El euskera es uno de los idiomas más antiguos, complejos y enigmáticos del mundo. Lo que pocos conocen, es que tiene presencia en Villa María desde los años fundacionales de la misma, y que desde hace por lo menos dos décadas se enseña en las instalaciones del Centro Vasco local. Una de las instituciones históricas de nuestra ciudad, que lucha por la conservación de la cultura vasca y su consecuente difusión, y que encuentra en la lengua vernácula de Euskadi (allí lo habla el 25% de la población), uno de sus pilares fundamentales.  

Traído por los primeros inmigrantes en el despertar de la capital del Departamento General San Martín, el euskera es el dialecto original de esa región del norte de la Península Ibérica llamada Euskal Herria (ubicada entre España y Francia, aunque oficialmente forma parte de uno y otro país). Se trata de un idioma milenario, el único de origen no indoeuropeo con vida en el occidente del viejo continente, y al que no se le reconocen nexos con otras lenguas. De ahí lo complicado de su gramática, donde abundan las k, las doble r, las z y las x. De ahí, lo atrapante de su legado. 

 

Un caso único

“El euskera es el equivalente en Europa a los idiomas de los pueblos nativos de América. Eso, junto a lo intrincado de su estructura semántica, y sobre todo su historia de miles y miles de años, que se ha podido conservar de forma tan pura a pesar de las invasiones y las conquistas (sobre todo por parte de los españoles), lo vuelven un caso único en el mundo”, explica Ismael Martínez de Alegría, presidente del Centro Vasco de Villa María. 

Allí, el por algunos llamado simplemente “Vasco”, se enseña todos los días sábados, en clases repartidas en dos grupos: “Txikis” (o chicos, en castellano) y adultos. Cada clase suele contar con no más de 10 alumnos, que se acercan a aprender de forma gratuita. Lo hacen o bien en la búsqueda de un nexo con sus antepasados, o bien por el puro placer de indagar en lo desconocido. Aunque las charlas en euskera ya se daban desde la fundación de la entidad (creada en 1946 por los vascongados que recalaron en la ciudad), los cursos comenzaron a mediados de la década del 90. La mayoría de los estudiantes (de todas las edades), son descendientes de vascos, pero también asisten hombres y mujeres sin conexión sanguínea con Euskal Herria (las clases son abiertas a todo el mundo, sin distinción de orígenes). 

“Es difícil fomentar un idioma que se habla sólo en el País Vasco, y que por lo tanto no resulta muy conocido. Pero a la vez resulta una tarea muy gratificante, ya que nos permite realizar nuestro objetivo: mostrarle a la ciudadanía de Villa María lo rica y atrapante que es la cultura vasca.  Para nosotros es una herramienta más, que abre un abanico que incluye a la historia, la música, los juegos, las danzas y la mitología, entre otros aspectos, del País Vasco”, concluye Martínez de Alegría.