Preocupación en el Instituto Especial del Rosario
Escribo estas líneas para aportar un comentario, que quisiera obviar pero es necesario darlo a conocer por si alguien puede colaborar aportando algún dato o especificación respecto a lo sucedido.
En la tarde del 8 de enero nos anoticiamos que autores ignorados, para nombrarlos de alguna manera elegante, han visitado nuevamente el espacio educativo que el Instituto Especial del Rosario posee en la esquina de las calles Intendente Reyno y La Rioja, en barrio Nicolás Avellaneda.
Quienes nos conocen, saben que esta institución brinda educación y formación laboral, concretamente en ese lugar, a adolescentes y jóvenes con necesidades educativas derivadas de la discapacidad en el aspecto cognitivo. También, quienes nos conocen saben del amor, la tenacidad y la profesionalidad con la que trabajamos, favoreciendo competencias que en un futuro les permitan a los destinatarios de nuestra tarea educativa integrarse sociolaboralmente en sus contextos de pertenencia, según sus posibilidades. Es por ello que ese espacio se encuentra acondicionado, para responder a las características de nuestro proyecto educativo, con herramientas, utensilios, maquinarias, material didáctico y material bibliográfico que se utilizan para tal fin.
Lamentablemente gente que desconoce nuestra realidad, los valores que nos sostienen como comunidad educativa y lo costoso que nos resulta poder recuperar ese material, violentaron la puerta de ingreso a la escuela y además de destrozar, romper y revolver, sustrajeron una hormigonera, a la cual anteriormente ya le habían robado el motor, dos carretillas nuevas, cuatro tijeras de podar, un rollo de manguera sin usar, una amasadora industrial para 20 kilogramos, dos ollas y un colador de pastas de dimensiones importantes, tres docenas de cubiertos y cuchillas, un celular y una prolongación que los chicos usaban para el mantenimiento del predio.
Como siempre sucede en estos casos nadie vio nada, aunque resulta casi imposible no ver nada y trasladar todos esos elementos sin la sospecha o la escucha de nadie.
No es la primera vez. Muchísimas veces transitamos por esta dolorosa situación de la que, además, cuesta reponerse económicamente, ya que la institución se autogestiona y retroalimenta en la compra de esos implementos con la producción de la huerta, jardinería, cocina, mantenimiento y construcciones, albañilería o de la participación en concursos y proyectos educativos.
Como siempre decimos en estos casos, “por suerte” los alumnos no vieron esto. Encontrarse con la escuela vulnerada de esta manera, es sumamente doloroso y si ellos lo hubieran visto, como sucedió en otras oportunidades, lo habría sido aún más.
¿Cómo explicar lo que tantas veces decimos respecto al cuidado de los materiales de la escuela, de valorar el trabajo de todos, de mantener el orden y ser respetuosos?
“Por suerte” habíamos llevado muchas otras cosas a la otra escuela, en bulevar Alvear 68, por las dudas. Pensamos que lo que quedaba era difícil de llevar...
Sabemos que no somos los únicos a los que les suceden estas cosas, muchos hemos transitado esto, pero sólo deseamos pedir que si alguien sabe que se están vendiendo estos implementos, seguro que a precios irrisorios, no los compren y lo hagan saber. No sigan colaborando con ese círculo pernicioso de la inseguridad y del beneficio de algunos. Si alguien escucha ruidos en algún lugar, en la casa de algún vecino, llame a la policía por favor.
También hay otro “por suerte”: esto no nos detiene. Nos duele, nos golpea el alma, nos saquea el corazón como hicieron con la escuela, pero siempre nos vamos a fortalecer. Nuestra misión es mucho más noble, más loable, sumamente reconfortante y profesional. Somos como el junco que se dobla pero siempre sigue en pie, porque apostamos a la educación y a la cultura del trabajo, algo que esa gente está muy pero muy lejos de conocer.
Gracias por la atención y disculpen el detalle. El dolor del equipo docente del Instituto Especial del Rosario es aún mayor....
Mariela Acquavita de Soriano (coordinadora)
DNI: 17. 099.660
El sentido común y la ética, ausentes
Nobleza obliga, no puedo permitirme no opinar al respecto. Carlos Vergara, reconocido locutor comercial de larga trayectoria en Villa María, tarea que desarrolló durante años en una sola emisora, y que falleciera el 17 de octubre de 2014, sigue sonando. Obviamente, me refiero a su voz, y en más de una emisora.
Aunque sé que esto va a generar resquemores, prefiero ser fiel a mi convicción, y ésta me indica que no se puede seguir lucrando con la voz de una persona ya fallecida, por una cuestión de sentido común y respeto a la memoria del recordado hombre de radio.
Atilio Ghezzi
DNI: 13.015.557