Esta noche a las 20, la misa habitual de la iglesia Catedral se hará en honor a la Virgen de Guadalupe. La impulsa Gretha Ramírez, una peruana que se radicó en Villa María tras conocer a su actual pareja a través de Internet, cuando aún vivía en Lima.
Su historia de amor y de vida está cruzada, según contó a EL DIARIO, por “la protección de la virgen”, de la que es devota y a la que quiere rendirle homenaje hoy.
“También tengo proyectado hacer una gruta. Estoy agradecida de estar en esta ciudad, acá conocí al amor de mi vida, Fabián Radice”, señaló.
En realidad se conocieron hace nueve años vía web y tras seis años de chatear y hablar por teléfono, ella decidió venir a Argentina a encontrarlo cara a cara. Y ahí ratificaron su enamoramiento, que “ya se había dado por computadora, luego de muchas decepciones amorosas”.
“Vine en avión y nunca más me fui”, confió, al tiempo que contextualizó que esta circunstancia motivó la preocupación de su familia, que llegó a pensar que le había pasado algo malo.
“La virgen me dio un hombre maravilloso. Llevo tres años acá junto a él y he pasado muchas experiencias, como un tumor en el ovario, que al final no fue tan grave como se pensaba, siendo que aquí me dijeron que no tenía cura”, señaló.
Hoy quiere ser madre, mientras que trabaja junto a su compañero en un minmarket que abrieron en barrio Los Olmos, donde residen. “Nos va muy bien. La gente nos aprecia, nos quiere. Fabián lo abrió hace seis años y yo estoy en el local desde hace tres años”, describió.
El sentido del oficio religioso de esta noche es “dar un signo de agradecimiento hacia ella”. “Hay mucha gente que no tiene fe en nada y a mí la Virgen me llevó hasta acá. Me levanté al estar enferma, conocí a mi gran amor. No hay que perder la fe nunca”, aconsejó.
La historia de la imagen, contada por Gretha
En el año 1531, a pocos días del inicio de diciembre, un indígena llamado Juan Diego caminaba por México cuando al pasar por el cerro Tepeyac escuchó que lo llamaban.
Cuando Juan Diego subió a la cumbre del cerro, se llenó de asombro al contemplar que una mujer vestida de sol lo llamó para que se acercara. Luego de identificarse como la Virgen María, ella le solicitó que se dirigiera hasta el obispo y le manifestara su voluntad de que le construyera un templo en ese lugar.
El obispo dudó sobre la autenticidad del mensaje y le pidió a Juan Diego una prueba de dicho mensaje. Entonces la Virgen María obedeció prontamente al pedido y envió a su humilde mensajero a la cima del cerro, a recoger un ramillete de flores hermosas.
Luego de que las flores le fueran entregadas al obispo, dejó una imagen de sí misma impresa milagrosamente en su tilma, un tejido de cactus de poca calidad que se debió haber deteriorado en 20 años, pero que no muestra señales de corrupción 500 años después y aún desafía toda explicación científica sobre su origen.
En la maravillosa gran basílica de Guadalupe Juan Pablo II beatificó al indio Juan Diego el 6 de mayo de 1990. Además en sus cuatro visitas a México, el Papa Juan Pablo II visitó el Cerro Tepeyac y honró con profundo amor filial a la Virgen de Guadalupe, a quien encomendó el continente americano y su nueva evangelización.
Cada 12 de diciembre se recuerda la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe.
