Sin duda, la nota de la Feria la dieron la gran cantidad y variedad de propuestas musicales que dijeron presente en la jornada inaugural. Variedad, color, ritmo, diversidad: páginas escritas en el aire con el lenguaje universal que no necesita traducción.
Y hubo para todos los gustos. Tambores murgueros, cuerdas clásicas, voces corales y potencia eléctrica hicieron las delicias de todos los presentes, que eran muchos.
Así, la Orquesta de Cámara del Conservatorio Felipe Boero, dirigida por Fabricio Valvassori, ofreció piezas clásicas y el Coro Nonino de la Universidad Nacional de Villa María, dirigido por Cristina Gallo, desplegó un repertorio de obras propulares.
Pero quien concitó el interés de la mayor parte de la concurriencia fue Javier Malosetti (foto), quien por la tarde dictó una clínica y por la noche, junto a su banda, ofreció un show ante una abarratoda sala Leonardo Favio, copada casi exclusivamente por jóvenes (casi toda la comunidad musical de la Villa dijo presente), que esperaban ansiosos la fiesta.
Con un tema del genial uruguayo Eduardo Mateo y otro de Luis Alberto Spinetta, el bajista dio inicio a una vibrante ceremonia.
“Estoy feliz de estar otra vez en Villa María, y espero, después de esto, poder volver”, bromeó el músico.