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Berugo Carámbula con sus compañeros uruguayos recordaron a Les Luthiers e Hiperhumor |
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Aunque el cartel anunciaba la actuación de Tocata y Fuga, el grueso del público iba a verlo a él.
El entrañable cómico uruguayo Berugo Carámbula reunía las miradas -compasivas, es cierto, pero también de noble admiración- por haber vuelto a los escenarios con una visible enfermedad a cuestas (el Mal de Parkinson), compensada con una lección del humor más prodigioso: “ríete de ti mismo”.
De andar lento, cansino, con movimientos a su tiempo y forma, el artista aportaba chascarrillos y gags a la propuesta de Tocata, sin perder la pizca de sorna en el juego de palabras y en sus autoreferencias (en el promedio arrojó su clásico “Alcoyana Alcoyana” y en el bis del final recreó el recordado gaucho payador de “Hiperhumor”). Hasta se arrogó pasajes propios, de cara a la audiencia, con chistes de salón en formato de café concert.
El conjunto, por su parte, esgrimía una plataforma musical y humorística, con sketches unitarios y dinámicos, al estilo Les Luthiers, con condimentos aggiornados de “Telecataplún”, en especial en los remates inesperados. Admiradores confesos del legendario grupo argentino, los “charrúas” adoptaron tanto la estructura, el vestuario, ciertos giros teatrales como algunas obras de su repertorio más popular y visual a modo de inspiración. Piezas como “La tandita” o “Kathy la reina del saloon” del acervo leslutheriano se podían identificar tranquilamente en sendos pasajes de Tocata. Estas similitudes, no obstante, no desmerecieron la puesta que logró rescatar aplausos y carcajadas en un auditorio a media sala.
La vigencia de un modo de abordar la comicidad por fuera de los cánones mediáticos también reporta una noticia saludable.
Juan Ramón Seia
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