En un mundo que tirita por el innegable deterioro del medio ambiente, el reciclaje ha dejado de ser una simple herramienta ecológica para convertirse en una cuestión de supervivencia. Todas las ciudades del llamado “primer mundo” trabajan en ese sentido, dándole vida a estrategias que efectivizan el método. Incluso en Latinoamérica y otras regiones “subdesarrolladas” se sigue la misma línea. Villa María no es ajena al movimiento y hace varios años ha implantado una política de reutilización de los recursos que, aún con mucho que mejorar, parece transitar buen camino.
El problema, en todo caso, es que la gente no termina de aferrarse a esta iniciativa. De ahí que nunca está de más, en el intento por generar conciencia, volver a subrayar los beneficios que la práctica conlleva.
Consultada por EL DIARIO, la ingeniera local Marina Crescimbeni destaca cuatro puntos a la hora de hablar de la importancia del reciclaje. Algunos son coincidentes con un fenómeno global, mientras que otros guardan nexo con particularidades propias de nuestra ciudad. Y todos están relacionados con el compromiso elemental que deben desempeñar los vecinos: la separación de la basura en desechos secos y húmedos.
“La idea de difundir esto es que la gente de Villa María empiece a tomar conciencia y a desglosar la basura, lo que nosotros llamamos “separación en origen. Esa es la base del éxito del proceso y, lamentablemente, muchos no la realizan”, comenta la especialista en temas ambientales.
Disminuir la contaminación
Evitar o disminuir la contaminación es el argumento cardinal cuando de recalcar las bondades del reciclaje se trata: “Es lo más importante del asunto. Al ayudar al reciclaje, cuidamos nuestro ambiente manteniéndolo limpio y seguro. Así se evita la contaminación del agua, del suelo, del aire. Todo esto lleva, naturalmente, a una mayor calidad de vida o, para ser más enfáticos, a la subsistencia de la vida misma”, asegura Crescimbeni.
Cuidar los recursos naturales
Otro pilar argumental de la reutilización de los desechos es el cuidado de los recursos naturales, fundamentalmente de los que provienen de una fuente no renovable. Por ejemplo, las botellas de plástico se hacen con petróleo, los papeles con madera que se obtiene de los árboles, las chapas y artefactos de metal con materias primas que se extraen de la corteza de la tierra. “Reciclando este tipo de elementos estamos preservando los recursos naturales, extendiendo la vida útil del planeta”, apunta la también coordinadora de Políticas Ambientales de la Municipalidad de Villa María.
Reducir los gastos del estado local
El reciclaje le ahorra al estado enormes cantidades de erogaciones, también a nivel local. “El costo del enterramiento de la basura, que incluye un sistema de impermeabilización, entre otras tecnologías, es altísimo. Si separamos los residuos, reducimos el volumen que va a la cava, aumentándole la vida útil a la misma y, en concreto, al campo donde está instalada”, explica Crescimbeni.
Al respecto, cabe señalar que a los terrenos donde funciona el vertedero municipal desde el año 1982 (kilómetro 3 de la ruta provincial 2, camino a Ana Zumarán) les queda muy poco espacio aprovechable a tales fines.
Generar ingresos para 26 familias
Separando la basura en desechos secos y húmedos se ayuda al trabajo de los 26 integrantes de la Cooperativa 7 de Febrero, entidad encargada del reciclaje en Villa María.
“Así se ayuda a los trabajadores de la cooperativa. Son 26 personas las que se encargan de compactar los elementos secos, a los que después venden para generar sus propios ingresos. Si el material no les llega debidamente separado, ellos pierden por partida triple: primero, porque a los elementos sucios los venden a menor precio; segundo, porque tienen que revolver la basura buscando el plástico, el papel, el vidrio y el metal y eso no es una actividad agradable ni higiénica; y tercero, porque así pierden tiempo valioso que pueden utilizar produciendo más beneficios económicos para sus familias”, concluye Crescimbeni.