estado como las empresas son las que construyen los puestos de trabajo que necesita la sociedad. El sector privado de trabajo y por eso hay que organizar al Estado por un lado y a la sociedad civil por otro.
El Estado es el que brinda los servicios esenciales y hace que los derechos que están en la Constitución se cumplan.
Cómo analiza la situación de acá a 2015, tanto a nivel económico como a nivel electoral.
Complicada a nivel económico, porque este Gobierno ha consumido los stocks del país y está en dificultades para seguir dando lo que daba. Se consumieron la riqueza.
De todas maneras, una cosa es si arreglan con los holdouts o si no arreglan con los holdouts.
Si arreglan van a conseguir endeudarse para financiar el gasto público. Si no lo logran, el país está en graves dificultades porque no tiene los recursos para llegar, necesita por lo menos quince mil millones de dólares.
En el plano electoral ve una fragmentación similar a la de 2003.
No. Creo que no. Me parece que finalmente se van a construir dos frentes electorales importantes.
Acá hay dos contradicciones que hay que resolver. La primera es continuidad o cambio. Ahí, digo, el radicalismo tiene la responsabilidad de construir un frente electoral que exprese el cambio. En una primera etapa el frente es sin peronismo, pero no descarto que en una segunda etapa, antes de las elecciones, también pueda haber peronismo.
Todo depende de las dificultades que tiene el país.
El peronismo viene de dos fracasos muy grandes, tanto el menemismo como el kirchnerismo han fracasado por dos lados, uno por derecha y otro por izquierda. Al peronismo le va a costar mucho demostrarle a la gente que no son más de lo mismo.
La gran alternativa que tiene la Argentina hoy, es populismo o desarrollo.
¿Es posible gobernar con el peronismo de oposición?
Claro que es posible. El que no puede gobernar es porque no tiene un programa de gobierno. Y por eso fracasó la Alianza. La Alianza fracasó porque era convertibilidad sin corrupción. Y eso no es posible, como hoy no es posible el kirchnerismo sin corrupción. En el fondo los dos modelos son iguales.
Pero hay una dirigencia corrupta que va más allá de los partidos...
Totalmente, la corrupción es un flagelo que impide el desarrollo, pero no es la causa del subdesarrollo. La corrupción es un flagelo que hay que abortarlo, pero nosotros no le podemos decir a la gente que sacando la corrupción se soluciona todo.