Se cumple un nuevo aniversario de Cooperar, ¿qué balance hace de este último año?
-Fue un año de gran trabajo institucional en lo que se refiere a lograr representatividad y visibilidad en el sector. Y con la incorporación de varias federaciones que le están dando una dinámica diferente a esta gran confederación que tiene dentro de sus objetivos principales ser la gran representación del movimiento cooperativo.
-Al respecto, este año incluyeron a las federaciones del sector agrario...
-Sí, ya es algo que se vino dando desde finales de 2012. Empezaron a manifestar su intención de asociarse, sobre todo las que representan a las economías regionales. La gran explosión se produjo en 2013, cuando entraron nueve de esas asociadas. Este año se completó con las que faltaban, en un proceso que ha impuesto una dinámica de trabajo diferente respecto de lo que nosotros veníamos realizando con cooperativas y federaciones de otros sectores.
Y saliéndonos de la Argentina, Ud. integra el board mundial de la Alianza Cooperativa Internacional, proyectando la economía solidaria argentina en el mundo. ¿Qué análisis hace sobre su gestión?
-Esto tiene que servir para darle mayor protagonismo al cooperativismo dentro de la economía social y solidaria del mundo. Tiene que servir para que nuestra mirada -que en cierto modo es diferente a la mirada del cooperativismo a nivel global- pueda ser escuchada, entendida y, sobre la base de ese mayor entendimiento, construir espacios regionales, continentales y globales.
-Desde esa perspectiva, ¿cómo están paradas las cooperativas argentinas si las comparamos con las de América Latina y del mundo?
-Realmente nos ven con muchísimo asombro e intriga porque representamos un movimiento que está presente en una amplia gama de sectores y actividades económicas.
-¿Faltan cosas en materia parlamentaria para el sector?
-Faltan. No hay que olvidarse nunca que, si bien ha habido nuevas posibilidades y políticas que acompañan al sector, en muchos casos las cooperativas son presas de un tramado normativo que fue pensado en otras épocas y que necesita ser corregido. En ese camino, nos encuentran trabajando codo a codo con los legisladores a los que tenemos oportunidad de contarles cuáles son nuestras necesidades, cuáles son los cambios y cuáles son las leyes que necesitamos que se deroguen y cuáles son las nuevas leyes que necesitamos impulsar. Es un camino arduo que no da resultados inmediatos, pero que sí estamos transitando.
Ansol