Un conocido profesional villamariense fue denunciado por la mamá de un niño con capacidades diferentes luego de verlo maltratar a su hijo de 9 años en el instituto que aquel dirige y al que asiste el niño debido a que padece trastorno generalizado del desarrollo.
La grave acusación formulada por Marina Soledad Heredia involucra al psicopedagogo Martín Horacio Centeno, director y copropietario del Centro “Dr. Leo Kanner”, un centro de salud dedicado a la terapia cognitiva conductual de jóvenes y menores, que funciona detrás del salón de eventos Greystone, sobre la ruta 9 vieja, camino a Tío Pujio.
El hecho pudo haber tenido derivaciones insospechadas porque después de que Heredia le recriminara airadamente su actitud, se produjo un incidente de proporciones dentro y fuera del establecimiento y concluyó casi una hora más tarde a unos 2.000 metros del lugar, a un costado de la ruta, con la intervención de varios efectivos policiales y Centeno “guarecido” dentro de un remís ante la encolerizada indignación de la mujer y de otros familiares de niño.
La convulsionada actitud de Heredia (32) y de su esposo, Juan Marcelo Bargel (42), tiene un antecedente muy “fresco”, ya que hace apenas dos meses y medio vivieron una situación similar luego de percatarse de que el remisero que diariamente llevaba a su hijo desde la vivienda particular hasta la Escuela Especial 20, lo maltrataba física y psicológicamente durante los viajes.
Aquel violento suceso continuó con la detención y el posterior procesamiento del chofer Néstor Alves, quien fue imputado por el fiscal Gustavo Atienza como presunto autor de “lesiones leves” y “amenazas” en perjuicio del niño. Dicha causa sigue tramitándose en la Justicia, pero ya con Alves en libertad.
Los hechos
De acuerdo con el relato de la propia denunciante, quien ayer concurrió a la Redacción de EL DIARIO para hacer público el episodio que vivió a partir de las 17.15 del lunes, el hecho se desató cuando fue al Centro “Dr. Leo Kanner”a buscar a su hijo.
Heredia ingresó al establecimiento y al no hallar al niño en las aulas, se fue hasta el Salón de Usos Múltiples (SUM), donde lo encontró. Desde la puerta vio a Centeno sentado en una silla y más atrás a su hijo, quien en ese momento se abalanzó sobre un ventanal y golpeó su cabeza, aunque sin consecuencias.
Siempre según el relato hecho por la mujer, el psicopedagogo (quien no se había percatado de la presencia de Marina) se dirigió al niño y le recriminó a viva voz “¡qué hacés... te dije que te quedaras quieto!”, tras lo cual se incorporó, lo agarró del cabello y de la oreja izquierda y lo tironeó violentamente hacia arriba.
De inmediato, Heredia salió en defensa de su hijo: “¿Qué hacés? ¿Quién te autorizó a ponerle una mano encima a mi hijo?”, le espetó enfáticamente. Y Centeno, sorprendido y casi balbuceando, contestó: “¡Disculpame! El nene estaba alterado y me sacó”.
La mujer no sólo no aceptó sus disculpas, sino que le recriminó airadamente su comportamiento, le recordó lo que ya habían padecido con el remisero Alves y, ya muy alterada, le dio una cachetada.
Hubo un fuerte intercambio de palabras, al que se sumó la esposa de Centeno, hasta que Heredia se llevó a su hijo hacia el exterior del establecimiento. Allí la aguardaba su suegro, quien anoticiado de lo que había pasado, llamó por teléfono a su hijo.
En esas circunstancias, la mamá del niño reclamó la presencia de la Policía, hasta que en un determinado momento Centeno se alejó del lugar a pie -aunque presurosamente-, caminando hacia Tío Pujio por un sendero que corre a la par de la ruta.
Minutos más tarde arribaron al predio el papá del niño y otros familiares, casi simultáneamente con una comisión policial. Para entonces, Centeno seguía alejándose del instituto y procuraba que algún automovilista lo “levantara”, aunque sin éxito.
Instantes después apareció un remís, al que el psicopedagogo se subió, aunque no logró salir de allí porque al mismo tiempo llegaron otros dos móviles policiales e incluso se hizo presente un subcomisario de apellido Quiroga, quien logró apaciguar los ánimos y evitó que el incidente pasara a mayores.
Hubo discusiones, insultos y durísimas recriminaciones de los papás del niño por el proceder de Centeno, quien finalmente fue trasladado hasta la Comisaría de Distrito local, donde estuvo demorado algunas horas.
Por cuestiones de jurisdicción, Heredia debió trasladarse luego hasta el Destacamento de Tío Pujio, donde el oficial Diego Rivarola, quien está a cargo de dicha dependencia, le receptó la correspondiente denuncia penal por “maltrato infantil”.
El sumario policial se encontraba ayer en sede policial y se estima que hoy será remitido a la Fiscalía de Instrucción de turno para el desarrollo de la investigación del caso.