No es nuevo decir que la cirugía plástica crece año tras año en el país y en el mundo. Sin embargo, pese a que este crecimiento ha sido vertiginoso en la última década, quienes estamos en esta profesión no dejamos de sorprendernos por los sub-segmentos de pacientes que van surgiendo en forma permanente, con nuevas exigencias.
Para graficar estos cambios, la cirugía plástica era originalmente un procedimiento orientado más a la clase alta, por sus costos; con el paso del tiempo los procedimientos quirúrgicos se hicieron más accesibles para sectores menos pudientes, abriéndose un nuevo nicho. A nivel procedimientos, en tanto, las cirugías “de moda” en la actualidad no son las mismas que las de años atrás. Otro elemento llamativo de los últimos años fue la inclusión del hombre como paciente de cirugía plástica, algo impensado años atrás.
Los “divorciados”
En ese marco, en los últimos tiempos estamos viendo con sorpresa el surgimiento de un nuevo segmento de pacientes, a los cuales podría catalogárselos como “los divorciados”, porque tienen en común una situación afectiva adversa que desemboca en el deseo de un cambio físico. Quizás esto siempre existió, pero en mucho menor medida. Hoy, en cambio, con el acceso a la información, son muchos los pacientes que en el “boca a boca” -personal o vía Internet- se recomiendan pasar por el quirófano tras un conflicto emocional.
Concretamente, son personas de entre 40 años y 55 años de edad -tanto hombres como mujeres- que llegan a nuestro consultorio en busca de un procedimiento estético, aduciendo motivaciones vinculadas ya sea con su creciente crisis matrimonial como con su divorcio ya consumado.
En otras palabras, se trata de personas que a lo largo de su vida no tenían en sus planes someterse a procedimientos estéticos, pero que una situación sentimental conflictiva les desencadena la necesidad de verse y sentirse mejor.
Pero el “reconquistarse a uno mismo” no es siempre la única motivación. Entonces, por un lado están los pacientes que quieren cambiar su aspecto para mejorar su autoestima y, por ende, su forma de relacionarse con su pareja de manera tal de intentar salvar su matrimonio y, por otro lado, los que necesitan comenzar de nuevo, en la necesidad de rehacer sus vidas con otras parejas, muchas veces más jóvenes y, por ende, más exigentes en términos estéticos.
Cirugías y procedimientos más solicitados
Hay que entender que no son todos los divorciados ni las divorciadas los que consideran a la cirugía plástica como una herramienta para comenzar de nuevo. Generalmente son personas de un nivel socio económico medio-alto. Son profesionales, empresarios, personas para quieren verse bien estéticamente, y que muchas veces tienen más exposición social.
Las demandas de hombres y mujeres que están atravesando conflictos sentimentales son muy distintas, pero hay conductas y preferencias comunes, según el sexo de que se trate:
- Mujeres. Se enfocan principalmente en la parte corporal. Los procedimientos que más demandan son: lipoaspiraciones, modelado del contorno, glúteos, aumento y/o levantamiento del busto. En un segundo plano les interesa la parte facial, y en este caso solicitan en general métodos complementarios no quirúrgicos, tales como bótox y relleno, o en menor cantidad de casos el lifting, que sí es un procedimiento invasivo más complejo.
- Hombres. Se preocupan principalmente por el rostro, y más concretamente por las arrugas y las bolsas en los párpados. También hay otro grupo que se anima a la lipoaspiración. Otra gran área es la de trasplante capilar, con una demanda cada vez mayor. En general el hombre tiende a métodos menos invasivos, se anima menos que la mujer. Por eso, acude mucho al bótox, rellenos u otros métodos complementarios.
Como primeras armas de mejoramiento, el hombre siempre tiende a buscar procedimientos que no requieran de un posoperatorio largo y que sean más de perfil bajo, es decir, que no quede en evidencia inmediata que ha estado en manos de un cirujano plástico. Pero lo cierto es que en la práctica muchos de los que comienzan con bótox, al tiempo se ven un rollito en el abdomen y vienen a consultar por la liposucción, y luego se opera los párpados.
La mujer está mucho más familiarizada con el mundo de la estética, sobre todo en ciudades grandes en las que hacerse hoy una cirugía es hasta una muestra de estatus social. Esto facilita mucho las cosas, ya que la mujer tiene pocos tapujos en este sentido.
El rol de lo social
Creo que esta tendencia focalizada en personas de más de 40 años con dificultades sentimentales, forma parte de un “boom” más amplio, que en los últimos diez años ha hecho que la estética corporal creciera a pasos agigantados, y lo sigue haciendo año a año.
También debemos destacar que las personas han prolongado su etapa de la vida en la que quieren y necesitan verse bien. Años atrás, una mujer a los 45 años ya era considerada “vieja”, pero hoy tanto hombres como mujeres se cuidan cada vez más a esa edad, porque son jóvenes y porque la sociedad les exige verse cada vez mejor.
Por otro lado, diez años atrás el hombre era aprehensivo, había tabúes de los que, si bien siguen existiendo, se han liberado un poco más. Si el hombre se hacía un procedimiento estético no era bien visto por sus pares. Hoy, en algunos círculos sociales, esto también da estatus en el caso masculino, algo totalmente impensado hasta hace poco.
Sin lugar a dudas los medios de comunicación han sido una gran influencia en este sentido, y han sido los principales propulsores para la apertura de este abanico del cuidado estético, que antes era reservado para unos pocos. En los medios se ven artistas, políticos y hasta gente común que se somete a procedimientos estéticos y lo exponen públicamente. Entonces, la pregunta es, ¿por qué no puedo hacerlo yo también, máxime después de un traspié emocional?
Dr. Roberto Martínez Rinaldi
MP: 20.951 - ME: 8.237
Especialista en Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva de la Clínica Gallia