La jueza Silvia Saslavsky de Camandone le impuso ayer una condena de seis años de prisión de cumplimiento efectivo a un bicicletero que sometió a tocamientos y manoseos impúdicos a tres niñas, cuando fueron a su negocio a inflar las gomas de las bicicletas.
La pena recayó en Roberto Antonio Bustos, de 63 años de edad, quien fue declarado autor penalmente responsable de “abuso sexual simple, gravemente ultrajante, reiterado” y “corrupción de menores”, al cabo de un juicio oral y privado realizado en la sala de audiencias de la Cámara del Crimen de Villa María.
Bustos, un carpintero de oficio nacido en la ciudad de Córdoba el 9 de septiembre de 1951, se encuentra detenido desde octubre del año pasado, luego de que la madre de una de las criaturas advirtiera que “algo raro” había sucedido con su pequeña hija después de haber concurrido un par de veces al negocio que el sexagenario explotaba en Mercedarios casi esquina avenida Universidad, en barrio Bello Horizonte.
La sospecha de la mujer permitió echar luz sobre los episodios de los que había sido víctima la menor, e incluso dejó al descubierto que otras dos nenas, de edades similares, habían padecido los mismos abusos.
Como se trató de hechos de instancia privada, el debate se realizó a puertas cerradas. No obstante, pudo saberse que las criaturas tenían 9, 10 y 11 años al momento de los manoseos, registrados durante el transcurso de 2013.
Tras la denuncia de las tres mamás y con los elementos de prueba reunidos, la Justicia detuvo a Bustos en octubre de ese mismo año.
Confesó todo
En la víspera, a poco de iniciado el juicio y tras la lectura de la pieza acusatoria, el sexagenario confesó los hechos que se le atribuían, circunstancia que posibilitó que el juicio se realizara bajo la modalidad de trámite abreviado, es decir, sin la recepción de pruebas testimoniales en la sala del quinto piso de Tribunales.
A la hora de los alegatos, tanto el fiscal Francisco Márquez como el abogado defensor Juan Antonio Rusconi sostuvieron que habían llegado a un acuerdo previo para solicitar la pena finalmente impuesta por la magistrada (Bustos es un convicto primario, por lo que carecía de antecedentes), por lo que el desenlace del juicio fue inmediato.
La “condicional”
En principio, el bicicletero podría obtener la “libertad condicional” en octubre de 2017, cuando cumpla las dos terceras partes de la condena (cuatro de los seis años).
Sin embargo, con la mayoría de los condenados por delitos sexuales la Justicia es mucho más estricta al momento de evaluar si están en condiciones de reinsertarse socialmente, más allá de que observen buena conducta durante el período de detención y aprueben una pericia psicológica.
Por lo general, a los abusadores no se les concede dicho beneficio y a lo sumo se les permite salir seis meses antes del cumplimiento total de la sanción, gracias al instituto legal conocido como “libertad asistida”.