La tradición, o tal vez las costumbres, dicen que los arbolitos de Navidad deben ser armados todos los 8 de diciembre y desarmados los días 6 de enero, una vez que hayan pasado los Reyes Magos.
Y hay muchas formas de pensarlos, de armarlos y de saber el porqué debe asomar un 8 de diciembre, motivo que tiene nada menos que seis leyendas distintas.
Con el correr de los años (el primero en la Argentina se armó hace dos siglos), los arbolitos fueron adornados según el gusto y el estado de ánimo de quien lo forme.
Por ejemplo, Alicia Carreño armó en su Rioja natal un arbolito que parece tener vida y lo subió a su cuenta de Facebook. Dice el mensaje de la autora: “Este es mi arbolito, el mundo reverdeciendo regadito de amor y paz”.
En ese arbolito la autora parece pedirle al mundo que deje de contaminarse y lo hizo en vísperas de una Navidad, tal vez la fecha más propicia.
Y en el viejo Hospital Pasteur se armó el último arbolito, que a partir del año próximo se mudará al nuevo y monumental establecimiento.
Ya es una tradición hacerlo todos los años y en cada Navidad se arma con diferentes motivos, todos vinculados con elementos que se utilizan en el centro de salud.
Por ejemplo, el año pasado el arbolito se armó con el material hospitalario del suero fisiológico, toda una muestra de originalidad.
Para esta oportunidad predominó el papel, como queriendo volar pronto a su nueva casa y descansar hasta el próximo diciembre, que será vestido originalmente para la ocasión.