El año 2014 no será olvidado en la historia de la ciudad. Llegó con toda su fuerza, lloró hasta abrir sus pulmones y con sus primeros pasos trajo la inundación. El agua invadió hogares, robó sueños, dejó temores y sufrimientos.
Fue el golpe de gracia después de los días festivos de las lunas peñeras.
El año 2014 llegó con todo y se va sin nada. Le deja todas sus pertenencias, las que tienen precio y las sin costo, a su sucesor.
Fue el prólogo de la novela del año electoral que se avecina.
Se cambió de ropa en las distintas estaciones, se vistió con diversos colores, vio sonreír a los candidatos en diversos afiches, fue testigo de las confrontaciones entre los unos, los otros, los de aquí y los de allá.
Por su cielo despejado por momentos y tormentoso en otros volaron los “buitres”, corrieron las liebres y se escaparon algunas tortugas.
Sí... 2014 llegó con todo y se va sin nada.
Zapateo y zarandeo
El Festival de Peñas de febrero abrió el fuego político y fue el escenario para el desfile de personalidades públicas.
A la orilla del Ctalamochita llegó el gobernador de San Luis, Carlos Poggi; el sciolista, Santiago Montoya; el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, y varios flamantes legisladores.
La costanera se estremeció con los carteles de oferta de candidatos.
Entre el revuelo de ponchos, las canciones románticas del grupo Maná y los furcios de Catherine Fulop, Accastello recibió los primeros disparos por parte del concejal Darío Capitani.
El edil sacó a relucir los gastos que representaron al erario público los mexicanos y empezó a perfilarse el fuego sagrado de las contiendas electorales.
La caída de las hojas secas del otoño en el tablero político se podía divisar a través de los cristales de un febrero que se fue con el río desbordado y cientos de vecinos damnificados.
En febrero, también entre las espigas, la lluvia y los granos, llegó el hombre más fuerte del radicalismo a nivel país, Ernesto Sanz.
Sinfonía otoñal
La crecida que afectó a varios sectores de la ciudad fue la mecha que usó el intendente Accastello para hacer explotar su confrontación con el Gobierno provincial y avanzar en su candidatura a gobernador.
En marzo de 2014, Accastello festejó su cumpleaños en una semana complicada por la misteriosa e inmanejable fuerza de la Naturaleza.
Más allá de los aspectos hídricos, con demasiados interrogantes en las explicaciones de funcionarios, de las obras que nunca se hicieron y de la ida y vuelta de culpas, la creciente mostró la parte más oscura de quienes tienen y asumieron la responsabilidad de gobernar.
Fue un mes de discusiones innecesarias y urgencias atendidas a fuego lento.
En ese tercer mes del año, Capitani volvió a instalarse en el ojo del huracán opositor.
“Estamos cansados de recibir cachetadas de políticas y que nunca te respondan sobre las cosas que planteás y que importan a la ciudad. No se bancan debatir, no te dan la palabra y te tratan como quieren”, gritó el hombre del macrismo. Las peleas entre oficialismo y parte de la oposición ya estaban instaladas en el pentagrama de una sinfonía otoñal.
En medio de la complejidad de un país preocupado por los avatares de la economía, el socialismo tiró la piedra y anunció el lanzamiento en abril del frente político denominado UNEN.
Abriles que no volverán
En abril se presentó formalmente UNEN, en un teatro de Buenos Aires compartieron escenario Elisa Carrió y Alfonso Prat Gay (Coalición Cívica), Julio Cobos y Ernesto Sanz (UCR), Fernando “Pino” Solanas (Proyecto Sur), Humberto Tumini y Victoria Donda (Libres del Sur), Margarita Stolbizer (GEN) y Martín Lousteau (UNEN).
Todo en un lecho de rosas que pronto mostró las consecuencias de las espinas.
En abril, el coqueteo entre el radical Oscar Aguad y Mauricio Macri hizo temblar algunas ramas del radicalismo cordobés.
En el mismo mes, Eduardo Accastello vivió su primavera visitando al Papa Francisco.
Realmente, 2014 no se anduvo con chiquitas.
Combatiendo al capital...
Los muchachos peronistas largaron mayo con la mochila llena de bastones de mariscal.
Para un peronista no hay nada mejor que otro peronista. Eso decía Perón. Eran otros tiempos, pero en 2014 la mayoría de las líneas se juntaron en Parque Norte para organizar el PJ nacional.
Estaban casi todos y todas en el Congreso Nacional del partido y eligieron para capitanear el barco al jujeño, oriundo de Río Tercero, Eduardo Fellner.
Accastello logró sentarse en la mesa ejecutiva del partido nacional, pactó ser anfitrión de todos los precandidatos y se convirtió en el representante del peronismo cordobés que estuvo ausente.
