Danilo “Toro” Carando es otro producto del fútbol regional que, más allá de los flashes del fútbol argentino, fue haciéndose un lugar de valor en competencias menos resonantes para el futbolero local, como Bolivia, Paraguay o, en este último tiempo, en Ecuador.

El sitio de Wikipedia, tan solicitado cuando se trata de buscar datos de una persona, lo describe “como uno de los futbolistas extranjeros más efectivos del fútbol ecuatoriano”; es que en Liga de Loja, su último club, el rubio de Dalmacio Vélez realmente la “rompió” con nueve goles y ocho asistencias que resultó importante para que su equipo logrará el objetivo de clasificar a una competencia internacional, como el pasaje a la Copa Sudamericana 2015, codeándose con los “grandes” de aquel país.

Su corazón aventurero forjado en su pequeño pueblo provocó que nunca se quedará quieto, sino de siempre querer algo más. Entonces, ese espíritu, sumado a las cualidades futbolísticas y, como siempre, los guiños que te da la vida más allá de los momentos durísimos que debió sobrellevar, le permitió a Carando lograr el sueño de ser jugador profesional a cientos de kilómetros de su hogar.

Y, tras un recorrido que siempre apuntó para arriba, hoy Danilo, con 26 años, disfruta de su momento. Jugó en su club de Dalmacio Vélez cuando era un gurrumino, ya adolescente se fue a Talleres. Allí le pusieron el apodo de “Toro” porque “siempre fui al frente y dejar todo”. Cerca de dar el salto, debió volverse a su casa porque la vida le marcó un duro trance; sin embargo, salió adelante, apostó a jugar lejos de casa y resultó. Jugó en Paraguay, tuvo un paso por Rumania, recaló en Bolivia, se fue a México y volvió a Sudamérica, más precisamente a Ecuador.

Y ahora, mientras disfruta de las fiestas en la ciudad con su pareja, está a la espera que suene el teléfono y conocer su próximo destino que lo lleve su gran pasión: el fútbol.

Por lo pronto, mientras aguarda para conocer hacia dónde irán sus goles, atendió a EL DIARIO para contar su actualidad, sus orígenes, sus objetivos y su carrera deportiva:

-¿Descansando, aprovechando los últimos días?

-Sí, disfrutando los últimos días con la familia. Estoy en Villa María, en lo de mi novia, y esperando que la próxima semana surjan algunas de las propuestas. Tengo la posibilidad de volver a Loja, pero es muy probable que me vaya a otro país a jugar.

-Igualmente, repasando lo que fue el segundo semestre, ¿tuviste un muy buen desempeño en Ecuador?

- Gracias a Dios me ha ido muy bien allí y espero que en este 2015 realmente sea mejor. Cuando llegué a Loja me recuperé correctamente de una lesión que venía arrastrando (fractura del empeine) y tuve la suerte de volver bien, con goles, y colectivamente se consiguió nuevamente hacer historia, de clasificar a una Copa Sudamericana siendo un equipo chico. Por lo que estar entre los mejores cinco de Ecuador siempre es importante.

-Jugaste en Ecuador, Bolivia, México, Paraguay, Rumania… ¿Hay diferencias futbolísticas en cada uno de esos lados?

-En Bolivia me ha ido muy bien, en Ecuador también… Hay diferencias, por ejemplo, el fútbol mexicano es más rápido y realmente me costó adaptarme porque venía mal físicamente y cuando llegué el equipo ya había arrancado, había realizado la pretemporada y con muchos partidos de preparación; ya en el segundo semestre, salió la propuesta de Ecuador mediante Alex Aguinaga, quien jugó muchos años en México, y pudimos cumplir lo que quería el presidente de Loja, de clasificar a una copa internacional.

-Se nota que sos alguien inquieto, de no afirmarte en un lugar, porque desde que empezaste a jugar lo máximo que estuviste en un club fue una temporada

-Me gusta mucho ser un trotamundos. Ya de chico, en el pueblo (Dalmacio Vélez), siempre me las trate de ingeniármelas como pude porque vengo de una familia muy luchadora y que me enseñó que para conseguir algo hay que pelearla, buscarla. Entonces, como no tuve tantas posibilidades en el fútbol argentino traté de probar suerte en otros países y gracias a Dios me ha ido bien en estos últimos años. Pude tener un nombre tanto en Bolivia como en Ecuador y ese me hizo crecer mucho como persona y profesional.

-Repasando tu carrera hasta el momento, ¿tu paso por Oriente Petrolero (Bolivia) fue una bisagra importante para tu proyección?

-Sinceramente ese equipo, además de que uno resultó máximo goleador de la temporada, hizo historia con “Tito” Pompei al llegar a los 50 puntos, algo que en muchos años ningún equipo había hecho, pero increíblemente perdimos el título con Bolívar, que hizo 51. Fue una campaña bárbara, se clasificó a las Libertadores… Por suerte, después de eso, siempre tengo las puertas abiertas en Bolivia no sólo para jugar en Oriente, sino en cualquier otro club.

