Escribe: Pablo Luna Broggi

Más allá de la presentación y fogueo de juveniles de la cantera, y la aceitada en el engranaje de su juego colectivo, la tranquilidad de saberse adentro de la fase eliminatoria era un factor importante a tener en cuenta, a la hora de encarar los 90 minutos para el local.

Del otro lado se jugaban “la vida”. San Lorenzo necesitaba una victoria para clasificar, pero siendo consciente de la superioridad de su rival, sabía que sería un obstáculo difícil de sortear. No era una empresa fácil ganar en cancha del “Lobo”, pero allí estaba el “Santo”, de René Montemarani, con sus humildes armas, dispuesto a dar el gran batacazo.

Los primeros 45 minutos comenzaron con el local imponiendo su condición de tal, a través del dominio del balón. Los hermanos Ñáñez y Negro controlaban las acciones en mitad de cancha y la experiencia del “Lanita” Díaz hacía el resto.

La primera aproximación con peligro llegó justamente a través del enganche albiazul, con un potente remate que Pereyra no pudo contener, pero que Facundo Ñáñez tampoco supo capitalizar.

El gol llegó apenas pasados los 10 minutos, cuando Argentino tenía la pelota, pero no lastimaba. No estaba clara su superioridad, pero el azulgrana tampoco lo inquietaba. El que “sacudió la modorra” de los presentes fue Ramiro Cortez, con un preciso, firme y potente remate, elevado y esquinado, que dejó sin reacción al arquero visitante, decretando el 1 a 0.

Luego de la conquista del goleador albiazul, el cotejo continuó por los carriles de la excesiva parsimonia. Era raro, porque San Lorenzo debía, por lo menos, intentar hacer algo si quería clasificar y no lo estaba haciendo. Quizás el calor doblegaba los esfuerzos de sus jugadores. La realidad indicaba que Argentino jugaba “solo” y esto lo fastidiaba bastante. El partido era tedioso.

Pasada la media hora de juego, el buen criterio del árbitro Solís mandó a refrescar a todos los “players” y luego de este parate, vino lo mejor. 

A los 34 minutos, Claudio Díaz, luego de un certero e incisivo pase de Franco Ñáñez, eludió a tres rivales y la colocó pegada al palo izquierdo del experimentado Pereyra. Pero cinco minutos después, las esperanzas volvieron al alma de los perdiceños, con un excelente y delicado tiro libre de Nicolás Angaramo, que el “profe” Scagliarini logró peinar para poner el descuento merecido.

El 2 a 1 era justo. Dos goles de diferencia eran demasiado para la superioridad ínfima del local.

El complemento encontró a un San Lorenzo más decidido en la rápida busqueda del empate, pero se topó con unos cachetazos del rival, que lo dejaron mal parado. Al minuto, el hábil Manuel Márquez desvió su remate a escasos centímetros del ángulo izquierdo, luego Pereyra le tapó un mano a mano al “Lanita” Díaz, y a los 10 llegó el inevitable 3 a 1, cuando la velocidad de Márquez le permitió eludir con comodidad y estirar la diferencia.

El Santo no bajó los brazos y tímidamente siguió yendo en busca de la hazaña. Con Angaramo como abanderado, el azulgrana contó con chances de descontar, pero la suerte no estaba de su lado. El merecido 3 a 2 llegó sobre el final, tras un centro del 10 perdiceño y un certero remate de Aballay. San Lorenzo estuvo cerca, pero no le alcanzó y se fue con la frente en alto. Las cifras definitivas eran previsibles, y finalmente también fueron justas. 

Argentino sin hacer demasiado fue más. La experiencia de sus jugadores le permitió ganar el partido con autoridad y hasta pudo darse el lujo de darle varios minutos de rodaje a jóvenes del club.

 

La figura