-¿Cómo te surgió este proyecto y cuándo?

- Hace más o menos siete años que empecé a dedicarme de manera más o menos profesional a las artes visuales y hace algunos menos que puedo decir que me dedico de lleno y profesionalmente. Durante este tiempo fui observando el circuito del arte, cómo funciona o podría funcionar esta área, con la mirada de un artista que se autogestiona desde Villa María. “Volar” es un proyecto que surge de la autocrítica, de la observación, tanto del contexto en el que me he desenvuelto como de la manera en la que lo he hecho y también de cómo lo hacen otros colegas y actores del mundo del arte, de identificar qué es lo posible y lo que se puede mejorar.

-¿Qué te motivó a hacer esta movida?

-Identifiqué dos puntos principales, uno que es personal y otro que es más general o de contexto. En cuanto a lo personal, me dedico a la producción de obras y me formé como licenciada en Pintura en la Universidad Nacional de Córdoba. Mi punto más fuerte de aprendizaje es la imagen, es decir, aprendo mucho más de mirar una obra directamente que de su historia o teoría (que no deja de ser indispensable). Cuando observé esto me di cuenta de que no he visto casi nada de lo que he estudiado. Qué tan cubriente es un color, qué tan saturada una matiz, cómo se ha desplazado el material y con qué elemento para crear ese plano o cuántas veladuras de color hay para generar esa profundidad. Son cosas que se aprenden en el contacto directo con la obra, no pueden verse en las láminas de los libros, en las imágenes de Internet, en fotos, que incluso la mayoría de las veces difieren muchísimo los colores entre una y otra.

En cuanto al contexto, he observado la dificultad de los artistas para vender su obra, las de las galerías para autosustentarse y la ausencia de un circuito artístico fluido en el que circulen las obras. Y por supuesto todo esto hace que baje la calidad de la producción artística local, porque al tener que dedicarse a otra cosa para poder vivir se disminuye el tiempo, la dedicación a las obras y los productores de arte se van desanimando al no encontrar un contexto en el que desenvolverse como tales. Hay otros casos, pero este es uno de los que más me interesa trabajar. 

 

“Para seguir creciendo y formándome”

“‘Volar’ surge para saldar una deuda con mi formación -puntualiza- recorriendo los museos y espacios donde se ubican las obras que considero indispensables ver para aprender de ellas, para seguir creciendo y formándome. Y para estudiar espacios que se dediquen a la comercialización de arte en todo el mundo para ver su funcionamiento, su contexto. También para generar relaciones e intercambios, para dialogar con las personas que dirigen y trabajan en estos espacios y para, a partir de ese estudio y experiencia, ver la forma de plantear posibilidades en mi ciudad. Yo creo que se puede vivir en Villa María y ser un artista del mundo, pero para eso hay que conocer el mundo y aceptar que hay mucho por aprender”.

“El proyecto, en definitiva, se plantea como una obra en sí misma, cuyo soporte material primero será una bitácora que llevaré durante este viaje (el primero que haga) y una plataforma virtual donde las empresas que quieran auspiciar el proyecto pueden funcionar como auspiciantes e irá tomando forma en otras obras según la experiencia”. 

-Contame un poco cómo es el procedimiento con la galería. ¿El interesado ve la obra y la compra virtualmente o en un espacio real?

-Yo no tengo una galería ni un espacio grande en el que quepan todas colgadas en sus condiciones óptimas y me dije “bueno, esta es la primera etapa, no te puede frenar eso”, así que saqué muchas fotos y creé un álbum en Facebook. Esa es una de las maneras de ver las obras (en mi página de Facebook, que es “Sofía Toribio”, no mi sitio personal). Para quienes están muy ocupados o tienen problemas de movilidad imprimí un catálogo con algunos ejemplares de cada serie, con el cual los visito. Y en un “pendrive” llevo las series completas para ampliar la que más les interese. La tercera opción, que es la más desordenada (y de ahí la palabra “informal”), es mi casa-taller, donde tengo un hermoso desparramo de obras y recibo a quien me llame o escriba pidiéndome una cita.

 

“Mis obras son mi capital”

-¿Cuántas obras tenés en catálogo para la galería?

-La verdad que no lo sé, son muchas. Por eso me di cuenta de que ese era mi capital. Llevo años invirtiendo en bastidores, óleos, pinceles, acrílicos, papeles, carbonillas y mucho tiempo de trabajo. Hay obras desde el año 2006 hasta la actualidad, en ese tiempo hice series muy diferentes y enfrenté distintos temas y desafíos, por lo que mi obra al día de hoy es muy ecléctica, no me aferro a la idea de imagen personal como un conjunto de características formales que se repiten, yo cambio todo el tiempo, fluir es mi palabra clave.

Lo que sí puedo decir en cuanto a las obras es que las dividí en dos grupos, las que tienen precio y la que no. Las que tienen precio es fácil, porque quien la desea paga el precio por esa y se la lleva. El otro grupo de obras no tiene precio, para que quien la quiera le ponga el precio que cree que vale, para experimentar cuánto pagarían por esa obra o cuánto creen las diferentes personas que puede valer y por el precio que le ponga se la lleva.

J.R.S.