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25 de Noviembre de 2014
Escrito del Centro Terapéutico Máximo Ravenna
Un alerta sobre el riesgo de la obesidad
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El pa­sa­do 20 de no­viem­bre se con­me­mo­ró el Día Mun­dial de la Lu­cha con­tra la Obe­si­dad por la ne­ce­si­dad im­pe­rio­sa de ge­ne­rar con­cien­cia en la po­bla­ción so­bre los pe­li­gros que es­ta en­fer­me­dad con­lle­va.

Se con­si­de­ra a una per­so­na obe­sa cuan­do tie­ne un In­di­ce de Ma­sa Cor­po­ral (IMC) su­pe­rior a 30, es­te cuenta se rea­li­za con el si­guien­te cál­cu­lo: (kg/m2). Tam­bién es po­si­ble me­dir la gra­sa cor­po­ral pa­ra in­di­car si uno po­see obe­si­dad pe­ro pa­ra eso se pre­ci­sa la ayu­da pro­fe­sio­nal.
La obe­si­dad ac­tual­men­te es una epi­de­mia mun­dial y es­tá en au­men­to de­bi­do a que la po­bla­ción no to­ma con­cien­cia de ge­ne­rar cam­bios de há­bi­tos en su vi­da co­ti­dia­na (ali­men­ta­ción, vi­da se­den­ta­ria, con­tro­les de sa­lud, etcétera).
Mu­chas ve­ces se pien­sa que la obe­si­dad es só­lo una cues­tión de ex­ce­so de pe­so sin sa­ber que es­ta en­fer­me­dad re­per­cu­te en to­do el or­ga­nis­mo, ge­ne­ran­do gran­des de­se­qui­li­brios. Las con­se­cuen­cias de la obe­si­dad son va­rias: po­si­bi­li­dad de te­ner os­teoar­tri­tis por el des­gas­te de las ar­ti­cu­la­cio­nes al te­ner que lle­var un so­bre­pe­so, de­sa­rro­llo de cál­cu­los bi­lia­res, tras­tor­nos hor­mo­na­les (ci­clos mens­trua­les irre­gu­la­res, pro­ble­mas de fer­ti­li­dad tan­to en hom­bres co­mo en mu­je­res).
No to­das las con­se­cuen­cias de la obe­si­dad son a ni­vel fí­si­co si­no tam­bién a ni­vel emo­cio­nal. Los pro­ble­mas de pe­so traen pro­ble­mas de au­toes­ti­ma en quien la pa­de­ce tan­to en ni­ños, que tie­nen pro­ble­mas de de­sa­rro­llo so­cial por las bur­las que pue­den re­ci­bir en la es­cue­la, co­mo así tam­bién los adul­tos pue­den te­ner pro­ble­mas de au­toes­ti­ma, de re­la­cio­na­mien­to, ba­ja se­xua­li­dad. Se ge­ne­ra un es­ta­do en la per­so­na que la pa­de­ce de irri­ta­bi­li­dad, an­gus­tia y an­sie­dad.
Ac­tual­men­te a la obe­si­dad no se le pres­ta la aten­ción que me­re­ce, mu­chas ve­ces hay en­fer­me­da­des que una per­so­na po­see que pue­den me­jo­rar o pre­ve­nir­se, si se ha­ce una pre­ven­ción de la obe­si­dad en el pa­cien­te. La obe­si­dad con­lle­va a te­ner tanto com­pli­ca­cio­nes fí­si­cas co­mo ries­gos de en­fer­me­da­des co­ro­na­rias, pro­pen­sión a ge­ne­rar cán­cer de ma­ma, cán­cer de co­lon, dia­be­tes ti­po 2. 
Tam­bién la obe­si­dad ge­ne­ra un des­ba­lan­ce en la res­pues­ta in­mu­no­ló­gi­ca del or­ga­nis­mo con lo cual se pue­den ge­ne­rar ma­yores epi­so­dios de as­ma, bron­coes­pas­mo, pso­ria­sis, etcétera.
El pri­mer pa­so pa­ra tra­tar la obe­si­dad es to­mar con­cien­cia de que es­te so­bre­pe­so exis­te y ha­cer­nos car­go del mis­mo y po­der acer­car­se a una con­sul­ta mé­di­ca y em­pe­zar a tra­tar es­te so­bre­pe­so y ser cons­cien­tes de que te­ne­mos un pro­ble­ma. 
Tam­bién de­be­mos men­ta­li­zar­nos de que en es­ta so­cie­dad se­den­ta­ria y que co­me co­mi­das “al pa­so”, te­ne­mos que co­men­zar a cui­dar­nos rea­li­ando cuatro co­mi­das dia­rias, in­clu­yen­do ali­men­tos sa­lu­da­bles co­mo fru­tas, ver­du­ras, car­nes ma­gras, lác­teos. De­be­mos de­jar de la­do los ali­men­tos in­dus­tria­li­za­dos (ga­lle­ti­tas, fac­tu­ras, ha­ri­nas re­fi­na­das).
La obe­si­dad ac­tual­men­te se en­cuen­tra en cre­ci­mien­to a ni­vel mun­dial, se es­ti­ma que un 70% de la po­bla­ción mun­dial tie­ne so­bre­pe­so y un 20% -30% tie­ne obe­si­dad. (Mé­xi­co es el país más obe­so del mun­do­). La epi­de­mia no es só­lo de obe­si­dad si­no que tam­bién es de se­den­ta­ris­mo, que tam­bién con­lle­van a otras en­fer­me­da­des.
Es por es­to que es el mo­men­to  de to­mar con­cien­cia y ha­cer fren­te a es­ta en­fer­me­dad que es­tá avan­zan­do y que si se to­man las pre­cau­cio­nes y se ini­cia un tra­ta­mien­to pue­de re­ver­tir­se.
 
Centro Terapéutico Dr. Máximo Ravenna Buenos Aires

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