A mediados de 2012, entró en vigor la Ley 10.060 de Trata de Personas y con ella todos los prostíbulos de la provincia se vieron obligados a cerrar sus puertas. Villa María no fue la excepción y, paulatinamente, las whiskerías locales dejaron de funcionar. El hecho materializaba un golpe contundente a aquellos involucrados en el perverso negocio de la explotación de mujeres.
Sin embargo, cualquiera que se acerque hoy a las inmediaciones de la llamada “ruta pesada” podrá comprobar que la prostitución está tan o más latente que antes: en horas de la noche las trabajadoras sexuales ofrecen sus servicios en cada esquina y se multiplican por varias decenas.
El problema, en todo caso, no radica en la actividad en sí; si no, como ya se dijo, en la continuidad de una mecánica que gestiona desde las sombras, que indigna y humilla. Los proxenetas siguen ahí, lo inaceptable sigue respirando próspero. Es el mismo flagelo de antes arropado en una modalidad distinta.
Respecto al particular, EL DIARIO consultó a Alicia Peressutti, titular de la ONG Vínculos en Red, y acaso la persona que más conoce sobre la temática en la región: “Sí, es una realidad que lamentablemente continúa existiendo. La ‘ruta pesada’ es la prueba más evidente, pero no es lo único que hay. Existen montones de trabajadoras explotadas, incluso niñas, que ofrecen sus servicios en los barrios carenciados, en casas particulares, y eso nadie lo ve”, explica.
Pero la especialista va más allá y habla de que el fenómeno excede a cualquier ley y que, por lo tanto, “no va a mudar si no se da una transformación de paradigmas” en la sociedad. Entonces, plantea la imperiosa necesidad de “un cambio socio cultural”, que incluye el dejar de ver a la prostitución como algo natural, terminar con la cosificación del cuerpo femenino, cambiar el sistema educativo para que no genere varones con mentalidad de “patrón de estancia” y, sobre todo, brindarles a las mujeres oportunidades laborales y sueldos igualitarios respecto a los hombres.
“La Ley 10.060 es muy buena y ha beneficiado un montón. Pero las leyes no producen el cambio social. Eso lo tenemos que buscar nosotros, en tanto miembros de la comunidad. No puede ser que las mujeres sigan ganando, en promedio, un 30%menos que los hombres. No puede ser que sigan existiendo los niveles de pobreza actuales que muchas veces llevan a las chicas a trabajar en la calle. No puede ser que haya un nivel de violencia de género tal que somete a las mujeres de esta forma, arrastrándolas a la sumisión y, por ende, a ser tratadas como mercancía. No puede ser que las personas sigan alimentando un negocio así de terrible, convirtiéndose en clientes de las mafias que lo regulan. No se puede acabar con el problema si no cambiamos esta coyuntura”, enfatiza Peressutti.
El negocio y la influencia de Santa Fe
Según algunos estudios realizados a nivel provincial y nacional y a los que Vínculos en Red tiene acceso, el 85% de las prostitutas pertenecen a sectores de escasos recursos. El escenario incluye el abandono escolar temprano, abuso sexual por parte de familiares y entornos de mucha violencia de género. “La sociedad en la que vivimos es tan perversa que cuando habla de prostitutas, habla de “elecciones”. ¿Qué tipo de elección tiene una nena de 14 años, que ha sido violada y mancillada por adultos, para trabajar en la calle? ¿Qué tipo de elección tiene un travesti que es discriminado en todas partes y no puede soñar con otro oficio porque nadie se lo va a dar?”, se pregunta la también asesora ad honorem de la Academia Pontificia de Ciencias del Vaticano.
Queda claro que el triste panorama que actualmente presenta la “ruta pesada” tiene que ver con estos fenómenos. Incluso, Peressutti involucra a otros actores: “Estamos hablando de un negocio millonario. Por un lado están los proxenetas que explotan a las víctimas para su usufructo, lo cual es la capa más sensible y más tremenda del asunto. Pero también vale mencionar que existe mucha más gente beneficiada con la prostitución: hay hoteleros, remiseros, distribuidores de bebida y hasta vendedores de comida que generan ingresos gracias a eso. Es un circuito de alto impacto de consumo, el signo más feroz del capitalismo”.
Finalmente, la titular de la ONG sostiene que lo que ocurre en Villa María guarda estrecha relación con Santa Fe: “Si hay una provincia en la que está legitimada la explotación de niñas y adultas a través de la prostitución, es Santa Fe. Allí hay una fábrica de proxenetas y víctimas enorme. Y los lazos de nuestra ciudad con ese distrito en el tema que nos compete es muy fuerte. Es un punto elemental a la hora de buscarle solución a todo esto”, opina.
