Si de nombrar referentes de la cultura nacional se trata, ningún otro establecimiento recibe tantas menciones como el Teatro Colón. Ubicado en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires, este verdadero templo del arte se conjuga como un emblema, a partir de su riquísima agenda de espectáculos, su notable arquitectura y una sala principal que cumple con las normas acústicas más exigentes. El trío de estamentos lo encumbran como uno de los teatros más importantes del mundo.
Son más de 8.200 metros cuadrados de superficie (de la cual casi dos tercios corresponden al cuerpo central y el restante tercio a dependencias) hacedores de una estructura imponente y hermosa, que brinda con la avenida 9 de Julio de la capital y su movimiento febril. El centenario edificio fue obra de tres arquitectos que tomaron el encargo como en postas, aunque se le reconoce al último, el belga Jules Dormal, el evidente aire francés de la decoración. Con todo, el estilo es definido como “ecléctico”, es decir, una mezcla de escuelas (todas ellas europeas, obvio), que en nuestro país marcaron la corriente de fines del Siglo XIX y principios del XX.
Si bien el Teatro fue inaugurado en 1908, a lo largo del tiempo ha experimentado una serie de remodelaciones que no han afectado el talante original, aunque sí sirvieron para mejorar los espacios principales y las características acústicas del recinto. La última tuvo lugar en la segunda parte de la década pasada, demandó casi tres años y medio de trabajo y finalizó con una recordada reinauguración que coincidió con los festejos por el Bicentenario de la Patria.
Estos cambios lograron que el Colón siga presentando, altanero, una silueta espléndida. Aquello se distingue fundamentalmente en el interior, donde entre pasillos y galerías ataviados en lujo reposa la sala principal. Destaca en ella la forma de herradura, muy propia de los recintos italianos, y una suntuosidad general que va desde el escenario hasta la cúpula (de más de 300 metros cuadrados, ornamentada con pinturas del artista argentino Raúl Soldi), pasando por tres pisos de palcos, pitucos asientos (la capacidad total es de casi tres mil espectadores) y una fosa de orquesta con lugar para 120 músicos.
Toda la pompa sirve para presentar a algunos de los mejores espectáculos de música clásica, ópera y ballet del mundo, con visitas provenientes de los cinco continentes. Asimismo, sus tablas suelen sostener charlas y exposiciones relacionadas con estas tres ramas artísticas y la cultura en general, así como conciertos que exceden el universo de la música clásica per se.
Por otro lado, el enorme edificio también aloja a la orquesta, el coro y el Ballet Estable del Teatro Colón, además de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires.
Visitas guiadas
El Teatro Colón ofrece visitas guiadas todos los días del año (excepto para las fiestas de fin de año y el Día del Trabajador), con salidas cada 15 minutos. Las mismas tienen una duración aproximada de 50 minutos y se realizan entre las 9 y las 17 (domingos de funciones matinales desde las 13.30 y los días en que haya funciones vespertinas, hasta las 15). La entrada general tiene un valor de $60 (menores de 7 años gratis, jubilados y estudiantes descuento de un 50% los lunes).