José Manuel de la Sota tenía otros planes.
Un romance de
corta duración
La realidad es un complejo que se compone de ideal y de cosas prácticas. Una de las tantas definiciones de Arturo Jauretche.
Y en este complejo, mezcla de penúltimo linyera y primer polizonte en el viaje a Venus, se van construyendo fines y medios.
Dos días antes de la fecha patria, de la conmemoración de la Revolución de Mayo, en un hotel ubicado frente a un conocido shopping de Córdoba capital, dos dirigentes que coinciden en uno de sus nombres intentaron tejer un compromiso que terminó sin mayores preámbulos.
Luis Alfredo Juez y Eduardo Luis Accastello se encontraron el viernes 23 de mayo. Hablaron sobre la compleja realidad y tiraron sobre la mesa la posibilidad de establecer “una agenda común” con los temas principales de la problemática provincial.
El romance duró un suspiro.
Antes del primer silbato del Mundial y del cantito “Brasil decime qué se siente”, comenzaron las charlas locales entre las distintas fuerzas de UNEN, Valinotto tiró al ruedo el nombre de Juan Carlos Zazzetti como un posible candidato y Capitani se puso los botines y la camiseta con los colores macristas avisando que estaba decidido a ser un delantero en la Copa “Pedro Viñas”.
El Mundial y después
Apagados los ecos del Mundial, Accastello se sentó a jugar al truco y gritó “Vení al pie”.
A mediados de año, el jefe comunal le dio instrucciones a Mauro Beltrami para armar su propio partido: PIE.
Mientras Mauro juntaba firmas para la estructura nueva, el frente UNEN suspendía el anunciado lanzamiento en Villa María.
Desafiando los vientos de agosto, el radicalismo se preparaba para la asunción de las nuevas autoridades con Daniel Azcona al frente del comité local y el lanzado candidato a intendente Gustavo Bustamante a nivel departamental.
Las piezas lentamente se fueron acomodando en el tablero rumbo a 2015.
La primavera electoral estaba
en el aire.
Accastello, metido de lleno en la campaña a gobernador, depositó su confianza en el jefe de Gabinete, José Carignano.
El rubio contador se perfiló como el “elegido”, pero sin que la última palabra esté dicha. La posible candidatura a intendente de Martín Gill se filtró en el aire primaveral.
El cumpleaños de la ciudad sirvió para unir al radicalismo y al peronismo en torno a la figura del fallecido intendente Miguel Angel Veglia.
El Palacio Municipal fue designado con el nombre de quien estuviera 12 años en el Sillón de Viñas y el acto tuvo momentos muy emotivos.
No me pisen las flores
En plena primavera, el radicalismo provincial se reunió en Villa María. Haciendo gala de su espíritu democrático, se dieron la mano los históricos y los más jóvenes. Los entusiastas y los precavidos. Los hombres mirando al PRO y los mirando al sudeste.
En el Amerian estuvieron Ramón Mestre, Mario Negri, Oscar Aguad, Carlos Becerra y las autoridades partidarias.
La posible alianza con el PRO y el juecismo fue la gota que desató un frente de polémica.
En los últimos tres meses del año el chaqueño y actual jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, fue el quinto pasajero del tour accastellista de precandidatos a presidente.
Ya habían pasado por la vera del Ctalamochita Daniel Scioli, el entrerriano Sergio Urribarri, el legislador porteño Jorge Taiana y el ministro de Defensa, Agustín Rossi.
La llegada de Capitanich, para visitar la planta de ACA Bio y reunirse con intendentes K fue una ficha importante en el tablero del villamariense en su intento por fortalecer sus aspiraciones.
Pero todavía faltaba más.
Días después, las gorras y los chalecos naranjas pusieron el color al acuerdo de colaboración mutua entre Scioli y Accastello.
El gobernador de Buenos Aires afirmó en Villa María que Eduardo Luis es su hombre para la Gobernación y el villamariense le regaló su mejor sonrisa y le guiñó el ojo para sus aspiraciones a presidente de la Nación.
Sin embargo, 2014 tenía más cosas en su equipaje y casi en sus últimos suspiros se manifestó como “soldado” de Accastello, Florencio Randazzo. Sobre rieles.
Globos y emociones
Uno de los acontecimientos más importantes del año tuvo como gran protagonista al gobernador José Manuel de la Sota.
Subido ya a su candidatura presidencial, el mandatario llegó a Villa María para inaugurar el nuevo y anhelado Hospital Pasteur. Hubo globos y emociones en los días previos a la Navidad.
Sí, 2014 llegó con todo y se va sin nada. Le deja su pertenencia a 2015.