En el primer suplemento rural del año, Diego Manavella, titular de la Cámara de Productores Lecheros de Córdoba, manifestaba su preocupación porque algunas industrias lácteas santafesinas anunciaron que iban a pagar menos a los productores. “Imagínese que nosotros tenemos la expectativa de que los valores se actualicen mes a mes, para sostener el aumento de insumos y nos salen con esto. Ya enviamos comunicaciones a esas industrias y al Ministerio, para evitar que concreten esa medida”, dijo en EL DIARIO Rural del 3 de enero.
Lograron algo de plazo: la industria se comprometió a no cambiar nada (es decir, no bajar el precio), hasta que pudieran reunirse entre todos los actores del sector junto al Gobierno. La reunión se iba a realizar el 16 de enero, pero no se hizo.
Frente a esa nueva postergación, Caprolec emitió un duro comunicado en el que, además de volver a pedir la reunión urgente.
Con el título “La historia se repite”, los dirigentes remarcaron que “una vez más la industria láctea quiere implementar una baja en el precio de la materia prima”, lo que hace que “seamos los productores y consumidores quienes financiemos su negocio”.
Públicamente denunciaron “esta maniobra corporativa e irracional provocando una transferencia de ingresos a sus bolsillos”. Fue el 20 de enero.
Al día siguiente, Miguel Paulón, titular del Centro de Industrias Lecheras (CIL) confirmó que habrá bajas para enero, las que en promedio rondará el 5%, según publicó la revista Infortambo.
El directivo explicó que las industrias “no tienen otra salida que bajar el precio porque hoy las ventas al exterior están paradas”. Agrega el informe que “de las alrededor de 30 toneladas que se exportan, en diciembre sólo se llegó a vender entre ocho a nueve mil toneladas, principalmente por los precios bajos de los lácteos, devaluaciones de las monedas frente al dólar de los principales importadores y el rebote de la mercadería enviada a Rusia”.
Con este anuncio se pasaría de un precio que ronda los $3,22 a $3,25, en diciembre a “$2,90, en enero.
Así las cosas, va tensionandose la relación entre industria y productores, con estos últimos entregando la leche sin saber a ciencia cierta cuánto cobrarán a fin de mes.