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11 de Enero de 2015
Rafael Sachetto
Mecenas para el Renacimiento de la Villa
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El Concejo Deliberante local acaba de sancionar la Nueva Ordenanza de Mecenazgo. Se trata de una ley que estipula un aporte económico no reintegrable de hasta $9.200 para cada proyecto de Artes Visuales, Escénicas, Musicales, Audiovisuales y Literarias. El mismo se hará efectivo a partir de mayo con el aporte de industrias y empresas. Rafael Sachetto, concejal y principal gestor del proyecto, habló de este incentivo para una “movida cultural” que crece día a día


Cada vez que se hable de “mecenazgo” habrá una discusión sin fin. ¿Se puede “subsidiar” la “creatividad”? ¿Puede un artista ser “esponsorizado” desde una empresa como si se tratara de un equipo de fútbol? ¿Ayuda un crédito al desarrollo espiritual de un artista o por el contrario lo limita y lo encasilla? ¿Son compatibles el arte con la industria y la libertad creativa con los intereses del comercio? O, dicho de otra manera, ¿es concebible que una AFJP auspicie una muestra de Van Gogh con la oreja cortada. que una clínica privada edite libros del Marqués de Sade  que una gaseosa líder pague una disertación de Artaud en un loquero? Llevado al plano local ¿puede uno imaginarse a una obra social auspiciando un demencial monólogo del gran Jorge Bonino, o a un industrial editando los últimos poemas de soledad de Edith Vera desde un geriátrico? Seguramente habrá numerosas respuestas a estas preguntas. Quizás tantas como lectores. Algunos alegarán (y con toda razón) el fabuloso maridaje entre el rock y el business, el cine y la taquilla o la pintura y el coleccionismo. Pero es cierto que hay numerosos artistas y obras que se resisten a ese maridaje y se quedan solteras para siempre, fuera del banquete del César. Se trata de obras o creadores que no encajan en absoluto con los parámetros comerciales de la época. Y, parafraseando la fabulosa réplica de Jesús a los fariseos, estos creadores incomprendidos podrán decir (y con razón también) “a la Industria lo que es de la Industria y al espíritu lo que es del espíritu”. Y de alguna manera, sus obras aún lo están diciendo a gritos.Pero es innegable que el “mecenazgo” funcionó durante siglos y aún funciona. Fue gracias a él que muchos músicos (Mozart y Bach) y pintores clásicos (Goya y Velázquez) pudieron llevar a cabo una obra monumental. No sólo la que debían entregar por encargo sino (y sobre todo) la que producían en los momentos libres de toda atadura. (Recordemos los “Caprichos” de Goya o las “Fantasías” de Mozart). 

De todos modos, los tiempos y los artistas han cambiado desde la Europa del Siglo XVIII a la Argentina del Siglo XXI: otro milenio, otro país, otra era y otro continente. Hasta podríamos decir (parafraseando a la cibernética) otra “configuración espiritual”. Al punto que hoy y amén de todos los subsidios al arte, asistimos a un estancamiento cultural sin precedentes en el país (y esta es la humilde apreciación de este obrero de la información). Basta con ver las películas, escuchar la música o leer la literatura que se ha producido por esos canales en la última década. Esas producciones “subsidiadas” poseen la propiedad de estar “teñidas de ideología”, de ser una continuación propagandística de la “agenda política”. No hay una sola película o letra de canción que no remita de alguna manera a los desaparecidos de la última dictadura y su uso demagógico (copyright de este Gobierno), a la sexualidad como elección, a la legalización de los “pibes chorros”, la reivindicación de las villas, etcétera. Los temas en sí no son ni buenos ni malos, pero en este caso siempre son todos abordados desde la politización artística. De esta manera se ha generado una suerte de “obsecuencia de artistas subsidiados”. Hoy hay “músicos de la corte”, “cineastas de la corte”, “escritores de la corte”. ¿Eso es lo que genera el “apoyo oficial a la actividad artística” en el presente? No solamente eso. Hay quienes dirán (y con mucha razón también) que esos subsidios visibilizan a personas que de otro modo no hubieran tenido acceso a un disco, un libro o una película. Como puede notar el hasta aquí paciente lector, siguen las preguntas sin respuesta. O al menos las preguntas con muchas respuestas. 
Si escribo todo esto, es para hacerme eco de aquella fabulosa definción de George Orwell que dice que “si el periodismo no incomoda, entonces no es periodismo, son relaciones públicas”. Y también lo hago porque he pensado durante mucho tiempo en la baja calidad artística del Siglo XXI en nuestro país en contraposición a la fabulosa producción nacional en los durísimos años 70 de Dictadura, en los horrorosos ´80 de Malvinas y los saqueos o en los tétricos ´90 de neoliberalismo salvaje.
En aquellos tiempos (me digo), al no haber subsidios había unas fabulosas ansias de expresión, una rabia de arte contestatario y la libertad de saber que un artista sólo debe ser consecuente consigo mismo. Si escribo todo esto (de nuevo) es también para dejar abierto en la ciudad un debate que no es sólo artístico sino que involucra también el concepto de libertad en su más amplio sentido.
Lo cierto es que más allá de todas las posturas posibles, la Municipalidad de Villa María acaba de aprobar una ordenanza (la número 6.880) que seguramente servirá como gran disparador de producciones locales. Y eso es algo que debe celebrarse o, por lo menos, mirarse con buenos ojos. Sin adentrarnos en la “calidad” y “posible funcionalidad” de esas creaciones (el futuro dirá) este periodista ha entrevistado al principal propulsor de dicha ordenanza, el concejal Rafael Sachetto, titular del bloque del Frente Para la Victoria. Hela aquí.
 
