La situación viene dándose hace mucho tiempo y era conocida por EL DIARIO desde hace unas semanas, pero los vecinos que se sienten afectados querían esperar para darla a conocer públicamente porque pretendían obtener una respuesta del Estado que nunca llegó. Entonces, ayer hablaron.
Reunidos en una vivienda de calle Las Magnolias al 300, Dahyana Sosa, Griselda Sánchez, Mirtha Rótolo, Mirtha Coyos, Martín Páez y María Bergero, entre otros, señalaron que deben padecer diariamente la falta de respeto de vecinos que “usurparon terrenos hace dos años y hacen sus necesidades en la calle”.
Además de esas escenas que, aseguran, deben observar todos los días, expusieron que los ocupantes de las terrenos aledaños, pertenecientes a la comunidad paraguaya, “viven con la música a todo volumen, hacen largas fiestas de viernes a domingo y tiran basura a la calle”.
De acuerdo a lo que relataron ayer a este matutino, todo comenzó hace dos años y consideran que la situación ha persistido y se ha agravado con el correr del tiempo, rompiendo la normal convivencia ciudadana.
“Llegaron, usurparon terrenos y en dos días levantaron sus casas, aunque sin baños”, narraron, y precisaron que esto involucró a cinco lotes y en cada uno de ellos residen varias familias. Calculan que, en total, se trata de más de 50 personas.
“Todos los fines de semana hacen fiestas. Arrancan los viernes a la mañana y se extiende hasta los domingos a la noche. A esos encuentros vienen muchas más personas para sumarse a la fiesta”, aseguraron. “Vienen de otro lado, salen borrachos en moto a hacer compras”, acotaron.
Afirmaron que es común verlos hacer sus necesidades en la calle, ante la falta de sanitarios. “Cuando llueve, se producen charcos y hemos visto que orinan ahí. Nosotros tenemos miedo por nuestros hijos chiquitos”, contó una mujer.
Cuando se les preguntó si habían dialogado con estos vecinos para tratar de acordar pautas de convivencia, sólo una de las entrevistadas dijo haberse acercado a hablar.
Otro de los aspectos que genera malestar es la música a alto volumen todos los días. “Tienen bafles en los que suena la música muy alto, te tiemblan las paredes. Nosotros tenemos que trabajar todos los días y no podemos descansar; aturde”, coincidieron.
“Estamos desbordados. Este sector del barrio era tranquilo”, explicaron.
También cuestionaron a la Municipalidad de Villa María por la ausencia de controles y de respuestas a su pedido de patrullaje con móviles de Seguridad Ciudadana para lograr que se mantenga la convivencia vecinal.