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Imagenes de ambos accidentes |
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Un camión cargado con arroz y un utilitario Citroën Berlingo que transportaba mercaderías chocaron frontalmente en la ruta 158 y ambos conductores salvaron sus vidas por milagro, ayer por la mañana, minutos después de las 8.
El accidente tuvo lugar a unos dos kilómetros de Arroyo Cabral, por motivos que aún se tratan de esclarecer.
El rodado de gran porte, un Scania chapa IEB 9430, proveniente de Brasil, era conducido por Elder Fey, de 21 años y circulaba en dirección norte-sur, en tanto que la Berlingo, matrícula HSP 499, era guiada por Gaspar Iriot, según la Policía, de la misma edad, y venía en dirección contraria, desde la localidad de Almafuerte.
Al parecer, el utilitario rozó una de las ruedas delanteras del camión y el chofer del transporte de carga perdió el control de su vehículo que hizo un trompo sobre la ruta y terminó volcando en la banquina opuesta a su carril.
La carga del Scania se desparramó y la cabina quedó, literalmente, con las ruedas para arriba y el techo contra la tierra.
Milagrosamente, Fey logró salir del habitáculo con apenas unos razguños.
Iriot tampoco sufrió lesiones. Sólo la trompa del utilitario se dañó, pero el conductor pudo abrir la puerta con total normalidad y, a pesar del tremendo susto, salió ileso del interior del rodado.
@Sangre y vidrio en el bar del ACA
Era pasado el mediodía de ayer y una gran cantidad de personas tomaba café en el bar del Automóvil Club Argentino (ACA) cuando el Honda Fit patente FEL 648, guiado por Héctor Eduardo Talchinsky (71), irrumpió dentro del local haciendo estallar los cristales de la pared vidriada que separa el salón de la playa de la estación de servicio.
Una lluvia de esquirlas cayó sobre los perplejos parroquianos y las gotas de sangre de los heridos no tardaron en salpicar el piso del bar.
“No me preguntés cómo fue; cuando lo vimos, ya estaba encima nuestro”, dijo uno de los tantos presentes, aún sin salir del estupor.
Aparentemente, el chofer del Honda, quien iba acompañado por Mabel Laprille (68), quiso estacionar y no pudo controlar el coche; se subió a la angosta vereda y siguió camino como si nada se interpusiera entre él y las mesas de café. Logró dominar el freno recién junto a la cabina del teléfono público. Varias personas resultaron con diversas lesiones, aunque, quien llevó la peor parte, fue Juan Cornejo (68), que fue trasladado al Hospital para su atención.
Ambos accidentes tuvieron ribetes espectaculares, cinematográficos y pudieron haber terminado en tragedia. Afortunadamente, sólo quedarán para engrosar el anecdotario de protagonistas y testigos.
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