Escribe: Daniel Cerutti

 

En una labor convincente, con un cambio cualitativo en su estructura de equipo en el segundo período, Playosa conformó una muy buena labor colectiva que le permitió clasificar tras derrotar categóricamente a River por 4 a 0. 

Partido jugado bajo una temperatura insoportable por el intenso calor, así los jugadores intentaron desde el comienzo rotar la pelota, buscando el menor desgaste de energía, aspecto que restó dinámica e intensidad al desarrollo.

Pareció más armado River en el arranque, con positivo nivel en la comunicación de mediocampistas y delanteros, predominó de a momentos, mientras que el local, desde una actitud más expectante, fue más esporádico en sus intentos. Dentro de ese trámite no hubo gestión ofensiva profunda ni intentonas de peligro para ambos guardavallas, limitándose los jugadores a algún disparo de media distancia que no tuvo importancia para alterar la estabilidad aludida.

Hasta los 30 minutos no se produjeron instancias de real riesgo, predominando el toque intrascendente, y así permitieron la tranquila gestión de las líneas defensivas, que solventaron las posibilidades de proyección. Toda búsqueda fue mera intención o manifestación de deseos; sin siquiera una aproximación que surtiera efecto importante para plasmar las intenciones. Todo fue muy chato e impreciso, la salida limpia desde el medio no encontró respuesta correcta en los delanteros, tornándose el juego en algo cuestionable y carente de ideas. Sólo una aproximación de Piva que no pudo conectar un centro de Ibáñez (en Playosa) y un cabezazo de Brussa desviado (en el visitante) fueron las opciones hasta la primera media hora del partido.

A los 37’, en una acción inesperada, cuando el partido era cuestionable y anodino, surgió una correcta jugada por proyección de Molina, que llegó hasta la línea de fondo, luego de eludir a dos rivales, y viendo el ingreso de Servetti le ubicó un exacto pase, que fue conectado con preciso disparo por el hábil delantero, colocando el balón en rincón inalcanzable para Jacobo Bachanini.

Ese 1-0 del local pareció romper con la inacción, aportando otras intenciones y motivaciones a los protagonistas. 

Playosa fue afirmando su actuación con el correr de los minutos y siguió buscando la posibilidad del gol ante un rival que comenzó a mostrar deficiencias en su cobertura defensiva, siendo superado en tales alternativas por la presión de los ofensivos locales. El final del periodo arrojó mínima diferencia a favor de Playosa, resultado que hasta allí podía considerarse objetivo, conceptuando la labor del local en las instancias finales de la etapa, cuando llegó al gol y ejerció superioridad posicional sobre su oponente.

 

Lo aseguró

En el segundo periodo, a los 2’ se lo perdió Acosta, rematando sin convicción a dos metros del arquero, que detuvo sin complicaciones. Y un minuto después, en gran jugada colectiva, Piva y Acosta eludieron a tres rivales en el ingreso al área, y receptando el último pase, Piva remató con certeza hacia el primer palo de Bachanini, poniendo una diferencia de 2-0 que prácticamente definió el curso del encuentro. A partir de entonces, Playosa expuso un excelente nivel, con hegemonía en todos los sectores y con la seguridad que otorga el control del esférico ante un rival carente de energía física y anímica.

A los 22’, con River lanzado al ataque, un despeje de Ciancio encontró a la defensa visitante desubicada; Acosta recibió el balón y avanzó casi 20 metros sin oposición, cuando llegó hasta el arco convirtió el tercer gol sin dificultades, rubricando así los mejores pasajes de la brega para un Playosa inspirado y sin fisuras en su estructura de equipo. 

La dimensión en la actuación colectiva del equipo conducido por Maidana fue perceptible en los minutos finales, cuando el ingresado Aimar y Piva desperdiciaron dos claras oportunidades para llevar el marcador a cifras más categóricas.

Finalmente, en una jugada de su sello y de magnífica elaboración personal (a los 44’), Servetti eludió con indudable talento y capacidad a tres defensores en el área y cuando salió Bachanini lo venció con displicente toque, convirtiendo un golazo que fue broche de oro para su gran gestión en el segundo parcial. Así, con un accionar individual y colectivo destacable, Playosa confirmó la clasificación a la ronda definitiva, en actuación que fue de mínimo a máximo poder, con un concepto pragmático de juego que le permitió la goleada final (4-0) y el aplauso sostenido con que su parcialidad lo despidió del estadio.

 

La figura