De mi consideración: por la presente me dirijo a ustedes para solicitarles la publicación de la siguiente nota, en ocasión de celebrarse el Día de Reyes Magos, para llegar a los lectores con un mensaje de concientización sobre la problemática animal, la que se hace día a día más acuciante y difícil de solucionar.
Magíster María T. Magi
“Mi nombre (por ahora) es Millie (se pronuncia “Mili”). Ustedes se preguntarán por qué tengo un nombre provisorio. Les voy a contar mi historia y así lo sabrán.
Mi vida comenzó realmente mal. Cuando tenía un mes, más o menos, me sacaron del lado de mi mamá junto a tres hermanitas y dos hermanitos y nos dejaron abandonados en un cortadero de ladrillos. La gente que trabajaba allí no nos rechazó, pero no tenían para alimentarnos y, además, nos enfermamos enseguida.
Lloramos mucho cuando se fueron al cielo un hermanito y dos hermanitas. Ese día, una señora llegó con comida para todos- humanos y no humanos- y nos llevó a su casa junto a dos gatitas que estaban con nosotros.
Allí, de a poco, comenzamos a recuperarnos y todos encontraron casita donde, esperemos, serán amados y tratados como todos los animales nos merecemos. Quedo yo y estoy buscando una casita para mí y una mamá y hermanitos humanos con quienes crecer en armonía.
Como me dijeron que falta poco para que lleguen los tres Reyes Magos, quería hacerles llegar un mensaje haciendo mi pedido de regalos y, como yo soy sólo una cachorrita, pensé que ustedes me podrían ayudar a enviarles mi cartita a Melchor, Gaspar y Baltasar. A ellos, les pido lo siguiente (lista no excluyente):
1º. Que la gente no nos adopte para después dejarnos abandonados a nuestra suerte en calles y rutas, donde lo más probable es que no podamos sobrevivir.
2º. Que los humanos que han adoptado un perrito o un gatito no dejen que éstos se reproduzcan si no están seguros de poder ubicar a sus hijitos, ya que no es justo que ellos nazcan para morir o sufrir hambre, enfermedades y soledad deambulando por las calles.
3º. Que no haya más discriminación, la que hace que las personas que nos pueden dar un hogar prefieran pagar para tener un perrito o un gatito de esos que llaman “de raza”, sin darse cuenta de que el amor y la fidelidad no son mercaderías que se puedan comprar.
4º. Que aquellos a quienes llaman “funcionarios” -no sé bien lo que son, pero he escuchado a varios humanos decir que ellos podrían hacer mucho por nosotros- se den cuenta de nuestro sufrimiento en las calles, en los espectáculos en los que nos hacen intervenir, en las condiciones que tenemos que soportar los que les servimos de alimentos y usen ese poder para hacernos la vida más digna de ser vivida.
5º. Que los humanos nos consideren sujetos de derecho y no objetos sin sentimientos y que nuestros derechos sean respetados.
6º. Que los que nos abandonan, torturan y matan sean castigados.
7º. Que los humanos reconozcan todo lo que hacemos por ellos: alimentarlos, ayudarlos en su trabajo, entretenerlos, ayudarlos a sobrellevar sus discapacidades tantos físicas como emocionales ¡y tantas cosas más!
8º. Como se imaginarán, alguien me ayudó a redactar todo lo anterior, aunque la idea fue totalmente mía. Ahora esto va solamente de mi parte. Si pueden, queridos Reyes, tráiganme de regalo una pelotita de esas que hacen ruido porque me encanta jugar con ellas.
Queridos Reyes Magos, no quiero cansarlos con tantos pedidos que habría por hacerles, aunque ahora seguramente no tienen tanto trabajo como antes, ya que ustedes y el Niñito Dios -que también traía juguetes a los niños argentinos- han sido suplantados por ese señor gordo de barba blanca y traje rojo que viene de muy lejos.
Por ahora, no les pido más, pero ya me comunicaré con ustedes vía redes sociales (¿vieron? Hasta nosotros nos estamos modernizando) para seguirles suplicando que hagan algo por todos los animalitos de la Tierra.
Con mucho cariño, Millie”.