La familia se reunió, como en año anteriores, en la zona de asadores del Prado Español para mirar desde allí el show de fuegos artificiales que organizó la Municipalidad el 30 de diciembre último para despedir 2014.
Ya había pasado la medianoche y Bautista Ayala, el niño que el 7 de febrero cumplirá 2 años, estaba dormido en los brazos de su mamá, Jaqueline Mercaú, quien está embarazada de mellizos (un varón y una nena) en el séptimo mes de gestación.
Nada hacía prever lo que pasó después: “Cuando vimos los fuegos de la tercera empresa, empezaron a caer como unas brasitas a donde estábamos nosotros y no nos dio tiempo a nada”, dijo la madre de Bautista a EL DIARIO.
Esa “brasita” provocó el fuego en la remera del pequeño, por lo que los padres le sacaron rápidamente la prenda y junto a un matrimonio amigo decidieron llevarlo al Hospital de Villa Nueva. “Era imposible, con la cantidad de gente, ir al Pasteur o a cualquier clínica de Villa María”, dijo la mamá.
En el “Hospitalito” le hicieron las primeras curaciones en la espalda y el cuello, la zona que más quemaduras sufrió, y al día siguiente lo vieron los profesionales del centro público de salud de Villa María.
“El viernes 2 de enero, que fue el primer día hábil después de las fiestas, lo trajimos a la Clínica de Especialidades para que lo viera su pediatra, el doctor Seghini”. El profesional ordenó que quedara internado porque necesitaban intervenirlo quirúrgicamente. “Nos explicaron que la zona del cuello, si no se curaba bien, podía quedar sin movilidad y para eso son las operaciones”, dijo Jaqueline.
El cirujano pediátrico Pablo Lucarelli fue quien realizó esas prácticas médicas. “Ya le hicieron dos y mañana -por hoy- le hacen la tercera”, dijo. Además, no descartan que más adelante tengan que hacerle una cirugía plástica.
Reyes Magos
Como todo niño sano, Bautista es inquieto y por eso no deja de gemir y expresar su malestar por la incomodidad que genera esa especie de chaleco con el que le protegen la zona quemada, además de la tablilla con la que le inmovilizan el brazo por donde pasa el suero.
Su mamá lo abraza para tranquilizarlo en la cama de la habitación de la clínica en la que Bautista se está recuperando.
“Pasaron los Reyes Magos por acá, aunque viene poca gente, dado que están restringidas las visitas”, cuenta Jaqueline mostrando el muñeco del Hombre Araña que recibió el niño, junto a dos autitos con los que trata de jugar para pasar las horas de internación.
“Fue un accidente”, dijo la mamá. De todas maneras, una abogada de la Municipalidad se presentó en la habitación para ofrecerle “una ayuda para los gastos médicos” y conoce que la Comisión del Prado Español también habría decidido colaborar.
Pero, por ahora, prefiere no pensar en eso. Espera que Bautista pueda seguir jugando, como siempre, para dejar sólo como un mal recuerdo las quemaduras sufridas.