Un ámbito de algarabía, entusiasmo, participación y colaboración mutua es lo que define a la Escuela de Verano; proyecto de trabajo formativo asumido por la profesora Sofía Argüello y que funciona en Pozo del Molle desde el año 2013. Sus propósitos funcionales apuntan a brindar esparcimiento y un metódico programa de diversión en la temporada estival para los chicos y jóvenes que allí concurren, todos con necesidades especiales y capacidades diferentes.
Un centro de enseñanza-aprendizaje especial que durante el ciclo escolar no sólo recibe a habitantes de la comunidad, sino que suma también la presencia de alumnos provenientes de poblaciones vecinas. La mencionada profesional, recibida recientemente en educación para educandos con problemas principalmente cognitivos, presentó a fines de 2014 un plan integral de acción ante la Municipalidad y posteriormente ante la Cooperativa de Luz, “donde recibimos de ambos entes comunitarios respuesta positiva, y en el caso del municipio la posibilidad de utilizar para las tareas aludidas el Salón de Usos Múltiples (SUM), lugar adaptado perfectamente para contener gran parte de la planificación de trabajo fijada”.
Agregó la docente guía que “las actividades abarcan el tiempo que media entre la terminación de las clases hasta la semana previa a la iniciación del ciclo lectivo del corriente año”. “La mayoría de los asistentes a la Escuela de Verano provienen de la Escuela Especial Madre Teresa de Calcuta, en número actual de quince participantes, cifra que aumenta año tras año”, apuntó.
Acuerdo con Fundación
Con relación al lugar de trabajo (aparte del SUM), “presentamos además nuestra iniciativa ante directivos de Fundación, recibiendo también una respuesta afirmativa que valoramos, puesto que nos permiten utilizar sus piletas de natación en horario de tarde, debido a que dicha entidad tiene su propio programa de recreación para niños durante la mañana”.“Los días miércoles concurrimos a dicho lugar y con el uso de esos natatorios podemos completar un ejercicio recreativo de importantes características”, puntualizó.
Por otra parte, destacó la eficaz colaboración de padres de los alumnos, “quienes suelen concurrir a observar los diversos trabajos, que aparte de actividades lúdicas, comprenden tareas de artesanía, creaciones plásticas y demás; recibiendo (nosotras) asimismo las sugerencias de los integrantes de la Escuela, aspecto que nos ayuda a conocerlos más permitiéndonos apuntar a otros juegos o prácticas formativas acordes al gusto o aptitud de los mismos”.
Sofía no dejó de significar la capacidad y nivel de trabajo de sus colaboradoras Julieta y Delfina; conformando un grupo de tarea creativo y congruente con los propósitos asumidos, esto para el desarrollo de la planificación básica atinente a la Escuela de Verano. Además mencionó la ayuda de Cristina Picatto, “quien estuvo supervisando el contenido del proyecto, previo a su presentación, aportando ideas e iniciativas para fortalecer el esquema de trabajo finalmente aprobado y en marcha”, concluyó.