Por la inserción del arte en el circuito comercial villamariense
-La ordenanza de mecenazgo existía desde 2006 pero ha sido reformulada y aprobada hace algunos días…
-Sí, y eso se debió a que la vieja tenía varias restricciones. En el último año veníamos hablando con muchos artistas sobre la necesidad de mejorarla en varios puntos. El primero y más importante era la ampliación a otras disciplinas, ya que en la antigua ordenanza sólo se promocionaban las Artes Audiovisuales, Literarias y Musicales. Vale decir que los créditos eran, básicamente, para grabar videos, hacer compactos de música o editar libros. En cambio ahora se ha extendido a las Artes Visuales en su concepto más amplio; desde lo más tradicional como el dibujo, la pintura y la escultura hasta lo más contemporáneo como las instalaciones y las performances pasando por la fotografía y el muralismo. 

-También se han incorporado las Artes Escénicas… 
-Sí, y estas comprenden la Danza, el Teatro y el Circo, que últimamente está teniendo una movida muy grande en la ciudad. Hablamos de todas las disciplinas en tanto proyectos individuales y colectivos, es decir llevado también a elencos y compañías. Pero no sólo se ampliaron los rubros sino que se modificó el “para qué” del beneficio económico.

-¿Ha cambiado también el “sentido” del aporte?
-Sí. Tenía que cambiar porque la ordenanza anterior era sólo para la producción de una obra. Pero nosotros entendemos al arte desde el concepto de “industria cultural”, así que pretendemos que el artista pueda vivir de su obra. Y para que esto suceda, dicha obra debe incorporarse al circuito económico de la comunidad. Por lo tanto, el otro “para qué” es ayudar a que el arte sea consumido por los vecinos. Así que ahora, el beneficio no sólo es para la producción de una obra sino también para la promoción del artista.
 
-¿Y qué se entiende por “promoción del artista”?
- Que un músico, por ejemplo, pueda presentar un CD en otra ciudad, que una compañía pueda trasladar una escenografía de teatro a otra parte o que un escritor pueda presentar su libro en la feria de Córdoba o Buenos Aires. Todo lo que implique salir afuera y promocionar su figura. 

-¿Cómo surge la necesidad de reestructurar la vieja ordenanza de mecenazgo? 
-Porque el año pasado empiezo a trabajar con la Unión de Músicos Independientes de Villa María y ellos me plantean sus necesidades. Pero como además soy profesor de Filosofía, la cuestión estética nunca me es indiferente. Y así, de esas necesidades, fue naciendo el proyecto de la nueva ordenanza. 

-¿Y qué pedían los músicos?
- Básicamente mejorar las condiciones para sus actuaciones. Y por eso modificamos la ordenanza de espectáculos públicos. A partir de entonces, se empieza a tomar contacto con otras disciplinas que, viendo aquel resultado con los músicos, empiezan a hacer sus propios planteos. Y empezamos a trabajar en conjunto con la colaboración fundamental de Analía Godoy coordinando la sala de exposiciones del Leonardo Favio y haciendo de nexo entre los artistas visuales y mi trabajo como concejal. Así fue que pudimos desandar un camino de consultas que culminó en diciembre con una reunión en el Centro Cultural. Ahí planteamos las modificaciones últimas de la ordenanza. 
-¿Y cómo fue esa reunión?
-Convocamos a artistas de todas las disciplinas pero también a las cámaras empresariales AERCA y Acovim, porque esa era otra de las grandes demandas: cómo acercar el artista al empresario, al comerciante y al industrial, que son en definitiva quienes te van a gestionar el crédito fiscal. Vale decir que el municipio toma la decisión de que esa tasa de comercio y de industria se redistribuya al sector artístico. Producto de esa reunión surgieron líneas de trabajo para que el artista no tenga que andar por la ciudad sino que se dirija directamente a AERCA. 

