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Y se vino la onda naranja. Con todo, reservó su lugar en una playa del río Ctalamochita y la Villa de nombre María fue invadida, por unos momentos, por la combinación del rojo y amarillo.
Mientras Martín Gill recibía la bendición del Papa Francisco, el intendente Eduardo Accastello era “ungido” por el bonaerense Daniel Scioli.
Perón, Perón, qué grande sos. El peronismo nacional hizo una ronda (con merchandising incluido) para hacerle un corralito al territorio del Gallego de la Sota.
Villa María ha pasado a ser el centro de operaciones cordobés del denominado peronismo K. Poco a poco se van soltando de las ramas para hacer leña en el árbol delasotista.
Y así, en menos de 24 horas aterrizaron en la ciudad “de las transformaciones”, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y el presidenciable mejor posicionado, Daniel Scioli.
Quien quiere ver, que vea; quien quiere oír, que oiga. Las gorras y los chalecos naranjas pusieron el color al acuerdo de colaboración mutua entre Scioli y Accastello.
El gobernador de Buenos Aires afirmó que Eduardo Luis es su hombre para la Gobernación y el villamariense le regaló su mejor sonrisa y le guiñó el ojo para sus aspiraciones a presidente de la Nación.
La alianza estratégica fue gestada hace 15 días en Buenos Aires con la mano siempre habilidosa del “Chueco” Mazzón.
Scioli puso en los hombros de Accastello el armado de la onda naranja cordobesa. La primavera política se vistió con los colores más encendidos y las expectativas locales comenzaron a florecer, más allá de las diversas opiniones que rondan en las filas del accastellismo.
Bronca a la gallega
Como era de esperar, a los delasotistas les cayó como una bomba las expresiones de Scioli con respecto a de la Sota.
“Si Perón viviera... por favor no queda uno de estos”, dijo una dirigente de ojos claros que está firme en las filas del gobernador.
La mujer pasó del blanco al rojo furioso (salteando el naranja) para recordar que Scioli “no es un cuadro político del peronismo” y que llegó donde llegó por “su actitud sumisa”.
“Decir que el Gallego tiene una visión apocalíptica y que tomó otra decisión... es patético”, remarcó la dirigente descubriendo sus dientes en una sonrisa irónica. “En Córdoba para presidente Scioli apenas mueve la aguja”, completó.
Perón, Perón, qué grande sos.
Mientras se tejen y destejen “sudarios al estilo Penélope” a la espera de la llegada de las elecciones, el peronismo cordobés mantiene su firmeza de ir a las PASO con la candidatura presidencial de José Manuel de la Sota con el sello del partido FE, lanzado tiempo atrás por el sindicalista “Momo” Venegas para darle una plataforma al PJ disidente de la actual conducción nacional.
El Gallego está ejercitando la cintura para esquivar los cimbronazos que en los últimos días llegaron desde el Frente Renovador de Sergio Massa, pactando con Olga Riutort y luego la movida de Scioli con Accastello.
Las divisiones en el peronismo mediterráneo no son una buena señal para ninguna de las partes.
Para que una conducción ponga a patear a todos para el mismo arco es necesario defender los principios doctrinarios.
Y la verdad es que en los últimos años la “doctrina” ha quedado escondida entre las brasas de la hoguera de las vanidades.
El sello oficial
Los seguidores del gobernador de Buenos Aires están convencidos de que, finalmente, será el hombre que tendrá el apoyo de la presidenta Cristina.
Entre charla y charla de sábado, algunos comentaron que Scioli tiene la capacidad de encolumnar a la mayoría de los gobernadores peronistas, pusieron en relieve su buena relación con La Cámpora y no descartaron un posible pacto con Massa el próximo año.
Si bien, Scioli es un dirigente de estilo tranquilo y de consenso, su posición no convence al núcleo puro del kirchnerismo.
Desde las filas de Cristina, el planteo pasa por la continuidad del modelo o la oposición al modelo.
Scioli no lo ve así y lo expresó claramente el sábado en Villa María. “Para la elección del año próximo se plantea peronismo o antiperonismo, kirchnerismo o antikircherismo, continuidad o cambio y es muy distinta mi visión. Esta es la etapa de desarrollo, creo que tenemos que estar juntos, uniendo esfuerzos y eso es lo que yo siento que representamos con Eduardo en la provincia de Córdoba”.
La mención de la palabra “desarrollo” hizo recordar, a los más analistas, el discurso de Macri (impulsor del “desarrollismo”) o de Massa que también transita por la vereda de potenciar “lo que está bien” y corregir “lo que está mal”.
Scioli tiene un discurso conciliador, basado en la integración de todos, pero sin las “fuertes convicciones” del kirchnerismo.
“Daniel es una persona que nos da la tranquilidad, la esperanza y la posibilidad de que esa transformación que logró en cada lugar que estuvo la va a lograr también siendo presidente”, dijo Accastello.
¿Podrá lograr que todos pateen para el mismo arco?
La batalla doctrinaria todavía no empezó.
Frases
“Hay cosas que caracterizan fuertemente a Daniel (Scioli) y que nosotros intentamos que sean parecidas: una de ellas es la profunda lealtad a la gestión”.
Eduardo Accastello