“El buscar y decidirme a trabajar en esta circunstancia de mi vida, me llevó a conocer otras verdades y ver desde otras perspectivas este derecho fundamental que es el de la identidad biológica. 

Me detuve a pensar en esas personas que sienten y piensan desde lo que les ha sucedido, historias muy tristes, llenas de incertidumbre y desaciertos… de mucha maldad. No puedo dejar de pensar en esas mamás, sí, esas mujeres, que por ciertas condiciones de su vida, tal vez se sentían solas, juzgadas por la sociedad por estar embarazadas y les tocó caer en manos de gente sin escrúpulos, a la que sólo les importaba saciar su sed de ambición. 

Sí, mujeres que apostaron al amor y se dieron libertades de vivirlo... pero no fueron correspondidas y fueron dejadas solas, pero en compañía de su hijo, decidieron que ese bebé debía estar en brazos de otra persona. Mamás que fueron privadas de su libertad, y despojadas de sus bebés… hasta hoy día lo buscan, en su pecho hay un vacío tanto físico como emocional. Muchas también fueron llevadas por sus propias madres, a las manos de quienes complotaban el destino de ese nuevo ser que vendría al mundo.

Y cuantas historias más que no conozco que habrán vivido estas mujeres mamás, a las que se les negó el derecho y el placer de serlo, de estrechar a su hijo en sus brazos después de haber dado a luz, de ver sus sonrisas después de tomar el pecho… verlo dormir plácidamente en su cuna o sentir sus balbuceos o llantos… y esas horas de desvelo por las noches y de verlos crecer, sus primeras palabras, sus primeros pasos… la vida que hubieran compartido juntos!! Estas líneas se las dedico a esas mujeres que aprendí a querer y entender cuando las conocí. 

Encontré personas que al igual que yo están del otro lado de esta historia: los hijos, con padres que desde el momento que los acobijaron en sus brazos les brindaron todo el amor y otros que lamentablemente no pudieron sentirse así, todo esto me ha hecho pensar en mucho más que en ‘sólo yo’. El buscar mi verdad biológica se convirtió en trabajar y ayudar a mucha gente que necesita contención y aprender cada día a vivir con toda esta carga emocional que sólo la entendemos aquellos que pasamos por esto.

Juntos luchamos por la identidad, por este derecho que se nos quitó un día, ese día… el de nuestro nacimiento y no podía ser de otra manera, lo recuerdo, el 23 de enero de 1971, ese día mi madre biológica estaba unida a mí, y yo a ella... pero se escuchaban voces, voces que marcaban nuestros destinos, dos destinos diferentes… en esos días fui puesta en los brazos de mi mamá, desde entonces, mi verdad conocida son ellos, ‘mis padres’, la vida que conozco es a partir de ese instante que volví en los brazos de ella desde Córdoba a Villa María. 

Hoy tengo 43 años y una alegría inmensa por todo lo vivido, pero una enorme intriga por saber que fue de mí antes de todo lo que conozco, saber qué fue de esa mujer que me tuvo en su panza, saber tantas historias, qué fue de ‘su’ historia, poder entenderla, abrazarla, vivirla. 

Mientras tanto ocupo mi tiempo en compartir con otras personas que tienen historias similares a la mía, y vuelvo a recordarlos, sí, a ustedes, mis Herman@s del Alma... el haberlos encontrado no tiene precio, sólo en ustedes y por ustedes, es que sigo adelante... en esto que nos hemos propuesto, un solo y gran objetivo: ‘Encontrar madres que hayan dado a luz con esta partera, Mafalda Journade’. 

Somos muchos fueguitos... y nos unimos en una gran fogata de amor... esperamos recibir a muchos más, hijos que buscan y madres que también lo hacen”.