El bombero y enfermero que había sido despedido dos días antes del Servicio E100 por el funcionario Héctor Bersano, salvó a una familia que el domingo sufrió un accidente en la autopista.

Gabriel Giménez (que de él se trata) había decidido “despejarse” tras la mala noticia del despido y emprendió viaje junto a su esposa, Celeste Capurro y sus hijos rumbo a las sierras cordobesas para pasar el domingo. Habían salido a las 9 de la mañana y en cercanías de James Craik observaron a un auto que había volcado. Giménez nunca dudó: su descanso pasó a segundo plano, se bajó del vehículo e inició un operativo de salvataje con otros ocasionales viajeros apoyándolo, pero en soledad si se tiene en cuenta que era el único profesional de la salud.

Su mujer, que ayer expresó su admiración por Gabriel, también colaboró (“nunca antes me había pasado algo así”) con el altruista procedimiento.

La pareja fue entrevistada en la Redacción de EL DIARIO, en una charla en la que el enfermero se quebró emocionalmente un par de veces, ante el impacto que le significó quedarse afuera del E100, una tarea que hacía con pasión.

 

La mala noticia

El pasado jueves a la noche, la directora del Consejo Municipal de la Salud, Mildren del Sueldo, lo llamó por teléfono y le notificó que no podía seguir en el E100, servicio que se encarga de atender las emergencias en la vía publica local.

“Mildren me dijo que tenía que darme una mala noticia, en contra de su voluntad y para la que no había motivo alguno: Bersano había decidido que yo no haga más guardias”, aseguró Giménez.

El E100, al que había ingresado hace seis años, es subsidiado por la Municipalidad, pero coordinado por Bomberos. “Me despiden por una decisión personal de alguien que no maneja Salud y que no tiene idea, se ve que presenta un problema conmigo y que tiene peso político”.

El entrevistado aclaró que siempre contó con el respaldo de Del Sueldo y que no tiene nada malo para decir del municipio.

“No llamé a Bersano, no soy quien tiene que hacerlo y mi intención no es volver, porque lo peor que te puede pasar es retornar a un lugar donde no te quieren”, dijo conmovido.

“La gente me apoyó un montón. No puedo creer que un tipo, sin medir consecuencias, me saque de un lugar para el que yo estudié. Los dueños de Corpus me dijeron que no me preocupara por lo económico, pero esto no pasa por eso, yo tengo los demás trabajos, no es una cuestión de dinero”, señaló.

Vueltas del destino, poco más de dos días después, en el marco de un viaje que programó para tratar de paliar esa desagradable situación, se cruzó en el kilómetro 602 de la Autopista -a la altura de James Craik-con un penoso cuadro derivado del despiste de un automóvil Volkswagen Gol, en el que viajaban Larisa López (22) Luis Ferreyra (35) junto a dos mellizas de 4 años y un bebé de dos meses.

Giménez, que había salido de Villa María cerca de las 9 con su esposa y sus hijos, no dudó en bajarse. Su compañera lo siguió. Preguntó si había bomberos o médicos entre las personas que se acercaron al rodado accidentado y al recibir respuesta negativa lideró el operativo de salvataje.

“Con el primero que hablé es con el conductor, que me contestó y que estaba atrapado. Le dije que iba salir al último con bomberos. Luego veo a dos criaturas, mientras la mujer estaba desorientada, no respondía y se notaba que había sufrido traumatismo de tórax, de cráneo y que presentaba una leve dificultad respiratoria. Cerramos el tubo de gas y nos pusimos a sacar a las nenas, tras desabrocharles los cinturones (…) El chico que se había metido del otro lado me avisó que había un bebé, que nunca lloró. La cabecita del bebé estaba debajo del respaldar del Gol. Lo primero que pensé al verlo era que estaba muerto, pero tras agarrarlo un poquito empezó a lloriquear”, describió. Así, se lo dio a Celeste, que en ese momento estaba sacándole los vidrios de la cabeza a una de las nenas, por lo que su compañera también participó del heroico y solidario acto.

Con un bolsito que lleva a todos lados, en los que guarda diversos elementos de atención, comenzó a elaborar prioridades de atención a las víctimas, mientras al mismo tiempo intentaba que llegaran bomberos al lugar. En ese sentido, valoró el arribo de Gendarmería (“una calidad increíble”) y de la Policía Caminera. Finalmente, en un vehículo de Gendarmería fue con los heridos hasta el ingreso de Villa María (en cercanías de Tío Pujio), donde bomberos villamarienses los aguardaban. Se hizo el trasbordo y la derivación al Hospital Pasteur, mientras Celeste Capurro y sus hijos esperaban en Oliva el regreso de Gabriel, quien finalmente se reencontró con ellos y continuaron viaje, con la satisfacción de haber salvado a una familia.

 

El caso: Según informó EL DIARIO el lunes, el vehículo impactó contra un guardarrail en el tramo comprendido entre James Craik y Oliva. Cabe consignar que Larisa es quien presenta lesiones de mayor gravedad, mientras que los demás miembros de la familia bonaerense se recuperan favorablemente.