Escribe Jesús Chirino
El martes 6 de noviembre de 1984 se realizaron las elecciones que normalizarían la conducción local de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE). Compitieron dos listas de candidatos, por una parte la Azul y Blanca que propuso a Raúl Cayetano Sosa, que lideraba la intervención que sufría ATE a nivel local desde el año 1976, como candidato a secretario general. Lo acompañó Ricardo Romero, candidato a secretario adjunto. Por otra parte estaba la Lista Verde que, a nivel local, postuló a Oscar “Cacho” Mengarelli, quien debió ser reemplazado y fue Mario Roberto Rimoldi quien asumió la candidatura a secretario general, acompañado por Lilián Carlos Lescano como postulante a secretaria adjunta. Para la Lista Verde, liderada a nivel nacional por Víctor De Genaro, las cosas no fueron fáciles. No sólo era la primera vez que en ATE se presentaban dos listas de candidatos, sino que estaban luchando contra el oficialismo sindical que tenía dos décadas en el poder.
Víctor De Genaro en Villa María
Cuando terminaba octubre, en el marco de la campaña, De Genaro visitó la zona y otorgó una entrevista a EL DIARIO. Allí señaló que la Lista Verde era expresión de la Agrupación Nacional Unidad y Solidaridad de ATE (Anusate), que surgió en 1977 “como una respuesta de distintos activistas que no aceptamos el rol que quería hacer cumplir el proceso militar al movimiento obrero”. El joven De Genaro, que por entonces contaba 36 años, era candidato a secretario general de ATE a nivel nacional. Este empleado estatal de la Secretaría de Minería definió a su lista como “una línea pluralista y antiburocrática” rescatando el valor de la participación de las bases en la actividad sindical. También puntualizó que el régimen militar “necesitaba tener dirigentes sindicales claudicantes y con un falso profesionalismo sindical. El señor Horvat (entonces secretario general de ATE), después de estar 20 años en la organización, aceptó ese modelo. Nosotros nos opusimos y fuimos parte en toda la lucha por la recuperación democrática”. Para Víctor, como sencillamente lo llaman los trabajadores, nuestra ciudad no le era desconocida y se encargó de dejarlo en claro señalando que Anusate contó “desde el primer día con el apoyo de varias seccionales, entre ellas los compañeros de Villa María”.
La Lista Azul y Blanca, que a nivel local proponía a Sosa, en lo nacional era liderada por quien entonces era el secretario general de ATE, Juan Roberto Horvath. Sosa públicamente dijo que “si esta lista es el continuismo, bendito sea, porque con estos hombres no se entorpece una marcha que hemos iniciado”. Tanto Sosa como Romero se definían como peronistas, aunque dijeron que su lista tenía el carácter de “pluralista”. También manifestaron: “Contamos con la adhesión verbal del Partido Justicialista”. Pero a los días, en una reunión del Consejo Departamental del Partido Justicialista, se decidió que esa organización política se manifestara prescindente ante las elecciones gremiales. De la reunión de peronistas que tomó esa decisión participaron Orlando Sella, Walter Hayas, Sicchar Valdés, Pedro Martínez, Ricardo Zayas, Carlos Mercado y Enzo Moretti.
Elección
El lunes 5 de noviembre, un día antes del acto electoral, EL DIARIO publicó una nota que los integrantes de la Verde remitieron el día sábado anterior cuando salió una nota con declaraciones de Sosa. Antonio Lipe, apoderado de la Lista Verde, junto a Oscar “Cacho” Mengarelli le respondían al interventor local de ATE y candidato por la Lista Azul y Blanca. Rechazaban los dichos de Sosa acerca de que en los últimos años había tenido que “trabajar solo”, le recordaban que “al hacerse cargo el interventor de nuestro gremio las puertas estaban abiertas a la participación de los trabajadores y, a pesar de la dictadura, se hacían reuniones de cuerpos de delegados y se atendían los diferentes requerimientos de los trabajadores, puertas que el interventor cerró; la soledad a la que él se refiere, en política se entiende como aislamiento por divorcio con la masa trabajadora, debido a que no la expresó ni la representó, porque calló todo tipo de sufrimientos que padecían los trabajadores, como ejemplo, la imposición de ocho horas de trabajo en insalubridad, etcétera”. También le recordaron que la Ley Nº 23.071 no permitía a quienes estaban en la condición de prescindido, como Mengarelli, a candidatearse, pero igual lo hubieran podido hacer si la Lista Azul y Blanca no impugnara la participación de los trabajadores prescindidos. Desde allí acusaron al oficialismo de ATE, que representaba Sosa, de desarrollar conductas antidemocráticas, incluso se recordaba que la intervención de ATE en Villa María había sido fundada en falacias. Desde la conducción nacional de ATE, en 1976, argumentó acefalía porque algunos integrantes de la comisión local habían sido prescindidos por la dictadura. Pero no sólo Mengarelli no había podido ser candidato, también sufrieron la misma situación Martín en lo local y Osmar Zapata a nivel nacional. Todos integrantes de la Lista Verde, liderada por Víctor De Genaro.
Cuando llegó el día de los comicios los mismos se desarrollaron con total normalidad. El triunfo, amplio, fue de la Lista Verde. El conteo de votos estuvo fiscalizado por la veedora del Ministerio de Trabajo, la abogada Cecilia Fernández. Con 808 afiliados habilitados para sufragar las cifras finales en Villa María fueron 467 votos para la Lista Verde, frente a los escasos 148 votos logrados por la Azul y Blanca. Avanzaba el proceso democrático en lo gremial. A nivel nacional ganó Víctor De Genaro y cayó quien había sido cómplice, desde lo gremial, con la dictadura.