“Mi partida de nacimiento dice que  nací el 28 de enero de 1975 en la ciudad de Córdoba, en la calle México 164, barrio General Paz, y que el parto fue atendido por la partera Mafalda Espina de Journade. 

Cuando tenía 37 años, confirmé lo que siempre había sentido a nivel muy profundo: no soy hija biológica de mis padres de crianza, a pesar de que así lo afirma mi partida. Este saber provocó una sensación de libertad muy grande. “La verdad nos hace libres”, eso lo sentí con el alma y es más que una frase hecha. 

Quienes no hemos sido adoptados legalmente no tenemos datos certeros sobre esa parte de nuestra historia que nos pertenece y que hace que seamos quienes somos, tanto como el resto de nuestra historia. 

Desde muy pequeña, a los 6 años, comencé a preguntarme sobre qué sintió mi mamá cuando me esperaba en su panza, si me había dado la teta, cómo había sido la historia antes que naciera. Esa pregunta no termina nunca para quienes sabemos interiormente que venimos de dos deseos: el deseo de nuestros ancestros biológicos y el deseo de quienes nos acogieron como hijos/as. 

Mis queridos padres de crianza ya fallecieron y es una pena que no estén aquí para reconocer a esta Carolina que puede amarlos y estar abierta a una verdad y a otro amor como el de ellos, un amor maternal o familiar que tal vez me está esperando para reconstruirlo. Sé también, que es posible que mi familia biológica pueda no estar abierta a lo mismo que yo, pero eso no me desanima, lo importante para mí es conocer la verdad de lo que pasó, porque ¿cómo puedo elaborar algo, si no lo conozco primero?

Nadie tiene que esconder una verdad, por dolorosa que sea, para protegerme; yo podré ponerme triste, pero no van a romperme. Tengo la fuerza de quienes amo, de quienes me aman y de quienes me han amado. Pero no puedo negarlo, en alguna parte de mi corazón, aún estoy esperando ese abrazo profundo con mi mamá, un encuentro entrañable que me permita decirle “acá estoy mamá, ésta Soy Yo y te estaba esperando”

Pequeñas cosas: soy zurda, tengo una mancha en forma de óvalo en la cintura del lado derecho, el tipo de sangre que tengo es 0 - (negativo), soy muy pequeña y, lo más importante, no tengo ningún rechazo a ninguna cosa que nos haga diferentes. 

Si alguien se reconoce en esta historia, sabrá que hoy cumplo 40 años y entonces quiero agregar que, desde que comencé este camino, ya no estoy sola buscando, sino que somos muchos abrazados en la fogata de amor que hemos construido con el grupo Herman@s y Madres del Alma. ¿Cómo lo hicimos? Lo hicimos con coraje, con esperanza y con fraternidad. Tres palabras que suenan a adorno, pero que nosotr@s deseamos y necesitamos hacer verdaderas todos los días. Lo hicimos y hacemos, con el apoyo incondicional de todos los que nos quieren y apoyan, incluidos los medios de comunicación como nuestro Diario de Villa María. A todos ellos, les estamos infinitamente agradecidos. 

Y si alguien simplemente lee esta historia y quiere sumarse a esta fogata, no tiene más que guardar los recortes de EL DIARIO de “herman@s y madres”, por si acaso algún día...

A mi familia de origen, donde sea que esté, la abrazo desde el alma, con los brazos míos, con los de mi esposo y con los de mis dos hijos.