Un trabajador metalúrgico de 36 años murió ayer a la madrugada frente a un conocido bar de Villa María, luego de recibir cuatro disparos efectuados por dos personas que llegaron al lugar a bordo de un automóvil, en un “ajuste de cuentas” cuyos motivos son materia de investigación.

La víctima fatal fue identificada como Pablo Alberto Irusta, quien falleció segundos después de ser alcanzado por cuatro proyectiles, aunque sólo uno (que impactó en su espalda y le perforó un pulmón) fue el que le causó la muerte.

El trágico suceso se produjo alrededor de la 1.50 de la madrugada, cuando Irusta y Matías Montenegro, de 25 años, se encontraban comiendo y bebiendo en la vereda del bar “Monte”, más conocido como “Monta” (su nombre anterior), ubicado en Corrientes 1470.

En esas circunstancias llegó al lugar un automóvil Chevrolet Corsa que era conducido por un individuo de 36 años y junto a él su hijo de 16, ambos domiciliados en calle Jorge Cafrune al 1200, en barrio Parque Norte de esta ciudad.

Según pudo saberse, de entrada nomás el adolescente efectuó un disparo que hirió levemente a Montenegro en su pierna derecha, lo que desencadenó una violenta aunque breve discusión, ya que casi de inmediato descargó el resto de los proyectiles que quedaban en el arma.

En la infernal balacera, Irusta fue alcanzado por cuatro disparos: tres impactaron en distintas partes del cuerpo, como el tórax y uno de sus brazos, y el cuarto (el que a la postre resultó letal) ingresó por la espalda y le provocó la muerte en contados segundos.

La víctima del tremendo ataque logró a dar unos pasos hacia la esquina de Corrientes y bulevar Alvear, pero cayó al suelo a no más de 15 metros de donde se encontraba comiendo y murió.

Los agresores huyeron raudamente en el Corsa, pero con los datos aportados por algunos transeúntes, la Policía montó un rápido y eficaz “operativo cerrojo” que concluyó alrededor de las 3 de la mañana con la detención de los sospechosos en la vivienda de Jorge Cafrune al 1200.

Gran cantidad de efectivos del Comando de Acción Preventiva y de la División Investigaciones participaron del procedimiento de búsqueda.

 

Fue una venganza

Hace exactamente nueve días, los detenidos fueron víctimas de un confuso episodio registrado frente al domicilio de calle Jorge Cafrune, donde los ocupantes de una moto efectuaron un disparo que hirió al menor de 16 años.

En su edición del sábado pasado, bajo el título “Le dispararon a un menor a través de una ventana”, EL DIARIO informó que el jueves 8, alrededor de las 21, dos individuos que se conducían en una motocicleta llegaron hasta la vivienda de barrio Parque Norte. Uno de ellos se bajó y a través de una ventana que da a la calle disparó hacia adentro, hiriendo levemente al chico.

El homicidio ocurrido ayer a la madrugada fue consecuencia de aquel suceso, motivo por el cual la principal hipótesis de los investigadores es que se trató de un “ajuste de cuentas”, cuyos móviles aún no fueron establecidos.

­­­De todos modos, la Policía no pudo encontrar el arma homicida en el domicilio de los sospechosos, por lo que la investigación continuó durante buena parte de la jornada e incluso derivó en varios allanamientos.

 

Actuó el Grupo ETER

A poco de ser apresados padre e hijo, la Jefatura de la Unidad Departamental General San Martín dio intervención a las máximas autoridades de la Policía de la Provincia de Córdoba, quienes dispusieron el envío de personal especializado del Grupo ETER (Equipo Táctico Especial Recomendado) para la continuidad de la investigación.

Así, en horas de la siesta, una treintena de efectivos policiales, tanto de la Departamental como del ETER, realizaron cinco allanamientos en diferentes sectores de la ciudad.

Dos de ellos se llevaron a cabo en un campo ubicado sobre la prolongación de Vélez Sarsfield (unos 1.000 metros antes de llegar a la autopista), otros dos en un predio rural cercano, pero situado en los fondos del barrio Botta, y el quinto en la vivienda de los detenidos, en el Parque Norte.

Producto del megaoperativo, se secuestraron dos escopetas calibre 12 y una carabina calibre 22, aunque esas armas no tienen ninguna relación con el homicidio. Asimismo, no se produjeron detenciones.

Anoche, al cierre de esta edición, los investigadores no habían encontrado el arma con la que fue asesinado Irusta y herido Montenegro.

 

Maltrato policial

También anoche, pero cerca de las 22, un hombre y tres mujeres se hicieron presentes en la Redacción de EL DIARIO para denunciar públicamente un irregular y violento allanamiento realizado en uno de los campos de calle Vélez Sarsfield, al lado de la Escuela Granja “Los Amigos”, donde funcionan tres cortaderos de ladrillos pertenecientes a los hermanos Víctor y Oscar García.

Según el relato de los denunciantes, tres de ellos de nacionalidad boliviana, alrededor de las 14.30 irrumpieron en el lugar más de 20 efectivos policiales (la mayoría uniformados, algunos de civil y otros con los equipos especiales que utiliza el personal del ETER), en al menos nueve vehículos, quienes con inusitada violencia redujeron a casi 30 adultos, entre hombres y mujeres, maniatándolos con precintos plásticos, y obligaron a tirarse al piso a por lo menos 20 niños con edades de 4 a 13 años.

Los trabajadores dijeron que fueron maltratados, que algunos resultaron golpeados y con escoriaciones, e incluso una mujer embarazada debió ser hospitalizada a raíz de la crisis de nervios y llanto que sufrió durante el procedimiento.

En ese predio rural viven unas 10 familias bolivianas (son alrededor de 50 personas en total) y tres argentinos, quienes también fueron maniatados.

Pese a la espectacularidad del operativo, que concluyó pasadas las 16, no se practicaron detenciones, aunque la Policía secuestró las armas de fuego antes descriptas, cuya procedencia es investigada.

Acompañados por una familiar de los dueños del campo, un hombre y dos mujeres (una de ellas con un bebé en brazos) se llegaron hasta la sede de este matutino para expresar su profundo malestar y dolor por los abusos padecidos.

“No hicimos nada. Llegaron, nos maltrataron a todos, nos tiraron al suelo, nos ataron las manos por la espalda y al final el propio jefe de Policía nos terminó pidiendo disculpas porque se había tratado de un error”, se quejaron los ciudadanos bolivianos.

Explicaron que por la mañana había ido al lugar un policía de civil buscando a un hombre de apellido González, pero como le dijeron que allí no vivía nadie llamado así, se retiró sin mayores inconvenientes, por lo que nunca imaginaron lo que sucedería más tarde.

La Departamentl, en pleno
La plana mayor de la Unidad Departamental General San Martín participó ayer de los allanamientos realizados en la ciudad, en el marco de la investigación del crimen de Irusta.
El propio jefe de la Regional, comisario inspector Rodolfo González, supervisó las tareas, acompañado por el segundo jefe, comisario inspector José Omar Andrada, y los oficiales Hernán Yudica, Fernando Gaido y Mauricio Rantica. Junto a ellos, una treintena de efectivos y el personal del Grupo ETER que llegó desde la capital provincial.