Mientras los principales dirigentes de UNEN agitan el fuego de la hoguera de las vanidades, el líder del PRO, Mauricio Macri, va paso a paso construyendo su espacio por la vereda del sol primaveral.
Un pasito aquí, otro más allá. Córdoba es una de las estrellas de la temporada política y Villa María ha pasado a ser la ciudad luz en este complejo escenario montado pensando en 2015.
Manejando ansiedades, el dirigente porteño va construyendo los cimientos en el terreno de la oposición con la consigna “somos lo nuevo” y hace falta “un cambio”.
Macri aspira llegar a la Presidencia, confía en sus chances, piensa que habrá segunda vuelta y para eso necesita tener aceitadas, en las provincias principales, estructuras que adhieran a su proyecto a nivel nacional.
La indecisión de algunos dirigentes del radicalismo, para armar un frente con el PRO, durmiendo la pelota hasta el próximo año puede haber sido uno de los disparadores del avance de Macri con candidatos propios. Y Villa María es una de las pruebas piloto.
Capitani ya está al volante del macrismo villamariense, como candidato al Sillón de Viñas.
La red está tirada en el río revuelto de la política local. En la Villa gobernada por Eduardo Accastello, el concejal pondrá su huella en el tablero antes que los fuegos artificiales tiñan de rojo la campaña proselitista.
En los próximos diez días, Capitani lanzará formalmente su postulación a la Intendencia. El concejal, que llegó a la banca por el Partido Villamariense, presentará a su equipo y una propuesta con cinco o seis ejes principales.
“No nos vamos a dormir en los laureles pensando en un acuerdo que por ahora está verde”, murmuran por lo bajo en las filas del PRO.
Efectivamente, el pacto de un frente tiene demasiadas palabras en el aire y pocos cimientos en tierra firme.
Hubo conversaciones informales con sectores radicales del Frente Cívico, pero más ruido que nueces, según comentan.
Macri vino, le dio la llave a Capitani, subió las acciones de Héctor “la Coneja” Baldassi y les dejó la pelota en el medio de la cancha a las otras fuerzas que “coquetean” con su propuesta sin dar el paso al “Frente”.
Las encuestas en Córdoba lo tienen en una posición ventajosa a Macri en las presidenciales, pero la disputa a nivel provincial y local es una historia diferente.
El PRO no tiene aún la capacidad operativa para enfrentar sólo al peronismo cordobés y muchos menos al accastellismo.
En ese punto central, la necesidad de alianzas es una prioridad si desean disputar, con ciertas chances, el territorio que hoy conduce sin sobresaltos el justicialismo.
Accastello y José Manuel de la Sota, con diferencias entre ellos por ahora, son dos pesos pesados en materia de táctica y estrategia. Llevan quince años en el poder y desalojarlos no será sencillo y menos para una oposición que hasta el momento anda buscando su rumbo con una brújula gastada, en pleno auge del GPS.
A Capitani le espera un trabajo duro y con numerosas piedras en el camino.
El único que ha dado una señal clara a favor de pactar con el PRO es el referente del Frente Cívico, Luis Juez.
Juez también estuvo en la Villa la semana pasada, manifestó su pensamiento de un pacto amplio y tiró que su partido también tendrá candidato propio.
“No estamos dispuestos a regalar más espacios”, precisó el senador nacional.
Por su lado, el derrape de Elisa Carrió en los últimos días fue un tornado en las filas de UNEN.
La Coalición Cívica local mantiene sintonía fina con el socialismo y el GEN, pero las charlas con el radicalismo se han congelado.
“La UCR no termina de definir su interna y la verdad es que nosotros no queremos ser funcionales a las quintitas de algunos dirigentes”, murmuran algunos firmantes del acuerdo original de UNEN.
El tiempo pasa y algunos se van poniendo viejos. La indecisión es el peor verdugo de una oposición que sigue siendo servil al oficialismo.