La Justicia investiga desde ayer la muerte de un adolescente de Villa María ocurrida durante la madrugada de la víspera en un nosocomio de la ciudad de Córdoba, donde era asistido a raíz de una descompensación que sufrió horas después que la Policía lo trasladó de Villa María a la capital provincial.

Se trata de Carlos Joel Solá, de 16 años de edad, quien a la 1.45 del martes pasado fue aprehendido por efectivos policiales en la cuadra del 200 de avenida Hipólito Yrigoyen de Villa María, a escasa distancia del Casino, ante la presunta autoría de “tentativa de hurto”.

El caso es indagado por el fiscal de Instrucción Rubén Caro, quien encuadró el episodio como “muerte de etiología dudosa”, por lo que espera contar en las próximas horas con el informe de la autopsia pertinente.

Ayer, en tanto, la jueza de Niñez, Adolescencia y Familia de Villa María, Cecilia Fernández, proporcionó datos acerca del menor fallecido, de quien reveló que, como consecuencia de su adicción a los psicotrópicos y violaciones de las normas penales, “estuvo varias veces internado en distintas instituciones” (leer las declaraciones de Fernández que se publican en esta página).

Precisamente, la funcionaria judicial fue quien dispuso el traslado del adolescente al Complejo Esperanza de la ciudad de Córdoba, orden que se cumplimentó durante la tarde del martes último.

Sin embargo, una vez en la capital provincial, el estado de salud del chico sufrió alteraciones que, en un primer momento, se adjudicó a los efectos del síndrome de abstinencia, causa que, sin embargo, no quedó debidamente establecida.

 

En 25 horas

 

El desenlace fatal de esta triste historia tuvo su punto culminante entre la 1.45 del martes pasado y las 3 de ayer, período en el que se sucedieron una serie de hechos en distintos ámbitos policiales, judiciales, de atención a la salud, etcétera, a la vez que se adoptaron diferentes decisiones con la intervención de magistrados, efectivos de seguridad, médicos y otros profesionales.

Precisamente en la edición de ayer, EL DIARIO dio cuenta de una información proporcionada oficialmente por la Unidad Departamental San Martín acerca de la aprehensión de un menor de 16 años (que resultó ser Solá) en la cuadra del 200 de avenida Yrigoyen, en el preciso momento en que intentaba  violentar un Peugeot Partner que estaba estacionado, propiedad de Juan Carlos Vivas, de 49 años, radicado en la ciudad de San Luis y que guardaba en su interior varias piezas de artesanía.

Por esta razón, el chico fue trasladado a la sede de la Comisaría de Distrito, donde quedó alojado a disposición de la Justicia competente. Precisamente, fue en la sede policial donde, según refirieron fuentes de la fuerza, el menor “se autolesionó” ingiriendo una tapa de plástico de una gaseosa, lo que motivó que se lo trasladara al Hospital Regional Pasteur.

Ante tal circunstancia, la magistrada ordenó que Solá fuera trasladado al Complejo Esperanza situado en Campo Bouwer, en la ciudad de Córdoba, un complejo que comprende institutos que se dedican a la reinserción social, con tratamientos terapéuticos y educativos dirigidos a la atención de menores con antecedentes penales.

Sin embargo, el adolescente no alcanzó a ingresar al mencionado complejo y, por razones que se deben explicar fue llevado al Hospital Neuropsiquiátrico donde permaneció varias horas hasta que nuevamente fue trasladado al Complejo Esperanza.

Fue en esas circunstancias en que se agravó el estado de Solá, por lo que se dispuso su inmediata derivación al Hospital de Urgencias, donde finalmente falleció a las 3 de ayer, luego de sufrir no menos de tres paros cardiorrespiratorios.

Sobre el lugar del deceso, el Ministerio de Desarrollo Social de la provincia informó que el adolescente murió efectivamente en este último nosocomio, adonde fue enviado para que lo asistiera el médico forense, quien a su vez, ante el gravoso estado, terminó ordenando su internación en el Hospital de Urgencias.

La misma fuente gubernamental dio cuenta de que, en las últimas horas de su existencia, se le suministraron drogas intramusculares y endovenosas al adolescente, a la vez que, tras el fallecimiento, desde esa cartera se notificó de la infausta noticia a la familia del pibe villamariense, haciéndose cargo de los gastos del sepelio.