La llegada de Patricio Fontanet junto a su nueva agrupación, Don Osvaldo, permitió a la ciudad exponerse ante la mirada de miles de jóvenes que en algunos casos tuvieron un paso fugaz y en otros permanecerán en la Villa por unos días.
Algunas cosas pueden sacarse en limpio luego del show que brindó el exlíder de Callejeros.
En lo que respecta a la banda, es evidente que hubo un antes y un después de Cromagnón para los fanáticos.
Al menos eso pudo percibir EL DIARIO al dialogar con quienes el sábado por la noche vibraron con el “Pato” y por las inscripciones de muchas de las remeras que, empapadas, vistieron los fans.
En su gran mayoría, de una u otra forma hicieron referencia a la fatídica noche de la bengala.
Por ejemplo, Nahuel, Esteban y Diego vinieron desde Rafaela y mientras colgaban su bandera desde una de las tribunas previo al inicio del show uno de ellos contó que “desde antes de que pasara la mier... esa, estuvimos y vamos a estar con el ‘Pato’”.
Ellen y Adrián llegaron en moto desde Rosario. “Hay que acompañarlo (en referencia a Fontanet) porque lo que tuvo que pasar no se lo merece, es una víctima de la corrupción y negligencia de mucha gente y por eso vamos adonde sea para escucharlo cantar”.
Elogios a la ciudad
Está claro que un evento de este tipo moviliza mucho más de lo que pueda suceder dentro del Anfiteatro.
Aquellos jóvenes que arribaron a Villa María con antelación aprovecharon para instalar sus carpas en algunos de los sectores destinados para esto y así poder aprovechar al máximo los beneficios naturales que ofrece la ciudad.
“La ciudad es hermosa, tener un río así es un privilegio”, destacó Hernán, de Las Varillas, quien agregó: “Si bien no estamos lejos, tampoco es fácil llegarse, por eso aprovechamos y vinimos dos días antes para disfrutar de la ciudad”.
“Esto es un lujo”, gritó Alan, porteño, mientras subía las escaleras del Anfiteatro y recorría con la vista las tribunas del coloso villamariense. “No lo conocía, la verdad es que me parece espectacular”, dijo.
¿Y a esto quién lo va a limpiar?
En la esquina de Catamarca y costanera una señora miraba parada desde su puerta el vendaval de botellas, jarras y distintos residuos que, en grandes cantidades, formaban una magra postal de la ciudad pos-Fontanet. “¿Y a esto quién lo va a limpiar?”, planteó. Y es que el paso de los jóvenes, lamentablemente, también se notó por la gran cantidad de residuos que arrojaron en la vía pública.