Escribe
Héctor Cavagliato
Ayer terminó de escribirse uno de los capítulos más perfectos de los que históricamente son los tradicionales campeonatos anuales del Villa María Golf Club a cuya definición llegan por méritos propios los que sobreviven a una maratónica lucha.
El premio "Industrias Cormetal", habitual sponsor del gran certamen, otorgó numerosos y valiosos trofeos a los ganadores desde la clasificación hasta su epílogo.
Podríamos decir que el clima "les hizo precio" y permitió que fueran diferentes las respuestas exigidas por el sábado y el domingo.
Estaban frente a frente la experiencia de un superdotado y experimentado Marcelo Raspo y la enjundia e incipiente capacidad de un juvenil en permanente evolución como es Ignacio Espina. No alcanzaba sólo con el talento y las condiciones técnicas.
Para afrontar este desafío había que ostentar una excelente preparación física.
Todos saben que Raspo viene respondiendo a esas exigencias con gimnasio, pesas, bicicleta y, por sobre todas las cosas, una práctica cotidiana en la cancha acorde con lo que hacen los profesionales que saben lo que buscan.
Entonces no debe extrañar que, hoy por hoy, Raspo sea uno de los mejores exponentes de la provincia.
Podríamos decir que no alcanzó, aún, su techo técnico. Termina un año excepcional y va por más.
Enfrente no es que tuvo un rival fácil o inferior. Todo lo contrario. Su triunfo por 10 hoyos de diferencia cuando le faltaban 9 por jugar fue producto de un juego casi sin fallas.
Contundente en las salidas, criterioso en la elección de los palos para tirar al green y una maravillosa precisión en torno del hoyo hicieron una combinación perfecta.
El "Nacho" fue un digno adversario que jerarquiza la victoria del campeón.
De arranque estableció diferencias a fuerza de birdies (fueron 7 en total a lo largo de los 27 hoyos jugados, o sea, a un promedio de uno cada tres hoyos) y al pasar por el hoyo 9 ya llevaba 4 de ventaja que se estiró a 11 al cabo de los 18 hoyos matutinos.
Tras el descanso del mediodía Espina insinuó una cierta recuperación al ganar con birdie los hoyos 2, 3 y 5, pero no fue más que una nube de verano. Raspo retomó la supremacía y al llegar al hoyo 9 del recorrido (27 de la contienda) la ventaja de 10 hoyos selló la historia.
El abrazo entre ambos fue el recíproco tributo a un gran esfuerzo.
Los otros campeones
También se definieron ayer, pero pactadas a 18 hoyos, las categorías accesorias.
En la primera, Miguel Zandrino dio cuenta de Mario Valenti por 4/2.
En la segunda, Albano Altemir le ganó por igual marcador a Fernando Debiaggi.
En tercera, Miguel Albert necesitó un hoyo adicional para doblegar a la revelación del torneo, Marcos Carriazo, uno arriba en el 19.
En la cuarta, Carlos Díaz Barraza hijo definió en el hoyo 18 su pleito con Carlos Bertón por uno arriba.