Pocas deben ser las figuras del mundo de la política, el espectáculo y el deporte, de la ciudad, la provincia, el país y el planeta todo que no hayan pasado por el lápiz de Raúl Olcelli en los últimos 25 años.
Una selección de estos trabajos puede apreciarse en la muestra retrospectiva del artista, que se inauguró el miércoles por la noche en el Centro de Formación Profesional de Atilra (Belgrano 280) y permanecerá abierta al público hasta fines de diciembre.
Abordadas con diversas técnicas, en blanco y negro o color, las caricaturas de Olcelli reflejan momentos de la historia política, deportiva y cultural, desde una mirada que nunca es inocente, sino más bien aguda y que siempre dice, siempre “habla”. Son retratos y en ellos se cuela el alma del dibujante y juega haciendo guiños, según sea el modelo retratado.
En pequeño formato, allí están todos esos personajes vistos desde la perspectiva del creador, trazados con destreza y con humor, con respeto, con admiración o con frialdad, desde una mirada crítica y sutil a la vez. Y es que la caricatura no es nunca objetiva como podría pretender serlo un mero retrato; la caricatura expresa ineludiblemente la subjetividad del dibujante.
Una nutrida concurrencia se dio cita en el segundo piso de la sede del gremio de los trabajadores lácteos para disfrutar de los dibujos de Olcelli, del vino alicorado y los bocaditos.
Los amigos, acudieron en tropel; algunos, incluso, por partida doble, ya que fueron oportunamente retratados por el artista, de manera que estaban allí, colgados en la pared y saludando al dibujante.
Y todo esto cabe en el lápiz de Raúl Olcelli.