Poco a poco, Villa María le va dando forma a su perfil de destino turístico. Se nota en cada temporada, con el arribo de visitantes de la zona y de otras partes de la provincia y el país, atraídos fundamentalmente por las bondades del río, el lago y el Festival. Relacionado con el particular, en los últimos años se está dando incluso una tendencia que antes era exclusividad de las épocas festivaleras: turistas alquilando inmuebles para pasar sus vacaciones en la ciudad.
En ese sentido, las inmobiliarias consultadas por EL DIARIO remarcan la aparición de clientes interesados en arrendar casaquintas por algunos días o varias semanas, tal como ocurre con las localidades de las sierras cordobesas, por ejemplo. Se trata de un fenómeno nuevo, que lejos está de ser masivo, pero que lentamente puede convertirse en un buen negocio para los emprendedores locales.
“Es una tendencia nueva, que estamos viendo desde hace un par de temporadas. La gente llama de la zona e incluso desde otras ciudades más lejanas, lo que realmente nos sorprende. Es algo que recién se está empezando a dar, de manera tenue pero con buenas perspectivas” cuenta Pablo Ruiz, de Divicor Negocios Inmobiliarios. El empresario también destaca que la mayoría pregunta por casaquintas. “Hoy por hoy no es un negocio muy rentable, porque todavía no es masivo. Pero de acá a cinco o diez años quizás lo sea”, agrega.
Similar es el punto de vista de Dante Caballero, de Inmobiliaria Fénix: “Es un campo que recién está dando sus primeros pasos, muy lentamente. Pedidos hemos tenido, no voy a decir que gran cantidad, pero la gente de afuera está empezando a preguntar”, asegura. Al respecto, recuerda haber recibido llamados sobre todo de Córdoba capital.
Consultado sobre los precios, Caballero habla de tarifas muy similares a las del resto de los entrevistados: una casaquinta, de dos habitaciones con pileta y amplia zona parquizada, ronda los 700 pesos por día, o entre 15 y 20 mil por mes.
Más entusiasta resulta Hugo Ermácora, de la inmobiliaria que lleva su apellido: “Hay consultas bastante seguidas por casaquintas y también departamentos cerca de la costanera. Hace poco tuvimos llamados de gente de Río Negro y Mendoza, por ejemplo, lo que nos llamó mucho la atención”, comenta. Con todo, Ermácora destaca el hecho de que el turismo mayoritario sigue siendo de la zona: “La mayor parte viene de los pueblos vecinos. Son personas que dicen ‘¿para qué me voy a ir tan lejos cuando tengo este río tan bonito, este lago?’´, y entonces empezaron a buscar alojamiento acá”, explica.
“Yo diría que el 50% de la gente que pregunta por las casaquintas, viene de afuera. Nosotros hemos tenido pedidos desde Santa Fe, Rosario y Buenos Aires, por caso”, apunta Mirta Keller, de la inmobiliaria homónima. Según ella, el problema surge por la poca cantidad de inmuebles de ese tipo que hay para ofrecer, algo en lo que coinciden todos los agentes encuestados: “Hay mucha demanda y muy pocos inmuebles de esas características. Sería bueno que la Municipalidad diseñe algún plan para poder tener más oferta, que coincida con el perfil turístico que se está buscando darle a la ciudad”, propone. Asimismo, Keller plantea que tampoco juega a favor el hecho de que los propietarios no están acostumbrados a ese público, y de repente se muestran reacios o desconfiados a los alquileres temporarios.
