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Pase largo. Daniel Casas envÃa la pelota ante la marca de Pablo Vicario. El “expresoâ€� encendió bien sus motores en la máxima división |
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Escribe:
Juan Manuel Gorno
Las dudas lógicas que emergen en la previa de un debut dentro de la máxima categoría del fútbol local, quedaron disipadas para Central Argentino.
Tal vez no pudo ser mejor el arranque del equipo villamariense: ganó, que siempre es importante, y lo hizo con autoridad (2-1) sobre Yrigoyen de Tío Pujio, un rival catalogado como difícil en el ámbito doméstico.
También Central mostró su espíritu aguerrido y esa personalidad que sirve para marcar el camino, como para advertir a propios y extraños que, si bien llega desde la división B y sin el cartel de viejos tiempos, puede ser un hueso duro de roer para cualquiera.
Es cierto que el estreno de ayer quizás llama a confusión porque un partido de fútbol donde el viento es máximo protagonista, no es un partido “normal”, se degenera, deja mucho librado al azar y hace que los méritos pasen más por acomodarse a las circunstancias que por demostrar un juego lúcido.
En ese contexto, curiosamente Central pareció tener más oficio. Y la muestra no sólo está en la forma que llegó al gol, sino también por cómo terminaron ambos el encuentro, ya que los tiopujienses padecieron dos expulsiones importantes, después de tardar en poner en órbita su estilo de juego.
De todas maneras, hubo paridad en grandes pasajes, cuando se prestaron la pelota y, a duras penas, hilvanaron alguna situación de peligro.
Daniel Casas, a los 14 minutos, provocó la primera acción interesante, entrando por la izquierda para sacar un remate que se fue por encima del travesaño. Y recién 13’ más tarde, Yrigoyen arribó con énfasis al arco de Garetto, con tiros de Gabetta y Turco que fueron desviados por el citado arquero y Gorozo, respectivamente, casi sobre la línea de sentencia.
El posterior remate de esquina terminó con un disparo alto de Pablo Vicario.
Pese a los goles marrados, en ese momento el equipo de Germán Vicario demostraba que podía ser agresivo si los volantes exhibían la vocación ofensiva que requería su sistema de juego, aunque poco a poco parece que sufrió -y puede sufrir en el futuro- la ausencia de un verdadero referente de área. Encima, si en el fondo el arquero utiliza más los pies que las manos, el panorama se complica.
Leonel Luciani, quien tuvo una gran Apertura, esta vez cometió un par de gruesos errores cuando abusó de sus buenas cualidades para jugar por abajo, más allá que, a los 34’, había comenzado de manera perfecta, tapando un tiro libre de Marcelo Orellana y un cabezazo posterior de Diego Gobatto.
El gran problema fue que, a los 36’, cuando un centro rasante llegaba para que tomara tranquilamente la pelota con las manos, Luciani la quiso despejar con el pie derecho y -traicionado por el viento- se mandó una pifia letal. Entonces Gobatto, goleador de años, aprovechó el obsequio para empujar el balón y pegar el primer grito de la tarde.
@ Viento y marea
Yrigoyen, contra viento y marea, buscó el empate sobre el cierre del período inicial, pero Garetto desvió sobre la línea, pegado al palo.
La buena tarea de Orellana, siempre expeditivo, y la claridad que mostró Cristian Gorozo para clausurar el lateral o convertirse en salida, fueron claves para Central en momentos que arremetió Yrigoyen.
Claro que nadie quiso dejar de pensar en el arco de enfrente. Y el arranque del complemento, con un tiro elevado de Pereyra y otro apenas desviado de Morre, reflejaban que -como se dice en la jerga- el partido “estaba para cualquiera”.
Sin embargo, un tiro libre alejado tuvo una ejecución casi perfecta del “Patito” Martín Delfino; la pelota dio en el travesaño y Gorozo metió rápidamente la cabeza para el segundo festejo de Central.
Más allá de eso, el local no supo aplacar el ritmo y le dio de vivir a Yrigoyen, sobre todo con un penal innecesario que Garetto le cometió a Lucas Morre.
Fernández se encargó de descontar en la pena máxima, pero Yrigoyen no volvió a lastimar, salvo en dos ocasiones claras: un disparo alto de Gabetta (tras una maniobra personal) y un gol en contra que el árbitro José Martínez anuló, a instancias del asistente Javier Rimoldi, por supuesta posición adelantada.
Martínez volvió a entrar en escena cuando expulsó a Fernández -también porque se lo informó Rimoldi- y, más tarde, al debutante Pablo Tarchini (ex Belgrano), por una infracción que pareció sin intención.
Antes, Central estuvo a punto de liquidar el trámite, pero Luciani se reivindicó tapándole un mano a mano a Daniel Casas, entre el viento, la tierra y un público local que, con el cierre del partido, empezó a saborear lo dulce de la división A.
**** El árbitro
José Martínez alternó buenas y malas, aunque tuvo una floja compañía de los asistentes. En la expulsión de Tarchini tal vez se apresuró con la segunda amarilla, ya que el defensor fue a cabecear con Delfino y pareció llegar a destiempo, sin intención.
El juez, no obstante, estuvo pegado a la jugada y no dudó. Manejó un partido que tomó temperatura con el correr de los minutos.
**** La figura
En un partido sin demasiadas luces, Cristian Gorozo se mostró seguro en defensa, tuvo criterio para trasladarse al ataque y llegó al gol. También fue importante el oficio de Delfino y Gobatto. En Yrigoyen, Franco Ortiz fue uno de los pocos que exhibió tranquilidad.
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