La ciudad está linda. Todos lo vemos y también los que la visitan.
Pero una buena gestión es también dotar de seguridad a los ciudadanos, instalando cantidad de cámaras en los accesos y en cada barrio de la ciudad con un monitoreo y logística con la Policía provincial en forma constante.
Pero resulta que somos presos hace muchos años de la mala relación del “accastellismo” con los gobernadores de Córdoba (Schiaretti y De la Sota), produciendo que no haya colaboración alguna con la Provincia en este tema y en muchos otros, como se verificó como consecuencia de las inundaciones de comienzos de año.
Una buena gestión tiene la obligación de tener una fluida comunicación con la Provincia y la Nación. No es el caso de Villa María.
Una buena gestión es también tener un tránsito que no sólo esté ordenado, sino también que no haya siniestralidad. Es común ver cómo no funcionan los semáforos y que la instalación de nuevos sea mínima.
Que haya una pésima señalización tanto horizontal como vertical.
Que el mantenimiento de las calles tanto asfaltadas como de tierra sea un hecho aislado y no una política permanente, a pesar de que se destinan 50 millones de pesos.
Que los controles sean meramente recaudatorios y no preventivos.
Han sido incapaces de hacer una ciudad, después de tantos muertos, en la que los motociclistas usen el casco.
Han sido incapaces de hacer una ciudad que no tenga contaminación auditiva.
Hay horas en las que el ruido de los ciclomotores hace imposible el descanso. Esto nadie lo controla.
Pero sí han ampliado a lugares increíbles el estacionamiento medido.
Negocio bueno, como pocos, privatizado, en el que no se sabe qué se hace con lo que recauda este privado privilegiado.
Donde también cada vez hay más privilegiados que tienen eximido el pago del estacionamiento, por el sólo hecho de ser funcionarios y cobrar sueldos muy importantes.
Una buena gestión es transparencia en el gasto. Sólo por una cuestión de sentido común.
Los 38 funcionarios políticos que son responsables de las erogaciones deben tener en cuenta que están gastando dineros públicos de todos. No es el caso de Villa María en la que todas las semanas vemos que se incumplen ordenanzas y la Carta Orgánica Municipal (COM) y que los tribunos de cuentas rechazan órdenes de pago millonarias. En la que el ingenio para evitar los controles llega a lo inimaginable. Primero con el Eninder, luego con las sociedades del Estado.
Una buena gestión debe cuidar a aquellos que generan riquezas y no castigarlos aumentando todos los años la presión impositiva, como la prevista para 2015, afectando a las empresas que más facturan, pero también las que más gastan.
Una buena gestión es asignar correctamente el gasto y cuidar el dinero cuando la economía está desde hace meses estancada, ajustando el gasto y no insistir tirando del delgado hilo del aporte de los contribuyentes, aumentando desmesuradamente el costo de los servicios.
Una buena gestión es atender y asignar los recursos necesarios para atención de los más desprotegidos y vulnerables, que cada vez son más.
No es el caso de Villa María que tristemente este año tiene dos muertos ancianos que estaban al cuidado municipal.
Nada se sabe acerca de qué pasó y qué se va a hacer para evitar esto. El presupuesto no demuestra una mayor asignación.
Una buena gestión es tratar de que la ciudad no sea la más cara para vivir de la provincia, por el pesado costo que tiene mantener el formidable e ineficaz aparato municipal.
Señor intendente, respetuosamente decimos que una buena gestión no es, por lejos la que usted encabeza.
Unión Cívica Radical
Comité de Circuito Villa María