En cuanto a lo de goleador, siempre estoy muy agradecido a “Tito” Pompei, quien me dio la continuidad necesaria para poder hacer esa cantidad de goles, como así también de todo el equipo, porque si bien uno es nueve, necesitó mucho de los compañeros para que me hagan jugar, generarme los espacios y las situaciones de goles para poder convertir.

-Y, volviendo a la actualidad, ¿qué objetivos te planteaste para 2015?

-Me propuse, en donde juegue, poder hacer entre 15 ó 20 goles. Sostener esta mentalidad positiva, tratando de hacer goles porque uno siendo delantero vive del gol. Por eso, ojalá que, con la bendición de Dios, me toque un lindo lugar y que pueda hacer una diferencia futbolística.

 

Orígenes

-¿Cómo fueron tus comienzos en el mundo del fútbol?

-Hice todo el baby fútbol en Dalmacio Vélez, pero era seleccionado por equipos villamarienses. Recuerdo que jugué un Mundialito con All Boys y salimos campeones. Siempre fui de venirme para Villa María, que realmente me encanta y porque la poca gente que conozco siempre me ha tratado muy bien.

-Después recalaste en Talleres…

-Hice las inferiores en Talleres de Córdoba y hasta me hicieron contrato. Después, por un problema de salud de mi mamá, hizo que me viniera a mi pueblo, pero el club me mantuvo el contrato vigente pese a que, para no quedar parado, fui a jugar a un club de la Béccar Varela. Talleres realmente me ayudó mucho en el aspecto de que nunca me cortó mi contrato para que volviera al club porque tenía una situación económica en mi casa en razón de que mi mamá tenía cáncer; en ese sentido, me ayudó muchísimo el club. Pero después, cuando volví, había mucho despelote y, en ese entonces, se fueron muchísimos jugadores, como Pastore (a Huracán), Buffarini, Lucas Godoy, y uno también decidió ir a hacer su carrera fuera del país.

-¿Por qué no pudiste llegar a jugar en la Primera de la “T”?

-Estuve en el plantel de Primera, cuando dirigía el “Tigre” Gareca y siempre estuve cerca. Cuando podía dar el salto me vine a mi casa porque mi familia me necesitaba, tenía que cuidar a mi vieja, salía a trabajar para ayudar económicamente a mi viejo… Con la bendición de Dios con el tiempo pude hacer la carrera que estoy haciendo, siempre con humildad, que es lo que te permite lograr cosas importantes.

-¿Cuándo fue que te llegó el click de darte cuenta de que podías hacer una carrera como futbolista profesional? ¿O siempre fue tu desafío?

-Siempre mi mamá me decía que no le aflojará, que siguiera con el fútbol porque era lo que más amaba. Por eso uno nunca dejó de entrenar cuando estaba en mi casa sin club, de salir a correr solo a la noche y también tuve el apoyo incondicional de mi novia porque estaba sin club y sin saber qué hacer. Hasta que me salió la posibilidad de ir a Paraguay, mi mamá había fallecido y entonces tomé la decisión de seguir en el fútbol, me fui a Paraguay prácticamente regalado. Y, allí, justo fue Platini Sánchez a buscar jugadores y me tocó jugar contra Cerro Porteño, hago un buen partido, y me lleva a mí pese a que había ido a buscar un jugador de Cerro y yo estaba en Carapeguá.

Tuve esa suerte, me fui a Oriente, hice una buena campaña y todo eso me ayudó muchísimo para salir adelante y empezar a tener un nombre en el fútbol.

-Es decir, el camino para llegar a tu gran sueño, además del guiño del destino, ¿estuvo marcado por momentos duros y dolorosos?

-Fue muy duro. Soy de una familia de muy buena gente, de gente luchadora como mi papá y mi mamá y tanto uno como mi hermana fuimos de seguir esos valores. Por eso, con el tiempo, Dios me lo fue pagando porque nunca me alejé del objetivo y hoy por hoy estoy haciendo lo que más me gusta: jugar a la pelota.

-Por último, ¿qué mensaje les darías a los chicos que, como vos en su tiempo, tiene sus sueños de ser futbolista?

-Que hay que disfrutar. El fútbol es lo más lindo que hay y además no dura para toda la vida. Hasta el día de hoy, con 26 años, me sigo levantando temprano, me gusta llegar temprano a entrenar, tomo algunos mates en el vestuario con algún compañero argentino… Entonces, trato de disfrutarlo y de esa manera.

Después mucha gente te va marcando los caminos y eso me ayudó mucho. El fútbol te permite conocer gente muy buena, humilde y trabajadora. Estoy muy agradecido del fútbol porque realmente conocí gente excelente.

No es difícil llegar, sino mantenerse. Por eso hay que tener compromiso y una gran responsabilidad, sea el deporte que sea. Tenés que cuidarte de muchas cosas”.