Todo comenzó con un comentario del padre de Juan José Di Santo, empleado de la Nestlé, quien le mostró un papel donde constaba la importancia de algunas proteínas que se encuentran en la leche. Cómo extraerlas sin alterar el valor de la materia prima, fue la pregunta que rondó en la cabeza de quien hoy es ingeniero químico egresado de la Regional Villa María de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN).
Junto a sus dos compañeros David Manavella y Sebastián Rosa, decidieron investigar y tanto ahondaron en la materia, que finalmente fue el motivo de tesis con la que se recibieron de ingenieros químicos.
Una vez hecho el trabajo teórico, pensaron que sería bueno llevar a la práctica lo que había escrito en esas 300 páginas de investigación. Hoy, con el proyecto ya en condiciones de ser utilizado por una industria alimenticia, miran para atrás y piensan cómo fue que se animaron a afrontar una idea que costó un millón de pesos, cuando eran tres jóvenes profesionales sin un peso de más en el bolsillo.
El largo camino
Una cosa es contar que de cada litro de leche se puede sacar 0,17 gramos de lactoferrina y otra es saber cómo hacerlo y contar con los módulos industriales para tal fin.
“Las cosas se fueron dando. Los que somos creyentes estamos seguros que Dios influyó porque cuando no teníamos como salir, nos llegaba una ayuda económica”, contó Manavella a EL DIARIO Rural.
Aprendieron a gestionar, a golpear puertas y así recibieron algunos subsidios y créditos (el último fue del Ministerio de Industria de la Provincia, antes le llegaron fondos de del CFI, de la Subsecretaría de Lechería de la Nación, del Fontar y Fonter) que terminaron de pagar este mes.
También colaboraron especialistas de la UNVM para que pudieran ser aprobados esos créditos y contaron con el espaldarazo vital del Funesil que prestó las instalaciones como el laboratorio y la planta piloto para que desarrollaran el novedoso método de investigación.
Hoy, están a la espera de que la industria alimentaria se interese para contar con el innovador proceso industrial que separa dos proteínas de la leche para ser utilizada con el fin de agregar funciones nutricionales y protectoras a los alimentos.
En qué consiste el sistema
Los ingenieros químicos Di Santo, Manavella y Rosa desarrollaron todas las etapas de la puesta en marcha de un proceso industrial que permite separar químicamente la lactoferrina y la lactoperoxidasa de la leche y el suero. Utilizaron módulos que fueron desarrollados para otra finalidad, logrando adaptarlos para ese fin.
El proceso no se realiza en América. Son pocas las empresas que aplican modelos similares (una está en Australia), pero que tienen una matriz diferente que extrae esas proteínas en un tiempo cinco veces superior a la matriz desarrollada en Villa María.
Antes de presentarlo, pasaron por la etapa de laboratorio, la prueba semindustrial y la puesta en marcha del sistema para la industria.
Para qué sirve
Las proteínas que se pueden extraer de la leche y el suero tienen un gran aporte de hierro 100% biodisponible para ser utilizado para personas con anemia.
También se pueden utilizar en la zona tropical donde hay altas temperaturas y no tienen energía eléctrica, para conservar carnes hasta 24 horas.
Otra de las funciones de esas proteínas es la del diagnóstico médico, para detectar tumores.
Dada la importancia de todas esas funciones es que el mecanismo para extraerlas viene siendo estudiado desde hace tiempo. “Nosotros podíamos irnos al exterior donde nos pagaban para que hiciéramos esto. Pero preferimos quedarnos y saber que este sistema fue creado acá, en Villa María”, concluyeron.