El cementerio municipal San José de Villa Nueva es sitio de referencia obligado para los historiadores. Allí descansan los restos de los hombres insignia de los inicios de la localidad y están también las míticas tumbas paradas separadas.
Pero este viejo camposanto también es un terreno elegido para hacer brujerías y ritos umbanda, un peculiar cuadro que se mantiene desde hace muchos años y que nunca se modificó, según coincidieron tres empleados de la necrópolis consultados por EL DIARIO.

Espantoso

Todos los martes y jueves al llegar a sus lugares de trabajo, Luis Ventura, Hernán Minué y Walter Barrios se encuentran con diferentes marcas que dejaron los “brujos” que, se presume, ingresan al cementerio en horas de la madrugada.
¿Cómo entran? De acuerdo a los consultados, el portón principal del San José se cierra, pero hay otras entradas que son la vía de acceso de quienes buscan “hacer el mal” a los demás a través de diversas prácticas y rituales.
Por lo general, según pudo conocer EL DIARIO, todo se hace de noche, aunque a veces han sacado a personas que ingresan durante el horario abierto al público (de 7 a 12 y de 15 a 20) sólo para recojer tierra, elemento deseado para los ritos.
“Es muy fácil darse cuenta quien viene a traerle una flor o a visitar la tumba de un ser querido y quien viene a buscar tierra de cementerio”, dijo Luis al recibir a este matutino.
Las características de lo que se observa son insólitas. Por ejemplo, a los trabajadores del lugar les ha tocado encontrar -cuando subieron a limpiar- objetos de magia negra hasta en los techos de panteones.
“Los curanderos vienen los martes y los jueves. Por lo que hemos escuchado, son algo así como días satánicos”, apuntó Luis Ventura, que lleva una década trabajando en el San José.
“Encontramos de todo: bandejas con pururú, maíz, carne, hígado, gallinas con sus dedos quebrados, cigarrillos”, especificó.
“Los umbanda caminan por la entrada principal, según dicen, para sacarse las malas vibras”, añadió.
El portón y la parte trasera del cementerio son los sitios elegidos por los brujos.
Dejan frascos con sal y aceite con la fotografía de la persona a la que buscan dañar. Además, aparece escrito el daño que desean que se concrete. Por caso, “que se seque en vida”.
Ventura afirmó que “siempre sucedió esto, nunca dejó de existir” y comentó que se han visto a muchas mujeres, de entre 30 y 35 años, detrás de estos rituales.
Walter, que lleva cinco años en el cementerio, confesó que no le gusta hablar del tema y no dio ningún detalle. Sólo confirmó que siempre encuentra objetos vinculados a estas prácticas.
Hernán, empleado desde hace dos años y medio, indicó que lo que hallan es recogido utilizando guantes y luego se quema.

En el acceso

Los consultados creen que los umbanda se centran en la cruz del portón principal.
Allí aparecen papas hervidas, maíz, ginebra, cigarrillos.
Han detectado pollos atados aún con vida, sapos y palomas muertas. “Abrimos el sapo, que tiene la boca cocida, y salen las fotitos de la persona”, apuntaron.
En una oportunidad, apareció una cabeza de chivo atada en la puerta principal. “Sí, vemos cosas muy fuertes”, confesó uno de los hombres del lugar.
También han encontrado figuras satánicas.

Jueves, el día principal

Si bien evidentemente se utilizan dos jornadas de la semana para llevar adelante los macabros rituales, son los jueves los días en que más objetos se encuentran.
Para los empleados esto ya es algo común pero no por eso, admitieron, deja de consternarlos.

Foto 2: Por las versiones que manejan, los ritos se hacen entre las 3 y las 4 de la mañana. Los empleados dicen que a esa hora la puerta principal está cerrada, pero ingresan por otros accesos

Foto 3: Cuando EL DIARIO concurrió al cementerio San José ya estaba todo limpio, algo que hacen los trabajadores apenas llegan a su lugar de trabajo. No obstante, en algunos panteones se observaron algunos elementos utilizados por los “brujos” para hacer “el mal”