-¿En qué consiste el aporte económico?
-Quedó estipulado en dos Salario Mínimo, Vital y Móvil, es decir de unos $9.200 por proyecto a pagar entre una y tres veces. Ese monto puede cubrir el importe total o una parte del proyecto. También se habló de garantizar el aporte y establecer una sanción a quienes no lo cumplan: la de no poder presentar proyectos en los dos años siguientes. Fue una experiencia interesante de trabajo colectivo con los artistas lo mismo que había sido con la Unión de Músicos. 

-¿Cuáles son los requisitos que deberá cumplimentar un artista para recibir el beneficio?
-Eso va a estar a cargo de una comisión de evaluación de los proyectos; pero desde ya te digo que para el artista el requisito mínimo es que sea de la ciudad o esté radicado en Villa María con una antigüedad mínima de dos años. 

-¿Qué me podés decir acerca de la comisión evaluadora de los proyectos?
-Que estará integrada por un representante de cada bloque en el Concejo Deliberante y representantes de la Universidad Popular; pero a su vez cada disciplina estará regulada por diferentes instituciones especialistas. Literatura, por ejemplo, contará con gente de la SADE y la UNVM; Audiovisuales con la UNVM por la carrera de Diseño y Producción Audiovisual y la escuela de fotografía F5; Artes Escénicas con la UNVM y el único profesorado de teatro de la ciudad que es “La Panadería”. Como ves, se trata de una ordenanza que integra a los principales referentes de las distintas áreas. Los proyectos serán analizados en función de los aportes que cada artista realiza al arte y la cultura villamariense. 

-¿Cuántos proyectos se financiarán?
-Esta ordenanza tiene la virtud de ir ampliando año a año el número de beneficiarios. Para 2015 tendremos siete proyectos por disciplina, pero en 2016 se suma un proyecto más hasta llegar a los 12 por rubro en 2020. Vale decir que en 2015 financiaremos hasta 35 proyectos, lo que equivale a unos $312.000. Habrá dos convocatorias en el año, una en mayo y otra en octubre. Si en mayo no se alcanzan a cubrir los cupos, se culmina en octubre.

-¿Cómo se deben presentar los proyectos?
-Hay un formulario que se puede retirar en la Dirección de Cultura de la Universidad Popular (Sarmiento esquina San Martín) y luego de presentados los proyectos se convoca a la comisión evaluadora. Los que han sido aprobados pasan al Departamento Ejecutivo para que se confeccione el decreto donde le otorguen al artista el beneficio y a la empresa el crédito fiscal. El artista va con ese decreto a la empresa y esta le extiende el dinero y un recibo. Con este recibo, la empresa va a la ventanilla y cancela la tasa de comercio e industria que corresponde.

-¿Cómo ves la movida cultural villamariense?
-La ciudad está teniendo una vida artística cada vez más importante. Villa María tiene mucha historia en música y letras; pero en este último tiempo las artes escénicas, visuales y audiovisuales han tenido mucha mayor producción y exposición. Estructuras como la Medioteca, el Centro Cultural Leonardo Favio, la ex escuela de Bellas Artes o el Museo Bonfiglioli han generado la posibilidad de visualizar esa producción. Pero también ha habido un acercamiento del ámbito privado al arte de la ciudad, como los edificios que plantean murales.  

-¿A qué creés que se debe el despegue artístico de Villa María?
-A que la ciudad ha dejado de pensar en cuestiones básicas de infraestructura y eso ha permitido que la creatividad se desarrolle mejor. Además, como municipio, se está en condiciones de derivar una buena parte de los recursos a la promoción de los artistas. 

-¿Cuál es la gran apuesta cultural de esta gestión?
-Incorporar la vida artística al circuito de consumo de la ciudad, de manera tal que el artista pueda vivir de su obra y no necesite de otro trabajo. Creo que ese es el gran desafío. Y también que nosotros podamos influir en el circuito de consumo de la obra. Eso generaría una situación de muchísima productividad. El arte no siempre entra en los planes de gestión municipal de las ciudades medias como Villa María; pero si uno escucha los discursos del intendente Accastello, él siempre habla de “desarrollo espiritual y creatividad”. Para esta Intendencia, el este es un punto esencial y lo seguirá siendo hasta el final.
 
Iván Wielikosielek


 

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