Mientras caía el sol detrás del Anfiteatro y unos racimos de jóvenes dispersos sobre la loma donde se posa el Reloj de Sol, iban llegando, poco a poco, las casi 200 personas que asistieron al acto por los Derechos Humanos celebrado ayer en la ciudad, cuando se cumplieron a la vez 31 años de democracia ininterrrumpida en Argentina.
Entre los asistentes a la ceremonia había referentes de distintas organizaciones civiles y sociales, como la CGT local, Vínculos en Red, Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), Estrellas Amarillas, Diversidad de Género, representantes del municipio y del PJ local.
Fue un acto sencillo, sin estridencias.
El maestro de ceremonias recordó, desde el micrófono y para romper el hielo, que “la expresión Derechos Humanos hace referencia a las libertades, reinvindicaciones y facultades propias de cada individuo por el solo hecho de pertenecer a la raza humana. Esto significa que son derechos de carácter inalienable (ya que nadie, de ninguna manera, puede quitarle estos derechos a otros sujetos más allá del orden jurídico que esté establecido) y de perfil independiente frente a cualquier factor particular, raza, nacionalidad, religión o género”, señaló.
Luego leyó su discurso el secretario de Prevención Comunitaria y Derechos Humanos de la Municipalidad de Villa María, Carlos De Falco, quien recordó que el lema de la ONU es “Derechos Humanos 365 día del año” y aseguró que “somos portadores de un proyecto político que no sólo pasa por la derogación del Código de Faltas creando uno de convivencia social que sólo comprenda conductas antisociales activas como la criminalidad de pasar un semáforo en rojo y no conductas pasivas que sólo llevan a la detención de personas sin razón o motivo alguno. También sostenemos la necesidad de democratizar la Policía, dotando a los ciudadanos de más herramientas de control y dándole a los intendentes un rol activo ya que ellos son los elegidos por su propio pueblo y conocen mejor que nadie lo que pasa en sus lugares”, sostuvo De Falco.
Distinciones
Tras el discurso del funcionario, llegó el momento de los reconocimientos a aquellas personas que han contribuido con su lucha a generar conciencia o a ayudar al cumplimiento, al menos en parte, de esos derechos.
Así, Vanesa Cufré, referente del colectivo de personas trans, entregó la distinción a Omar Picatto, de Vínculos en Red; Omar Toscano, de APDH, a Lucía Gigena, de Estrellas Amarillas, y Edgardo Garmendia, de la CGT, a Mirta Martínez, del Comedor Niños Felices.
“Todos sabemos lo que vivió nuestro país. Por eso esta reunión hoy y en este lugar, como símbolo del ejercicio de memoria permamente, no por el mero hecho de recordar para hurgar en el dolor, sino para mirar el futuro con esperanza de que lo vivido ya no tendrá que suceder porque existe una resistencia popular y por la ampliación constante y permanente del reconocimiento de todos los Derechos Humanos”, dijo De Falco en otro párrafo de su discurso.
A capella
Promediando el acto y sin mediar presentación, a capella, a viva voce, de dos en dos, los jóvenes integrantes del grupo Quijotada fueron ganando la escena cantando los versos de Mario Benedetti “Por qué cantamos”. Y las voces fueron creciendo y dominando la noche a la vera del río, invitando a sumarse al canto:
“cantamos porque llueve sobre el surco
y somos militantes
de la vida
y porque no podemos
ni queremos
dejar que la canción
se haga ceniza”.
Al coro se le sumaron las intervenciones del Dúo Por la Vida, con una Cumparsita reversionada y finalmente Alicia Perrig con un relato alegórico en una suerte de convocatoria poética a que “defendamos la dignidad de tener derechos”.
Tras los aplausos, poco más de una hora después de iniciado, el acto concluyó y el público se fue diluyendo y confundiendo con la gente que pasaba por el lugar haciendo footing (cosa que ocurrió durante toda la ceremonia), charlando en grupo o con los auriculares en las orejas, cada cual en su mundo, ajenos al acto por los Derechos Humanos y la democracia, igual los referentes de la UCR, el PRO, el Frente Cívico, UNEN, la Izquierda, ATE, CTA, VACAP.
Poco antes de empezar el acto, uno de los organizadores deslizó que “la gente cree que con poder comer todos los días y un poco más, ya quedan cubiertos los derechos humanos; no ve que falta tanto por hacer”.