Desnutrición infantil, falta de atención médica, falta de agua potable, serias carencias de infraestructura en escuelas, incomunicación, ausencia de autosustento en materia alimenticia y litigios legales por la administración de la tierra, son algunos de los acuciantes problemas con los que deben convivir las comunidades collas de la puna salteña, completamente aisladas a 3.350 metros de altura sobre el nivel del mar. Dificultades que intentan solventar los miembros de la Fundación Pueblo Nativos, una ONG asentada en Villa María, cuyo principal objetivo es la lucha por la justicia social en favor de los pueblos originarios en Argentina, y que a tales fines sigue difundiendo sus actividades.
“La situación de algunas colectividades de la zona de la puna salteña continúa siendo crítica. Es gente de escasos recursos que vive muy aislada y que no gozan de lo básico. Se juntan varias problemáticas que hacen sumamente difícil su vida diaria, y desde nuestro lugar tratamos de solventarlo en lo que podemos, haciendo conocer esa realidad e invitando a los que puedan a ayudar”, cuenta Claudio Cáceres, presidente de la ONG constituida legalmente como tal a principios del año pasado, aunque sus integrantes llevan más de una década de trajines en el campo solidario. La institución desarrolla tareas en dos aldeas de la región cercana a la localidad de San Antonio de los Cobres: Las Cuevas (120 miembros), y Puesto Grande (alrededor de 300), pero también realiza labores en una comunidad guaraní del centro-este jujeño, denominada Asamblea del Pueblo Guaraní.
Actualmente, Pueblos Nativos está focalizando esfuerzos en seis puntos específicos: Primeras Necesidades (vivienda y alimentación), Escuela Digna (creación de escuelas rurales), Encuentro con la Salud (edificación de un puesto sanitario), Farmacia Comunitaria (facilitación de medicamentos de atención primaria), Alimentación Autosustentable (construcción de invernaderos andinos) y Comunicación de Emergencia (creación de un sistema de comunicación radial). Una serie de proyectos en los que han avanzado bastante durante 2014, y que piensan optimizar en 2015, siempre que puedan obtener los recursos necesarios.
Para colaborar
“La respuesta de la gente de Villa María ha sido muy buena, se ha acercado mucho a colaborar. Nosotros hemos difundido el trabajo y los proyectos en los medios a principios de 2014, pero es necesario volver a ponerlo en la agenda, para que el ciudadano se acerque a darle una mano a los que más lo necesitan”, enfatiza este cordobés de 32 años.
Al respecto, indica que en cuanto a mercaderías siempre urgen alimentos no perecederos, colchones y camas. Este año, además, se ha planteado buscar a algún villamariense que pueda prestarles un depósito para acopiar las donaciones que les llegan, lo que facilitaría en gran forma la logística. También se pueden realizar contribuciones monetarias a partir de un acuerdo alcanzado recientemente con la firma Tarjeta Naranja. Se trata de un aporte solidario mensual que se debita directamente de la cuenta de cada usuario. Asimismo, es constante la búsqueda de voluntarios que quieran sumarse a la iniciativa (en este momento son trece personas trabajando).
“Hay que trabajar mucho, todavía falta un montón para que las comunidades tengan condiciones dignas. Son personas que tienen muy poco acceso al alimento, a la salud, a la educación. Para buscar agua o leña tienen que caminar kilómetros. Es realmente desesperante”, asegura Claudio, y agrega: “Para la fundación son como una familia. Se ha creado un lazo duradero y confían en nosotros, y eso no se logra de la noche a la mañana. La idea es fortalecer ese vínculo aún más”.