La solidaridad, cuestión cotidiana
Para los adolescentes es vital descubrir que hay posibilidades, que el cambio siempre puede darse y que ellos mismos son parte de esos movimientos que conducen a una mejor calidad de vida para toda la sociedad. Esto es importante, pues en la juventud nos rebelamos contra la injustica y queremos que las oportunidades les lleguen a todos. Conociendo esto, los adultos, registrando su pasado, generan algo muy positivo involucrando a los jóvenes en acciones solidarias, ya que les demuestran que todos sus deseos y ganas se vuelven realidad, que los sueños se cumplen. Además, les demuestran que ellos son capaces de dar apoyo, de ser responsables y de comprometerse con la sociedad en la que viven.
Ahora bien, para que estas actitudes florezcan durante la adolescencia, es imprescindible que haya existido antes una educación en valores, algo que no radica sólo en el colegio, sino que nace desde el hogar. Viendo a sus padres colaborar, ellos mismos indagarán y encontrarán espacios en los que la participación les sea posible.
Al contar con la disponibilidad de los chicos a querer cambiar el mundo, los adultos que desean incentivarlos parten de una base ya formada, sólo tendrán que acompañar y orientarlos en el proceso, para que descubran cuáles son sus intereses en el camino de la solidaridad.
Cuando hablamos de solidaridad nos referimos a una adhesión voluntaria con un compromiso sólido, en el que participan varias partes que están firmemente entrelazadas. En este sentido, los jóvenes deben comprender que el voluntariado no es pago y que se debe tomar con el mismo compromiso como si lo fuera. Que la retribución está en el poder darle a los otros bienestar.
Muchos, para empezar, eligen sumarse a una organización ya en funcionamiento. Esto es bueno porque les da sentido de pertenencia, logran apoyo de sus pares y ver que hay otros como él interesados. Para decidir a cuál ONG ir (hay tantas actualmente), primero hay que preguntarse qué temas le interesan más, para que la labor lo enriquezca también a él. Hay muchas variantes, pues hay instituciones que se ocupan de ecología, otras de educación, inclusión, participación ciudadana, salud y más.
Antes de comenzar a trabajar en la ONG es bueno conocer el marco de referencia, saber que tiene su número de personería jurídica que la avala e investigar su propuesta, para ver si se adecúa a las inquietudes propias. Una buena alternativa de acercamiento es primero charlar con otros voluntarios, para así saber adónde se está acudiendo.
Con todos estos pasos, los jóvenes podrán encontrar un espacio donde desarrollarse y, al mismo tiempo, generar mejores condiciones de vida para sus prójimos.
Vanina Figule, directora de Métodos Educativos de la Asociación Scouts de
Argentina (www.scouts.org.ar)