Tras un año complejo y alicaído en casi todos los sectores, principalmente en el crucial sector automotor, el panorama para 2015 no luce más alentador.
Los altibajos se manifestaron por rimbombantes hechos exógenos: fondos buitre, baja en los precios de las commodities (soja) y derrumbe en la industria brasileña; algo que puso en manifiesto el grado de dependencia de la economía argentina a factores externos que ya habíamos señalado.
Factores a tener en cuenta
Lamentablemente, el contexto internacional no muestra signos de revertir sus tendencias; por un lado es de esperar que la demanda mundial continúe débil, y por otro la revalorización del dólar debido a la política deliberada de la Reserva Federal de Estados Unidos plantea mayores interrogantes sobre la recomposición de los precios de las commodities.
Por lo dicho, todo apunta a que la única fuente de vigor para la economía en 2015 sea a través de la apertura de la cuenta financiera, ya que es difícil imaginar un cambio de expectativas internas que empuje el crecimiento de la economía nacional.
La clave parece estar en este difícil trance con los fondos buitre que le tocó lidiar al país: si en enero la estrategia seguida por el Gobierno de “a todo o nada” muestra haber sido apropiada, sin lugar a dudas será un punto a favor para la mejora de las expectativas de los agentes económicos y por ende para entrada de capitales externos (inversiones y préstamos); y tal vez lo que es más relevante, el hecho podría servir para que los propios argentinos confiemos en el sistema y apostemos a la inversión (las últimas estimaciones calculan que en la última década se fugaron cerca de los 400 mil millones de dólares, casi el PBI anual del país, más de 10 veces las reservas del BCRA, realmente una cifra desmesurada que pone en evidencia la cultura especulativa de los argentinos).
A nivel sectorial
En ese contexto, los diferentes sectores deberán surfear un difícil 2015: la suba de los costos y el relativo atraso en el tipo de cambio respecto de nuestros vecinos no juega a favor en muchas industrias exportadoras que ven recortados sus márgenes de rentabilidad, por lo que podemos afirmar un leve retroceso o estancamiento.
Por el lado de la construcción, debe esperarse cierto repunte debido en parte al plan Procrear y por supuesto al impulso tradicional de la obra pública en los años electorales.
En cuanto al comercio derivado del consumo minorista, es impensado caídas bruscas como las presentadas en el presente año, más aún considerando un año electoral en donde la venia política tira todas la “carne al asador”.
En suma, es de esperarse un 2015 “planchado”, un año de transición que sirve para repensar negocios e inversiones, para plantearse proyectos y animarse a nuevos emprendimientos, ya que aquellos que se encuentren con estructuras sólidas podrán aprovechar un probable cambio de tendencia potenciado por renovadas expectativas de un nuevo gobierno en 2016.
Lic. Alfredo Koncurat