El joven Héctor Javier Aquino, de 30 años, arribó a nuestra Redacción para reclamar una pensión por discapacidad que, según sus palabras, nunca ha recibido por parte de los estamentos públicos.
Hace 18 años, Javier sufrió el desprendimiento de una retina jugando al fútbol que derivó lamentablemente en una ceguera total y permanente debido a una mala praxis realizada en una clínica.
“En el año 96 llevé los papeles al municipio, pero nunca se iniciaron los trámites porque me dijeron que se habían extraviado. A los dos años volví y pasó lo mismo. Debo ser un caso único”, señaló irónicamente.
También comentó que desde hace un par de años tiene dificultades en el acceso a beneficios debido a un auto que su hermano mayor había designado a su nombre y fue revendido tiempo atrás.
Luego de abandonar carreras como abogacía y masoterapia, alegó que “por falta de dinero”, el joven está oficiando de vendedor ambulante en los pueblos y vive en “un galponcito” detrás de la casa materna, sobre calle Estados Unidos al 400.
Arreglando su pieza, dijo que se cayó y padeció varios cortes y golpes en la cabeza. “Me gustaría que algún político o alguien de la Municipalidad pueda resolver mi problema”, subrayó Aquino. Por último dejó su número de contacto: 4891080.